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En los habitantes de varias veredas del corregimiento Filo Gringo del municipio de El Tarra zona del Catatumbo en Norte de Santander hay descontento general por lo que consideran incumplimiento de la gobernación del departamento en lo que tiene que ver con los acuerdos firmados para levantar el paro campesino del 2013 sobre todo en materia de vías.
Entre los puntos a desarrollar estaba la intervención de 353 kilómetros de carreteras terciarias. Para esto se asignó un combo de maquinaria que efectivamente empezó trabajos en la vereda Buenos Aires pero, el 28 de agosto de 2016, se les anunció a los campesinos la suspensión de los trabajos por falta de presupuesto para continuar.
Luego de casi un año de estar paralizada la maquinaria, el 16 de junio de 2017, tras un acuerdo entre los líderes comunales y la gobernación, se logró la salida de los equipos -tres volquetas, una pajarita, una motoniveladora, un buldócer y una aplanadora- con el fin de ser sometidos a mantenimiento.
En ese momento el gobernador William Villamizar Laguado les aseguró que el 3 de julio la maquinaria regresaría a la zona para retomar actividades de adecuación de las carreteras asignando 200 millones para continuar el mejoramiento y finalizar con recursos de regalías los 353.5 kilómetros prometidos. “Este acuerdo fue incumplido ya que la maquinaria nunca regresó” asegura Wilmer Téllez quien venía coordinando el tema en la comunidad. Explica además que durante el paro realizado a finales de octubre del 2017 se insistió en el retorno de la maquinaria para que terminara con el compromiso de arreglar los kilómetros pactados años atrás. En esta oportunidad se dio como nueva fecha para que la maquinaria se desplazara a la zona el 30 de noviembre, acuerdo que también se incumplió y actualmente, a punto de finalizar enero de 2018 no ha habido ninguna respuesta de parte del gobierno departamental sobre reactivación de los trabajos.
El día que la maquinaria fue retirada de la vereda Buenos Aires, los presidentes de Junta de Acción Comunal de la zona dos de Filo Gringo quedaron con copia del acta elaborada a mano y a la espera de su ejecución. Téllez califica los supuestos incumplimientos como “una irresponsabilidad y burla a las comunidades por parte de la gobernación y su oficina de Gestión del Riego que es la que coordina el tema de la maquinaria pues no se ha hecho efectiva la palabra empeñada por parte de Villamizar Laguado”. Basados en los primeros acuerdos firmados por la gobernación y la Asociación Campesina del Catatumbo –Ascamcat- esta organizó una agenda para intervenir de a dos vías por municipio. No obstante Anelfi Balaguera Carrillo coordinador del Consejo Departamental de Gestión del Riesgo de Desastres les hizo saber a las directivas de Ascamcat, que la maquinaria sí va a regresar pero bajo la supervisión de una particular.
Manos a la obra
El Espectador llegó hasta el corregimiento Filo Gringo para recorrer parte de las vías de la región y hablar con las comunidades. La situación es de contrastes. En unos puntos críticos de la carretera se tiene que transitar a punta de maniobras para superarlos. Eliecer Vivas presidente de Asojuntas de la zona dos de El Tarra explica que las carreteras quedaron en malas condiciones luego de una ola invernal que las azotó. “No se pueden pasar ni en moto y nos va tocar buscar las mulitas como en tiempos de antes, los campesino no tenemos por donde entrar el mercado”.
Vivas también insistió en el llamado a la gobernación de Norte de Santander para que haga presencia con el combo de maquinaria. En otros tramos la carretera se ve en mejores condiciones. Esto, porque la gente ha tenido que dejar su trabajo en las fincas para salir a arreglar las vías a pico y pala. Además, decidieron contratar un buldócer pagado con recursos obtenidos de un peaje informal que decidieron instalar. A un costado de la carretera se levanta una caseta en tabla desde donde una mujer sostiene un lazo del que cuelgan algunos trapos rojos que alertan a los conductores para que paren. Por día, a las motos les cobran dos mil pesos y a los carros cinco mil o más dependiendo del tamaño del vehículo. Todos los fondos son invertidos en arreglos en los pasos más deteriorados. De este peaje nadie tiene escapatoria y así todos hacen su aporte para tener con qué contratar la maquinaria y tener una carretera algo digna.
La dilatada espera ha afectado incluso a un gremio de mototaxistas rurales conformado por diez conductores de moto quienes a diario sortean los obstáculos que se encuentran en la carretera. José De la Rosa Díaz presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Aires del Catatumbo dice que los esfuerzos se hacen para que sus productos logren llegar a vías principales y no irse a perdida como les ha tocado muchas veces. “Para salir a la carretera buena nos ha tocado al hombro y en mula pues a los campesinos nos toca luchar por nuestro propia subsistencia”.
Wilmer Téllez, como representante de los campesinos y el alcalde de San Calixto Yadil Sanguino Manzano se desplazaron el pasado jueves a la ciudad de Cúcuta donde se tenía programada una reunión con el gobernador William Villamizar Laguado para hablar del asunto vial pero una vez allí, se les informó que el mandatario se encontraba viajando teniendo que regresar sin una respuesta para sus comunidades.