Así estaba el país el 22 de septiembre de 1986

Desde la victoria liberal de Virgilio Barco en las elecciones de mayo de 1986, uno de los propósitos de la colectividad de gobierno fue lograr unidad con el Nuevo Liberalismo comandado por Luis Carlos Galán. La división entre las dos vertientes políticas había precipitado su derrota en 1982 frente a Belisario Betancur. Con la reconquista del poder, el objetivo era que Galán regresara a su partido de origen. Sin embargo, después del primer mes de gobierno, ese propósito parecía muy lejano. (Le puede interesar: Las primeras declaraciones del procurador Carlos Mauro Hoyos)

 

La última semana de septiembre, Luis Carlos Galán se despachó contra el gobierno Barco e incluso calificó como una “rapiña” lo que estaba sucediendo con el reparto de las posiciones de poder. Así como el conservatismo le reclamaba a Barco su postura de gobierno liberal, Galán hacía lo propio, anunciando de paso que el Nuevo Liberalismo tendría candidatos propios en la primera elección popular de alcaldes prevista para 1988, y que por ahora no habría unidad entre el Nuevo Liberalismo y el Partido Liberal. (Le puede interesar: Los crímenes políticos de 1986)

 

En medio de la reyerta política se conoció que el Consejo Nacional de Seguridad, encabezado por el Ministerio de Defensa, adoptó medidas especiales para frenar la ola de violencia política, incluyendo aumento de pie de fuerza y medidas distintas al Estado de Sitio. La controversia corrió por cuenta del director de la Policía, general Guillermo Medina Sánchez, quien propuso planes de autodefensa para hacerle frente a la subversión. De inmediato se recordó que el paramilitarismo era igual de lesivo. (Lea: La propuesta que le hizo Estados Unidos a Colombia el 19 de septiembre de 1986)

 

 

 

Desde la victoria liberal de Virgilio Barco en las elecciones de mayo de 1986, uno de los propósitos de la colectividad de gobierno fue lograr unidad con el Nuevo Liberalismo comandado por Luis Carlos Galán. La división entre las dos vertientes políticas había precipitado su derrota en 1982 frente a Belisario Betancur. Con la reconquista del poder, el objetivo era que Galán regresara a su partido de origen. Sin embargo, después del primer mes de gobierno, ese propósito parecía muy lejano. (Le puede interesar: Las primeras declaraciones del procurador Carlos Mauro Hoyos)

 

La última semana de septiembre, Luis Carlos Galán se despachó contra el gobierno Barco e incluso calificó como una “rapiña” lo que estaba sucediendo con el reparto de las posiciones de poder. Así como el conservatismo le reclamaba a Barco su postura de gobierno liberal, Galán hacía lo propio, anunciando de paso que el Nuevo Liberalismo tendría candidatos propios en la primera elección popular de alcaldes prevista para 1988, y que por ahora no habría unidad entre el Nuevo Liberalismo y el Partido Liberal. (Le puede interesar: Los crímenes políticos de 1986)

 

En medio de la reyerta política se conoció que el Consejo Nacional de Seguridad, encabezado por el Ministerio de Defensa, adoptó medidas especiales para frenar la ola de violencia política, incluyendo aumento de pie de fuerza y medidas distintas al Estado de Sitio. La controversia corrió por cuenta del director de la Policía, general Guillermo Medina Sánchez, quien propuso planes de autodefensa para hacerle frente a la subversión. De inmediato se recordó que el paramilitarismo era igual de lesivo. (Lea: La propuesta que le hizo Estados Unidos a Colombia el 19 de septiembre de 1986)