El doloroso mundo de Sara

Una de las medidas tomadas por las autoridades competentes fue retirarle la custodia de sus propios hijos, de 4, 11 y 15 años de edad, a Ángela Johana Guerra, madrina y cuidadora de Sara.

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Olga Lucía Garzón Roa.
26 de abril de 2017 - 03:19 a. m.
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El mismo día que bautizaron a Sara Ayolina Salazar Palacio, en la parroquia de Armero Guayabal, su madre Ruth Salazar decidió entregarla en adopción a sus padrinos. (Lea: Abusador de bebé en Villavicencio estaba sobrio)

José Humberto Rodríguez, el sacerdote que presidió la ceremonia, recuerda: “(Ruth) Me dijo que debido a la situación económica, ya que es una mujer muy humilde, que trabaja en casas y tiene otros hijos, no estaba en capacidad de sostenerla y que así le aseguraba la comida, el estudio y la protección. Esa era su intención… en ningún momento pensó que le iba a pasar esto”.

El proceso, según el sacerdote, se hizo ante la Comisaría de Familia, con la documentación y los requisitos legales debidos. El clérigo asegura que después Ruth dio en adopción a otro de sus hijos a una familia pudiente de Bogotá, pero que perdió el contacto con ellos.

Hoy las autoridades tienen en la mira a la comisaría de familia, pues según la secretaria de Salud del Tolima, Sandra Liliana Torres, se tenía conocimiento de que la menor fue atendida en el hospital regional de El Líbano, en 2016, donde ingresó la primera vez por anemia avanzada y desnutrición, y la segunda, por la picadura de un animal y morados alrededor de los ojos. “Todo esto era suficiente para poner en alerta y duda la custodia que tenían los padrinos y se hubiera evitado semejante desenlace”, asegura la funcionaria, al referirse a la violación, tortura y feminicidio del que la niña fue víctima el fin de semana en Armero Guayabal (Tolima).

El comandante de la Policía (e) del Tolima, coronel Marcelo Napoleón Russi Cárdenas, comentó que las autoridades adelantan las indagaciones y la recolección de pruebas que ayuden a dar con los responsables de los hechos que rodearon la muerte de la pequeña de tres años. Funcionarios de la Procuraduría, la Sijín y la Secretaría de Salud han realizado más de 20 actividades judiciales en la casa donde vivía la menor, en la vereda Las Palmeras. Es una casa solitaria, a cinco minutos del casco urbano, a la que se accede fácilmente.

“Estamos haciendo entrevistas a los vecinos, se han tomado pruebas de ADN para hacer cotejos y se está recolectando material probatorio, cumpliendo los protocolos legales para poder presentarlos con todas las garantías ante el juez”, afirmó el oficial, quien añadió que se espera el resultado de la necropsia por parte del Instituto de Medicina Legal.

Al recalcar que se trata de un caso muy doloroso, Russi aseguró que “esta niña venía sufriendo diversos maltratos desde tiempo atrás”. El director del Instituto de Medicina Legal se pronunció sobre el caso y dijo que están cerca de encontrar los perfiles genéticos en el cuerpo de la menor, quien murió el sábado en el hospital Federico Lleras Acosta, de Ibagué, tras presentar múltiples heridas en el pecho, trauma craneoencefálico severo, amputación del dedo anular izquierdo, levantamiento de la uña del dedo corazón de la mano derecha, fractura en el brazo izquierdo y cicatrices en las dos piernas producto de agresiones causadas al parecer con arma blanca, así como serios indicios de haber sido violada a nivel vaginal y anal.

Por Olga Lucía Garzón Roa.

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