Un hombre de 37 años y su hijo de 12 años cayeron este lunes por la cascada de las Ventanas de Tisquizoque en el municipio de Florián, Santander. Según las primeras informaciones las autoridades encontraron el cuerpo del menor, pero aún no logran dar con el paradero del padre.
También puede leer: Santander no tendrá pico y cédula entre semana: así funcionará
Las Ventanas de Tisquizoque son el principal atractivo turístico del municipio de Florián. Se trata de una cueva de la cual sale una gran cascada, proveniente de la quebrada La Venta, que divide su tramo en tres caídas. Según informó la comunidad, las dos personas fallecidas vivían en Bogotá y habían ido de visita a esta zona de Santander junto con su familia.
El coronel Iván Santamaría, comandante de la Policía de Santander, aseguró que al parecer el niño de 12 años se había acercado mucho al agua y había resbalado. El padre, en su intento por rescatar al hijo, también cayó al agua y fueron arrastrados por la corriente hacia la caída de aproximadamente 58 metros de altura.
Una vez recibida la información por parte de unos turistas que estaban en la zona, las autoridades desplegaron todo el operativo para llegar a la zona. Defensa Civil y el CTI hicieron presencia para poder realizar la búsqueda de los cuerpos y su posterior levantamiento.
El cuerpo del menor, identificado como Javier Alexander Rincón Céspedes, fue encontrado después de la primera caída, según aseguró el coronel Santamaría. Por su parte, el padre, Javier Ancisar Rincón Martínez, no ha sido encontrado y hoy continuará la búsqueda del mismo. Las autoridades pidieron a la comunidad tener cuidado al acercarse a estas cascadas.
Le puede interesar: “Nos preocupa el impacto de la violencia en los jóvenes de Buenaventura”: Codhes
Este tipo de accidente no es la primera vez que sucede en este lugar. En el año 2016, Miguel Ángel Leguizamón y Ricardo Augusto Sánchez también cayeron por la cascada, perdiendo la vida de manera inmediata. “Uno no se debe acercar a la parte donde ya empieza el hueco grande, esa zona hay que admirarla de lejos porque incluso hasta la brisa le puede jugar una mala jugada a uno y hacerlo resbalar”, le dijo Angie González, guía de la zona, a La Vanguardia.