A finales del año pasado pasó lo que no pasaba desde los años 80. Una carranga lideraba playlists, listados de radios nacionales y sonaba en las fiestas populares como si se tratara una canción que se repite cada diciembre. Después de su efervescencia, sirvió para que algunos pensaran en las dificultades por las que pasaba el género.
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La carranga tiene su actividad principal en Boyacá, en el sur de los Santanderes y en el norte de Cundinamarca. Allí rotan en algunos escenarios y festivales agrupaciones como los Rolling Ruanas, Javier Moreno y en sus inicios, en los años 70, el maestro Jorge Velosa, uno de los pocos artistas que ha podido vivir de este género.
Wilson Contreras, mánager de Carranga Kids, un grupo infantil que ganó el reality La Voz Kids el año pasado, se refirió, en una entrevista a este medio, sobre las dificultades de rotar en escenarios, aunque siempre pensando llevar el grupo a un nivel profesional. Algunos resisten. Otros desisten.
Esta situación despertó la idea de un grupo de congresistas, entre ellos, Andrés Cancimance, de proponer un proyecto de ley que buscara potencializar este género desde las instituciones del Estado. El documento habla de “iniciativas de formación” en carranga, reconocimientos económicos, estrategias de divulgación y archivo, que se haría a través de los medios públicos como RTVC, y demás elementos.
Pero la principal apuesta de este proyecto de ley, que fue radicado en el Congreso el pasado 3 de abril, es que el Festival Convite Cuna Carranguera, que se realiza en Tinjacá, Boyacá, y es el más relevante de este género en el país, sea declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, y que sirva como ejemplo para que otros festivales desarrollen estas iniciativas.
Se propone que este festival se incluya dentro de la lista de salvaguardia, lo que sugiere que este evento tiene algunos puntos críticos, ¿cuáles encontraron?
Identificamos que, a pesar de que el festival existe, cada vez es más difícil que los cultores puedan sacarlo adelante. Paradójicamente, los años que lleva sosteniéndose no ha permitido que se fortalezca. Entonces esa salvaguardia lo que busca, en últimas, es que arropemos este festival para que esas dificultades por las que atraviesan los organizadores, las escuelas que se vinculan, los mismos participantes, no estén tan limitados. Corpocarranga (organizadores del festival) nos compartió también cómo viene replanteando o deconstruyendo las mismas letras de las canciones para sus procesos formativos con los niños.
Ya que incluye el tema de la deconstrucción, en algunas letras de carrangas hay cierto machismo disimulado de jocosidad. Ese tema, que no está planteado específicamente dentro del proyecto, ¿no sería también algo para deconstruir?
De hecho, en ese ejercicio autorreflexivo del mismo género se estaban generando acciones de deconstrucción de los contenidos, que ahora son mucho más inclusivos. La gran pregunta es cómo, más allá de lo cultural, atraemos a un niño o un joven a que se forme en el musical. Lo que busca el proyecto es justamente que se abran espacios de formación en la carranga, en las casas de la cultura se abran cursos de carranga, que se haga una recopilación de los principales exponentes de este género y a través de recursos audiovisuales se arme este patrimonio bibliográfico y documental.
Cuando se habla de “iniciativas de formación”, ¿se trata de la inclusión de una materia, por ejemplo, en el currículo o que las instituciones educativas deben propiciar espacios extracurriculares?
No lo pensamos como una asignatura, sino como la posibilidad de ofertar un programa que, de manera libre, los jóvenes o niños se vinculen. Ahora, aquí el papel clave lo van a tener las casas de la cultura porque, en principio, son los espacios que están más directamente relacionados con la carranga. De todas maneras, el proyecto puede recibir muchas sugerencias y precisar, incluso en los debates, con más detalle estos temas generales.
¿El reconocimiento económico que se plantea en el proyecto se entiende como una especie de regalía o cómo se llevaría a cabo?
La sugerencia es que el Ministerio de las Culturas y las Artes pueda diseñar en sus convocatorias de reconocimientos o exaltación a artistas en el país, una línea específica para el tema carranguero. Y que puede ser en distintas perspectivas, como los que tienen gran trayectoria, pero también a aquellas que no tienen tanto tiempo.
En este acercamiento que hicieron por el género, ¿lo vieron como una escena que está decayendo o resistiendo?
Hay un interés genuino de muchos grupos poblacionales que están volcados a no dejar perder este importante género. Son esfuerzos individuales, en algunos casos, pero también, poco a poco, se han visto esfuerzos más colectivos como Corpocarranga y pequeños grupos musicales. Entonces, yo encuentro las dos cosas, esa gran resistencia a conservar un género y a potencializarlo, en medio de dificultades propias del sector artístico.