Cazadores colombianos amenazan a las águilas cuaresmeras

Las aves viajan desde el sur de América todos los años para retornar al norte. Sin embargo, durante una pausa del recorrido en Ibagué personas les disparan con balas de perdigones.

- Redacción Nacional con información de EFE
17 de abril de 2019 - 03:42 p. m.
La caza indiscriminada con escopetas y el uso de agroquímicos son las formas más comunes de matar a las águilas cuaresmeras. / Efe
La caza indiscriminada con escopetas y el uso de agroquímicos son las formas más comunes de matar a las águilas cuaresmeras. / Efe

Las águilas cuaresmeras comienzan a mitad de abril, durante la semana santa, su viaje de regreso a Norteamérica desde el Cañón del Combeima en Ibagué, Tolima. Las aves llegan a este punto de la Cordillera Central colombiana desde el sur del continente americano para descansar. 

La travesía de estos gavilanes (Buteo platypterus y Buteo swainson), oriundos de Canadá y Estados Unidos, abarca 13 países en un recorrido de entre 10.000 y 12.000 kilómetros.

En Argentina, en donde las conocen como águilas corbateras, es común verlas surcar el cielo de Mendoza, Salta y Neuquén para comenzar su regreso. Cuando se acerca el invierno en el sur, las cuaresmeras despliegan sus alas, que miden hasta un metro, y llegan a Colombia entre marzo y abril.

A diario, el recorrido por las montañas del país es de unos 200 kilómetros y varía de los 375 a los 2.500 metros sobre el nivel del mar. Al Cañón del Combeima, considerada una zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Los Nevados en el  departamento del Tolima, arriban en la época de la Cuaresma, de donde viene el nombre con el que fueron bautizadas localmente.

En esa parte del país, también cuna del oso de anteojos, el lorito orejiamarillo y la danta de montaña, una de las cuatro especies de tapir existentes en América, descansan las águilas tras pasar por los municipios de Planadas, Rioblanco, Chaparral y San Antonio.

"En lo que se denomina 'Ruta Migratoria Otoñal' estas aves van a Bolivia, Chile, Brasil y Argentina, en donde encuentran mejores condiciones climatológicas y alimento", dijo el director ejecutivo de la Fundación Río Cocora, Pedro Álvaro Bahamón.

De septiembre a octubre se les ve en Cundinamarca, Boyacá y algunos lugares del centro del país. Luego las aves siguen su camino hacia el sur planeando para consumir menos energía. Posteriormente, estas aves rapaces, que se alimentan principalmente de insectos, serpientes, lagartos, sapos y roedores, empiezan el regreso a Norteamérica.

El espectáculo que ofrecen en el Cañón del Combeima es admirado por lugareños y turistas que viajan desde Alemania, Francia y Holanda para ver la riqueza de fauna de la zona. Sin embargo, las águilas cuaresmeras enfrentan una gran amenaza: los cazadores.

"Hemos tenido reportes de que las cazan para comerlas y que, incluso, ahora hay competencias para saber qué cazador logró matar más", denunció Bahamón.

Estos "depredadores" humanos las cazan en la noche,  con linterna en mano, cuando descansan de su largo viaje en las copas de los árboles. Por este motivo, dijo Bahamón, también director de la Estación Biológica Águila Cuaresmera, "ya no se pueden arrimar a los sitios a donde llegaban porque la gente ha destruido los bosques, les disparan o aplican agroquímicos que también las matan".

Es tal la problemática que la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima) ha manifestado que "la forma de asesinarlas consiste en alumbrar las pupilas para identificarlas y luego dispararle al grupo", con escopetas de perdigones. Las que están en el radio de acción del disparo "mueren inmediatamente y las demás quedan heridas entre los cultivos", explicó Cortolima a través de un comunicado, en el que señaló que las águilas por lo general sufren fracturas en alas y patas o la perforación de sus intestinos.

No es de extrañar entonces que el número de animales esté descendiendo dramáticamente hasta el punto de que la estimación que tienen las autoridades ambientales de la región es que este año en el mejor de los días llegaron unas 150.000. En contraste con el millón de aves que arribó a Ibagué en 2005.

Para concienciar a la comunidad sobre la importancia de estos "visitantes extranjeros" como controladores biológicos, la Fundación Río Cocora, la Policía Ambiental y Cortolima, entre otras entidades, llevaron a cabo recientemente la "Fiesta de las Aves".

Como parte de esta iniciativa 700 niños de las instituciones educativas del Cañón del Combeima fueron sensibilizados sobre los motivos por los cuales se debe permitir en Colombia que las águilas cuaresmeras sigan el viaje de vuelta a casa. 

Por - Redacción Nacional con información de EFE

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