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El arte que surge del plástico para cuestionarlo

El artista tolimense Carlos Villabón gira por varios países con una obra hecha de plástico, con la que cuestiona su uso. Todo comenzó con una creencia popular de su pueblo, El Espinal.

Alberto González Martínez

16 de mayo de 2025 - 07:46 a. m.
Carlos Villabón es pintor y escultor tolimense.
Foto: Archivo Particular
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Un halo de luz cae sobre unas bolsas llenas de agua. Entra por las goteras que han dejado los clavos desgastados en la teja de zinc y que el goteo de la lluvia ha ayudado a formar. Al contacto con las bolsas de agua, crea un resplandor en la cocina oscura y sucia. Las bolsas no están ahí por azar, sino por una idea mítica, típica de los pueblos, como en El Espinal, donde Carlos Villabón creció. A él le parecía algo natural, pero para sus abuelos tenía como función espantar moscas que se acercaban a la cocina. Para Villabón, con el tiempo, serían como unas lámparas Chandelier, que adornaban la cocina en el día.

Carlos camina por la avenida Caracas, en Bogotá, buscando bolsas. Palpa, selecciona texturas, escoge colores, como si se tratase de un sastre que escoge sus telas. También las recoge de la calle y las transforma en su estudio en figuras que, a simple vista, no parecen tener mucho sentido.

En su serie “Construcciones” ha creado figuras como las de Mickey Mouse y animales como conejos y osos, que para él son símbolos del inconsciente. Luego de que me ha explicado la posición en las que están ubicadas y las figuras que quiere representar, es cuando comienzo a entenderlas.

¿Con estas bolsas en su obra cree que el espectador reflexiona sobre sus hábitos de consumo?

No es como decirle “no consuma bolsas, no use plástico”, sino que es como un diálogo entre lo doméstico, lo cultural y lo ambiental. Decirte que mi obra está invitando a que no use la bolsa no lo está haciendo. Considero que el arte es un vehículo para ver la realidad de otra forma, transmitir la realidad de otra forma. No tiene que enviar el mensaje directo, sino que tiene que estar implícito para que podamos definirlo como arte. Aquí también se busca resignificar el simbolismo de mi arte.

¿Y cómo logras resignificarlo, que, supongo, no es tarea fácil?

El simple hecho de que haya una bolsa, ya se sabe que esa obra seguramente es de Carlos Villabón. Cuando comencé el proyecto, basado en creencias populares, me decían “¿qué coleccionista va a querer tener una bolsa en su casa?”. No sé realmente cómo he logrado darle un nuevo simbolismo, lo único que hago es crear alrededor de elementos cotidianos, como las bolsas, sin pensar en si voy a vender o no.

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En la película “Crímenes del Futuro”, la humanidad se ha adaptado tanto al plástico que ya incluso se puede comer. ¿Cómo ve el futuro en relación con la humanidad y el plástico?

Este año tengo dos exposiciones individuales: “Pesos livianos” y “Una segunda piel”, en donde se ve el plástico como la segunda piel del mundo. Cada día veo la relación del plástico y el humano más engranada y que va a empeorar. Imagínate un rostro hecho con plástico, pero con los labios más hinchados, también hechos con una bolsa. No pensé a llegar a esos temas controversiales, pero invitan a una reflexión a la gente de lo contaminados que estamos, aunque también quiero conservar lo estético de mi obra.

Asegura que no es un activista ambiental, ¿por qué le huye a tener un discurso más marcado?

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Es un tema de personalidad. Desde muy pequeño he estado alejado de cualquier tipo de campaña, en el colegio me mandaban de monitor y no quería serlo. Mi obra, obviamente, tiene esa connotación ambiental, pero yo dejo que la obra fluya, que hable. Por ejemplo, todos los medios, durante todas mis exposiciones donde hay bolsas, la palabra “ambiental” aparece. No me idealizo llevando una pancarta o un cartel en mi pecho diciendo “no más bolsas”.

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Organizaciones ambientales se han tomado museos en el mundo, ¿cree que ese sea un extremo de activismo?

No estoy de acuerdo. Cada pieza de estas en un museo ha tenido su momento, su valor, muchas piezas hacen parte de historia del arte. Hay que respetarlo, educar al pueblo, educar nuestras familias, partir del punto crítico y enseñar a reciclar, y otras mil cosas que agravan el cambio climático.

***

Villabón resume su arte así: “Mi obra no nació de una crisis ambiental, sino de una creencia popular”. Una obra que se ha ido armando a partir del simbolismo que el artista le ha dado y que le dan otras personas, cambiando su sentido original. No se lo pregunté, pero me quedó resonando si ha pensado en cambiar el nombre de su obra “Construcciones” a “Deconstrucciones”

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Por Alberto González Martínez

Vallenato formado en la Universidad de Antioquia. Escribe sobre música, cine y demás temas culturales.albertosartreagonzalez@elespectador.com

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