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"Con los secuestrados siempre se juega"

Ante la polémica que hay entre el Gobierno y la senadora Piedad Córdoba por el supuesto “show” de esta última en la entrega de seis plagiados, la familia del ahora brigadier general Luis Mendieta, el militar de más alto rango en poder de las Farc, dice que sí hay intereses políticos, pero que de no ser así sus seres queridos estarían condenados al olvido.

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Alfonso Rico Torres
10 de enero de 2009 - 11:00 p. m.
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“Vivimos un momento de terror al escuchar las explosiones y al ver a un grupo numeroso que sobrepasaba al equipo de policías que estábamos defendiendo la estación. Fue un horror ver a nuestros compañeros muertos, mutilados, incinerados, y a los que se encontraban heridos y no podían moverse por sus propios medios, masacrados con tiros de gracia”. Estas fueron algunas de las palabras con las que John Frank Pinchao, quien se les fugó a las Farc, relató el año pasado, tras su paso por la Feria del libro de Chile, la toma de Mitú, aquella incursión guerrillera a la capital del departamento de Vaupés, el primero de noviembre de 1998.

Ese día cerca de 1.500 guerrilleros, armados hasta los dientes, atacaron a la población. Eran las 4:30 de la mañana cuando la ofensiva arrancó y cerca de 120 hombres de la Policía Nacional, pues para la fecha allí no tenía presencia el Ejército, se defendieron como pudieron durante espacio de dos días. El apoyo nunca llegó porque la única vía de acceso era aérea y la guerrilla se encargó de incendiar la pista. Aparte de ello, un bombardeo aéreo habría puesto en riesgo a civiles inocentes.

En esa oportunidad 37 uniformados perdieron la vida y hoy, cuando el país está a la espera de saber quiénes serán los cuatros integrantes de la Fuerza Pública que recobrarán la libertad junto al ex diputado del Valle Sigifredo López y el ex gobernador del Meta Alan Jara, tres policías que vivieron aquella toma aguardan por su libertad: El coronel Luis Herlindo Mendieta Ovalle, el mayor Enrique Murillo y el sargento César Augusto Lasso (todos ascendidos el jueves anterior al grado inmediatamente superior al que ostentaban al momento del plagio). El intendente Luis Hernando Peña Bonilla y el capitán Julián Ernesto Guevara Castro murieron en cautiverio, mientras que 55 uniformados más fueron liberados por el grupo insurgente en 2001.

“No hay que perder la esperanza”, señala Jenny Estefani Mendieta Paredes, la hija del oficial que a sus 22 años de edad ya es veterinaria y hace sus primeros pinos en periodismo empírico en el programa radial Las Voces del secuestro. Sonriente, tranquila y carismática, esta joven mujer da sus puntos de vista sobre las liberaciones que se avecinan, el ascenso en cautiverio de su padre y el supuesto show que está montando la senadora Piedad Córdoba. Luego, le da paso a su madre, María Teresa de Mendieta, quien cuenta en qué va el diario que escribe desde que su esposo perdió la libertad.

Luego de que la senadora Piedad Córdoba confirmara que seis personas serán liberadas ¿han charlado con ella?

No. No sabemos nada más allá de que aún se esperan las coordenadas para ir por ellos.

Se anunció la liberación de cuatro integrantes de la Fuerza Pública, ¿tiene la esperanza de que el brigadier general Luis Mendieta venga con ellos?

Claro. No hay que perder la esperanza. A pesar de que él es un oficial, no considero que ellos estén viendo su rango. Pienso que están concentrados en las liberaciones para luego hacer un proceso de intercambio humanitario. Creo que estas liberaciones serían un preámbulo para eso. Con el comunicado de las Farc se pueden dar varias hipótesis porque son tres policías y un militar. Mi Papá cumple las condiciones, pero también podrían liberar a los más enfermos.

¿Pero el hecho de que el coronel Mendieta   ascendiera a brigadier general no hace más difícil su liberación?

Eso no repercute en el secuestro de mi Papa porque igual ¿de qué ha servido tener tantos años a un coronel? Ahora que tienen a un general es absurdo pensar en que algo cambiará.

Sin embargo, cuando Íngrid Betancourt estaba secuestrada, el comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León, dijo que Yolanda Pulecio, la mamá, se había encargado de hacerle tanto eco a ese plagio, que su liberación sería más difícil

Pero es que debemos tener en cuenta que ella era una civil, aquí estamos hablando de un policía. ¿Por qué cree que liberaron a los civiles unilateralmente? Es la primera vez que van a liberar a cuatro integrantes de la Fuerza Pública.

¿Entonces por qué las Farc están haciendo esto y una vez liberen a Alan Jara y Sigifredo López se van a quedar sin civiles de los denominados “canjeables”?

Porque no les sirvieron de nada. Hace diez años secuestraron a militares y luego optaron por los civiles para presionar por un intercambio humanitario. No les sirvieron y les toca liberarlos. Para mi ellos buscan con esto quitarse ese rótulo de terroristas. Obviamente, es muy difícil que lo logren, pero ellos lo reafirman en el comunicado, dicen que no quieren seguir secuestrando. Aún así es claro que para ellos esto también tiene fines lucrativos.

¿Pero cómo interpretar el hecho de que las Farc, llámense civiles o militares, estén perdiendo gente de los llamados “canjeables”?

Por eso no liberan a los militares como lo hacen con los civiles. Con ellos pueden hacer el intercambio humanitario.

El primero de noviembre pasado el entonces coronel Mendieta cumplió 10 años secuestrado. Aparte de las pruebas de supervivencia que ustedes dieron a conocer el 15 de enero del año pasado, ¿han llegado más noticias de él?

No.

¿Y los uniformados liberados en la Operación Jaque el 2 de julio del año pasado no llegaron con noticias?

Sí, pero lo habían visto hace seis años, de manera que eran más recientes las cartas que llegaron con Consuelo González de Perdomo cuando fue liberada (el 10 de enero de 2008). Las cartas que dimos a conocer mi Papá las escribió el 20 de diciembre de 2007.

¿Qué opina de las acusaciones que hay, por parte del Gobierno, en contra la senadora liberal Piedad Córdoba, en el sentido de que ella está montando un “show” con estas liberaciones que se aproximan?

Ella es la única persona que ha hecho algo por nuestros familiares. El presidente Álvaro Uribe no había hecho nada, hasta que se dio la Operación Jaque. Pero si no se hubiera dado la liberación de varias personas, como por ejemplo la de Luis Eladio Pérez, o la fuga de John Frank Pinchao, todo seguiría igual. De manera que a pesar de todo lo que


digan, ella ha sido la única que nos ha apoyado y con sus contactos trabaja para que ellos sean liberados, para que al menos tengamos pruebas de supervivencia, para que se toque el tema y no los olviden, como siempre se había hecho.

¿Entonces a qué obedece el malestar del Gobierno si más personas recobrarán la libertad?

Me siento corchada, mejor no opino (risas). No sé, tal vez porque ellos dicen que no negocian con terroristas y esto afecta a la Seguridad Democrática.

Bueno, pero independientemente de si es el Gobierno, o la senadora Piedad Córdoba, u otros sectores de oposición, ¿usted cree que siempre se busca sacar provecho político con la situación de los secuestrados?

Con nosotros siempre se juega, eso no hay que negarlo, a ellos hay que sumarle a los medios de comunicación. Y nosotros, queramos o no, nos prestamos para ese show porque entonces, ¿quién hablaría de ellos? Es un mal necesario porque nosotros, los familiares, no podemos hacer nada, estamos maniatados. Si el secuestro fuera extorsivo pagaríamos, pero como no es así nos toca seguir la bolita.

¿Sería partidaria de que ese apoyo para la  senadora Piedad Córdoba fuera el presidente de Venezuela Hugo Chávez?

Cualquier país nos ayudaría mucho, así no fuera Chávez.

¿Para que busquen acercamientos con la guerrilla?

No, para que ayuden con la liberación de los secuestrados, que es diferente.

Íngrid Betancourt recorrió varios países en busca de esos acercamientos pero, más allá de sus declaraciones, no se habló de resultados, ¿qué hay que hacer?

Obviamente ella no puede ir en busca de la guerrilla porque fue rescatada. Hace lo que puede. Sin embargo, un país sí podría tener contacto con la guerrilla en busca de la liberación de nuestros familiares, pero que no se trate de algo como lo que hizo Venezuela, es decir apoyar esas fuerzas revolucionarias.

¿Algún candidato?

No sé, tal vez Brasil sería un buen candidato.

¿Qué opinión le merece la Operación Jaque?

Creo que fue buenísimo para los que salieron, pero para los que quedaron allá pensaría que hay un poco más de presión por parte de la guerrilla. Más cautela, menos radio, cosas así.

¿Y la reacción de los cautivos?

No dudo que felicidad, aunque obviamente quedaría el sinsabor por no correr con esa suerte. Es como si ahorita no liberan a mi Papá, me queda el sinsabor, pero también la felicidad por la fortuna de las otras familias.

La familia de Libio José Martínez, el militar que más tiempo lleva plagiado, dice que las marchas se están dilatando ¿qué opina al respecto?

No tiene nada que ver. Yo hablaba con los policías rescatados y me decían que el 4 de febrero del año pasado, cuando se llevó a cabo la gran marcha contra el secuestro, ellos gritaban de felicidad en la selva y los guerrilleros no decían nada. Esto me lo dijo el teniente de la Policía Nacional, Javier Rodríguez (también secuestrado durante la toma de Mitú).

Durante el video de la Operación Jaque se vio como los militares, sin saber que les aguardaba la libertad, hablaban muy bien de su Ejército, ¿cómo cree que está la convicción del general Mendieta?

Mi Papá adora la institución, en la que lleva 34 años.

¿Las cartas que llegaron de su padre serán publicadas en su totalidad?

No creo. Las cartas que publicamos fueron de las más frías que mi Papá nos haya escrito. Pero tenemos tantas


cartas con tantas cosas que nosotros optaremos por la privacidad. Tenemos dos cajas llenas de cartas de mi Papá, con Consuelo González de Perdomo llegaron cinco, pero publicamos dos. Quedará a criterio de él cuando vuelva.

El diario de María Teresa de Mendieta

Pausada, con voz baja, y elevando una mirada al cielo para recordar, María Teresa de Mendieta se sienta en un sofá de la sala de su apartamento en Bogotá y, en una charla que se hace amena, se refiere a los escritos que a su esposo le ha hecho y a las cartas que de él ha recibido.

¿Cómo es ese diario que escribe a fin de tener enterado a su esposo de lo que les pasa mientras dura su ausencia?

Escribo cuando hay sucesos familiares especiales y cuando tengo que contarle cosas muy importantes. Por ejemplo, la enfermedad de sus padres o los cambios emocionales por los que pasan nuestros hijos (Jenny y José Luis). Inicialmente escribía todos los días, cada tres días, o una vez a la semana. Ahora lo hago cada vez que pasan cosas así como las que le menciono.

¿Desde cuándo empezó a escribir?

Desde el secuestro de Luis.

¿Y cuánto material tiene?

Tengo muchos cuadernos llenos.

¿Serán publicadas?

Cuando Luis regrese, él sabrá qué hacer con su correspondencia.

Dentro de lo publicable, ¿qué anécdota o fragmento de sus escritos puede compartir?

Algo que me pareció muy bonito y me demostró que uno se equivoca. Desde el comienzo del secuestro de Luis y hasta hace poco yo sabía que él creía en Dios, que oraba, pero no que tuviera una dependencia hacia El Señor. En la vigilia anual previa al 24 de diciembre, que se hizo en la Plaza de Bolívar, estuvieron algunos liberados. Se acercaron a mí, empezamos a hablar de la convivencia de ellos allá y uno de ellos me dijo: Señora, mi coronel nos decía que creía que usted pensaba que él no tenía fe. Luego me informaron que su sustento ha sido la Biblia y que él se la prestaba frecuentemente a ellos. Me sorprendí.

¿Lo siente igual en los escritos que de él ha recibido?

Sí. No ha cambiado. Luis, aunque tiene sus altibajos, es como una línea permanente. Creo que Dios es quien le ha dado esa resistencia. Él me hace notar que la responsabilidad que tenía con sus hombres ya ha aminorado porque de a poco ellos han regresado a sus hogares. Su misión se ha cumplido.

¿Él siente que ya puede regresar?

En las cartas nos dice que nosotros como familia debemos ser conscientes de que él será uno de los últimos en ser liberados. Por encima de su tragedia personal siente el deber de cuidar a sus hombres y entiende el grado de responsabilidad que tiene.

Si él no regresa ahora que habrá seis liberados, ¿esperan que llegue alguna prueba de supervivencia?

Creo que este diálogo que surgió entre mucha gente que ha visto que en más de 10 años el conflicto armado en el país ha permanecido, que ve cómo se le ponen piedras, ha logrado crear un espacio para hablar de frente. Gracias a ello habrá un logro y será la liberación de seis secuestrados. Todo con un bajo perfil y así debe ser, por eso no sabemos nada más allá de lo que han dicho y no sabemos si llegarán  pruebas. Piedad Córdoba una vez nos dijo en una reunión que ella no quería un show. Su fin es traer de vuelta a las personas que están en cautiverio. Después que de regresen, el Gobierno mirará cómo se logran los espacios de diálogo para lograr la paz que el país quiere.

Pero no todo el mundo le cree a la senadora

Fíjese que ningún político que pueda trabajar en este tema se ha calzado los zapatos, ni ha corrido con el peso político y social que le ha tocado a ella. Tendrá sus errores, como cualquier persona, pero la labor de Piedad Córdoba no la ha hecho nadie. Por eso se gana mi respeto y admiración.

¿Y el malestar del Gobierno?

Es respetable el criterio que tenga el Gobierno porque tal vez no ve esa corresponsabilidad de las Farc en los diálogos, en unos procesos que no ha visto como serios, que se han dilatado mucho. Pero es que sobre la marcha es que se ven los resultados. De manera que el Gobierno ha fijado su posición, pero no ha puesto trabas y para nosotros eso es muy bueno.

arico@elespectador.com

Por Alfonso Rico Torres

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