Colombia ayudará a cazar rayos cósmicos
El Observatorio Pierre Auger, construido en Argentina, cubre una extensión de mas de 3000 km² y es operado por una colaboración de casi 500 investigadores. Entre ellos, un grupo de colombianos.
Luis Alberto Núñez*
El 14 de noviembre, en lo profundo de la pampa argentina, se lanzó una nueva etapa en la operación del observatorio de rayos cósmicos más grande del mundo: el Pierre Auger en Malargüe Argentina. Colombia estará presente gracias a un grupo de investigadores de la U. Industrial de Santander.
Este singular observatorio está orientado al estudio de los rayos cósmicos ultraenergéticos, partículas elementales con las mayores energías detectadas en el Universo.
La construcción del observatorio fue propuesta a principios de los 90 por Alan Watson y James Cronin (Premio Nobel de Física, 1980), con el fin de dar respuesta a los enigmas sobre el origen y la naturaleza de estos fenómenos ultraenergéticos. Cubre una extensión de 3.000 kilómetros cuadrados y es operado por una colaboración de casi 500 investigadores provenientes de 82 instituciones académicas, de 16 países.
La inversión para instalación del equipamiento inicial (1.660 detectores de superficie y 24 telescopios de fluorescencia) superó los US$53 millones y su operación anual ronda los US$1,6 millones.
Los posibles orígenes de este tipo de radiación se encuentran asociados a fenómenos extremos en el universo: núcleos activos de galaxias, explosiones de supernovas y fusiones de agujeros negros o estrellas de neutrones. Las interacciones de los rayos cósmicos con la atmósfera generan importantes situaciones que pueden afectar la vida en la Tierra y su comprensión se hace necesaria para prevenirlas y controlarlas.
Desde las comunicaciones satelitales, la salud de los astronautas y tripulaciones de vuelos comerciales, hasta la corrosión en gasoductos pueden verse afectadas por las variaciones de campo geomagnético producto de su interacción con la evolución de nuestra estrella mas cercana: el Sol.
Colombia en el Auger
La vinculación a un gran instrumento genera importantes impactos y significativas transformaciones –a corto y mediano plazo– en la organización, productividad e importancia internacional de nuestra actividad de investigación.
Vincularnos a un gran instrumento en operación –como lo es el Observatorio Pierre Auger– significa incorporarnos de inmediato a la generación de nuevos conocimientos y participar en trascendentales descubrimientos.
Como esos equipos son únicos y construidos a la medida de los objetivos científicos que quieren ser alcanzados, sus descubrimientos o corroboraciones son, naturalmente, de gran impacto. La mitad de los diez últimos premios nobel en Física (2006, 2008, 2011, 2013 y 2015) han sido adjudicados a teorías comprobadas en grandes instrumentos o a descubrimientos que emergieron a partir de sus mediciones.
Por ello, la participación de Colombia en el Observatorio Pierre Auger, a través de un número significativo de instituciones, augura importantes contribuciones de la comunidad científica nacional.
La astronomía impulsa, de manera natural, importantes colaboraciones que hoy en día se traducen en redes internacionales para la transferencia y creación de conocimientos.
En el caso de Colombia ya nos hemos beneficiado indirectamente de Auger y ahora creemos que debemos participar como país. Un grupo de entusiasta investigadores de Auger inició LAGO –donde Colombia participa desde el 2010– y las capacidades generadas por esta colaboración originaron MuTe (por Muon Telescope), un proyecto que busca estudiar volcanes colombianos activos.
MuTe está financiado por Colciencias con la participación de la U. Industrial de Santander, la U. de Nariño, la U. del Tolima, el Servicio Geológico Colombiano y el Centro Atómico Bariloche, Argentina. Sin duda, las redes generan redes e impulsan un entramado de colaboraciones científicas, que trasvasan conocimientos y experiencias para generar innovación.
*Astrofísico. U. Industrial de Santander
El 14 de noviembre, en lo profundo de la pampa argentina, se lanzó una nueva etapa en la operación del observatorio de rayos cósmicos más grande del mundo: el Pierre Auger en Malargüe Argentina. Colombia estará presente gracias a un grupo de investigadores de la U. Industrial de Santander.
Este singular observatorio está orientado al estudio de los rayos cósmicos ultraenergéticos, partículas elementales con las mayores energías detectadas en el Universo.
La construcción del observatorio fue propuesta a principios de los 90 por Alan Watson y James Cronin (Premio Nobel de Física, 1980), con el fin de dar respuesta a los enigmas sobre el origen y la naturaleza de estos fenómenos ultraenergéticos. Cubre una extensión de 3.000 kilómetros cuadrados y es operado por una colaboración de casi 500 investigadores provenientes de 82 instituciones académicas, de 16 países.
La inversión para instalación del equipamiento inicial (1.660 detectores de superficie y 24 telescopios de fluorescencia) superó los US$53 millones y su operación anual ronda los US$1,6 millones.
Los posibles orígenes de este tipo de radiación se encuentran asociados a fenómenos extremos en el universo: núcleos activos de galaxias, explosiones de supernovas y fusiones de agujeros negros o estrellas de neutrones. Las interacciones de los rayos cósmicos con la atmósfera generan importantes situaciones que pueden afectar la vida en la Tierra y su comprensión se hace necesaria para prevenirlas y controlarlas.
Desde las comunicaciones satelitales, la salud de los astronautas y tripulaciones de vuelos comerciales, hasta la corrosión en gasoductos pueden verse afectadas por las variaciones de campo geomagnético producto de su interacción con la evolución de nuestra estrella mas cercana: el Sol.
Colombia en el Auger
La vinculación a un gran instrumento genera importantes impactos y significativas transformaciones –a corto y mediano plazo– en la organización, productividad e importancia internacional de nuestra actividad de investigación.
Vincularnos a un gran instrumento en operación –como lo es el Observatorio Pierre Auger– significa incorporarnos de inmediato a la generación de nuevos conocimientos y participar en trascendentales descubrimientos.
Como esos equipos son únicos y construidos a la medida de los objetivos científicos que quieren ser alcanzados, sus descubrimientos o corroboraciones son, naturalmente, de gran impacto. La mitad de los diez últimos premios nobel en Física (2006, 2008, 2011, 2013 y 2015) han sido adjudicados a teorías comprobadas en grandes instrumentos o a descubrimientos que emergieron a partir de sus mediciones.
Por ello, la participación de Colombia en el Observatorio Pierre Auger, a través de un número significativo de instituciones, augura importantes contribuciones de la comunidad científica nacional.
La astronomía impulsa, de manera natural, importantes colaboraciones que hoy en día se traducen en redes internacionales para la transferencia y creación de conocimientos.
En el caso de Colombia ya nos hemos beneficiado indirectamente de Auger y ahora creemos que debemos participar como país. Un grupo de entusiasta investigadores de Auger inició LAGO –donde Colombia participa desde el 2010– y las capacidades generadas por esta colaboración originaron MuTe (por Muon Telescope), un proyecto que busca estudiar volcanes colombianos activos.
MuTe está financiado por Colciencias con la participación de la U. Industrial de Santander, la U. de Nariño, la U. del Tolima, el Servicio Geológico Colombiano y el Centro Atómico Bariloche, Argentina. Sin duda, las redes generan redes e impulsan un entramado de colaboraciones científicas, que trasvasan conocimientos y experiencias para generar innovación.
*Astrofísico. U. Industrial de Santander