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En la última auditoría a cargo de la Contraloría General de la Nación, se hizo un llamado de alerta sobre la situación de los rellenos sanitarios El Carrasco y Rediba, en Santander, por existir un riesgo de deslizamientos.
El ente de control precisó que los ojos están especialmente puestos en El Carrasco, por los antecedentes que hay sobre este lugar, donde recaen órdenes de cierre tras la emergencia que vivió en octubre de 2018, cuando se deslizaron toneladas de basura.
Por otro lado, sobre Rediba se cuestionaron las medidas organizativas del lugar por su deterioro progresivo y la posterior contaminación que emite a caños y fuentes hídricas cercanas en Barrancabermeja.
En cuanto al tema político, la Contraloría le llamó la atención a los alcaldes de ambos municipios, porque a la fecha no han definido los sitios concretos de disposición antes de decretar un cierre definitivo de los rellenos sanitarios.
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Hay que precisar que la crisis en El Carrasco comenzó hace 15 años, cuando la vida útil del lugar se terminó y se levantaron inquietudes sobre la capacidad real para almacenar la basura de Bucaramanga y su área metropolitana.
El último episodio de debate en torno al cierre del Carrasco se vivió en enero de este año cuando el alcalde de Bucaramanga Juan Carlos Cárdenas dijo que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) dio el visto bueno para que El Carrasco siguiera recibiendo las basuras de Bucaramanga y de otros 15 municipios del departamento.
No se tiene un sitio definido para pensar en un relleno sanitario para la ciudad y la preocupación reca en que también alberga la basura de: Piedecuesta, Floridablanca, Girón, Lebrija, Rionegro, El Playón, Charta, Betulia, Suratá, Santa Bárbara, California, Matanza, Los Santos, Tona y Zapatoca.