La voz de una mujer, hablando en una lengua indígena, se escuchó en la tarde de este 16 de mayo en el cielo del municipio de Solano, en Caquetá. Era la reproducción, desde un helicóptero, de un mensaje de aliento de la abuela de los cuatro menores de edad que iban en la aeronave tipo Cessna 206 de matrícula HK 2803, reportada como desaparecida desde el pasado lunes 1 de mayo, a quienes las autoridades esperan encontrar con vida.
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Las esperanzas han crecido desde que el equipo de búsqueda terrestre encontró el biberón del bebé, un maracuyá de selva mordido y una especie de cambuche, en el que al parecer recientemente estuvieron tres personas, muy cerca donde se encontró la aeronave accidentada y los cuerpos de los tres adultos que iban dentro de ella.
El primer anuncio se conoció en la mañana de este mismo martes, que la Aerocivil confirmó el hallazgo de la avioneta, que desapareció cuando volaba entre Caquetá y Guaviare, y el cuerpo de uno de los pasajeros, que en primera medida se cree es el piloto. “En la zona están las fuerzas especiales esperando la llegada de Medicina Legal y las autoridades para hacer el levantamiento”, indicó Germán Camargo, director operativo de la Defensa Civil del Meta.
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Horas más tarde, el equipo de rescate confirmó que encontró otros dos cuerpos, que correspondían a dos adultos, por lo que desde ese momento la búsqueda se focalizó en encontrar a los cuatro niños de 13, 9 y 4 años, y uno de once meses, de quienes las autoridades creen han caminado intentando salir de la selva.
“Las condiciones son difíciles. Se trata de una selva virgen, muy tupida y ligada al rio Apaporis, por lo que hay partes que se convierte en fangosa y otras que, por los árboles de más de 30 metros, es difícil de andar por las grandes raíces. A eso se suma el clima, las tormentas, el calor y los animales de la selva. Es un terreno difícil”, aseguró Camargo.
Por eso, la búsqueda no solo la acompañan 25 miembros de la Defensa Civil y más uniformados del Ejército y la Armada, sino además tres comunidades indígenas de la Organización de Pueblos Indígenas de la Amazonía que han aportado su conocimiento del territorio en el rastreo, lo que para el director de la Aeronáutica Civil, Sergio París Mendoza, ha sido fundamental y lo será para encontrar a los niños con vida.
El hallazgo de la aeronave también dio más pistas sobre el siniestro. París aseguró que el día de la desaparición, el piloto reportó una falla del motor, “esa falla del motor en este tipo de aeronaves implica dos procedimientos: el del arborizaje, que permite sobrevivir”. Ante esto, el piloto indicó que optaría por la segunda opción y era buscar un río donde acuatizar, “sin embargo, por donde está la aeronave y el trayecto de la aeronave, se cree que él vio un espacio posible para hacer el arborizaje y decidió hacer un viraje, sino que con la altura de esos árboles la aeronave cayó al suelo”.
La avioneta de matrícula HK 2803 fue reportada como desaparecida mientras cubría la ruta Araracuara – San José del Guaviare con siete ocupantes y pertenece a la empresa Avianline Charter’s.
Entre los pasajeros estaba el piloto Hernando Murcia, el director de la fundación de profesionales indígenas Yetara, Herman Mendoza Hernández, y Magdalena Mucutui Valencia, cuyos cuerpos ya fueron encontrados.
A ellos se suman los hijos de Mucutui: Lesly Jacobo Bonbaire, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4 años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 11 meses.