Escribir un libro parece ser un desahogo para los ex secuestrados de las Farc, que han inundado el mercado editorial con los relatos de sus experiencias, en algunos casos con críticas a sus compañeros de cautiverio incluidas.
La cumbre de lo que puede considerarse ya casi un subgénero literario será el libro que la ex dirigente política colombiana Íngrid Betancourt planea sacar a la venta a finales de este año. “Creo que ha llegado el momento de hacer algo más, de explicar a la gente lo que viví y compartir con la gente mis pensamientos y sentimientos”, dijo Betancourt en octubre pasado, cuando anunció que en 2009 se iba a retirar a escribir.
En este libro, que apunta a ser un superventas, la política franco-colombiana podría incluir alguna réplica a lo escrito por los estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves acerca de ella en 'Out of Captivity', ya en las librerías de Estados Unidos y que este jueves presentaron en Nueva York Betancourt, Howes, Stansell y Gonsalves pasaron juntos gran parte del tiempo que permanecieron cautivos por las Farc y también les tocó vivir juntos el regreso a la libertad.
Harper Collins, la editorial de 'Out of Captivity', señaló en un comunicado que en sus páginas se relatan, entre otras cosas, las “a menudo tensas relaciones que mantenían (los tres estadounidenses) con los otros secuestrados colombianos”.
Más preciso fue Howes: “Betancourt es una persona a la que le gusta controlar y manipular” y “eso en cautiverio es una cosa muy difícil”. Howes agregó que la ex dirigente, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2008, está “interesada en ella misma” y llegó a extremos como “no querer compartir la comida en partes iguales”.
“La vi intentar querer asumir el control del campamento con una arrogancia que estaba fuera de control”, dijo Keith Stansell. “Algunos de los guardias nos trataron mejor que ella”, dijo el ex infante de marina de 44 años.
Por su parte, Gonsalves dijo que los secuestrados competían no sólo por espacio y el uso del único diccionario español-inglés del campamento, sino también por las minúsculas raciones de comida, era una suerte si en el insignificante caldo con una ración de arroz se asomaba una pierna o cabeza de pollo.
Gonsalves no sólo carece de resentimientos hacia Betancourt, sino que más tarde desarrolló una relación afectiva con ella, desatando intensos celos entre los otros secuestrados. Según su versión, mantiene con ella contacto telefónico y por correo electrónico. “Es una mujer fuerte”, dijo Gonsalves, de 36 años. “Solía hacerle la vida difícil a esos guerrilleros”, añadió.
Por ello, con frecuencia la ex candidata presidencial era encadenada todo el día cuando estuvieron por segunda vez en un mismo campamento entre fines del 2006 y hasta 2007, tras un frustrado intento de escape de Betancourt y Luis Eladio Pérez, pero “nunca la vi quejarse o llorar por ello”, contó Gonsalves.
Los estadounidenses también cuenta que se enfocaron en algunos proyectos: en uno de los campamentos los tres establecieron un gimnasio, convirtiendo troncos de madera en barras de ejercicio. Gonsalves fabricó un juego de ajedrez artesanal y hacían maratones de juegos a lo largo del día.
Si bien los matrimonios de Gonsalves y Howes no resistieron el largo cautiverio, Stansell vive ahora con la colombiana Patricia Medina, con quien había tenido un amorío poco antes de ser plagiado, con quien tiene a sus mellizos. Keith Stansell fue uno de los más duros con la ex dirigente política Íngrid Betancourt, de quien dijo podía pasar de ser una "mujer con carisma" o una "anfitriona cordial, una arpía".
Los tres dijeron que respaldaban totalmente la política de los gobiernos de Estados Unidos y del presidente Álvaro Uribe de no negociar con secuestradores, a pesar del costo que para las víctimas conlleva.
Esa política les fue reafirmada, dijo Howes, cuando tras ser rescatados visitaron la Casa Blanca y el entonces presidente George W. Bush “pareció bastante firme cuando nos dijo que no negociarían por nosotros”. Gonsalves dijo que “me encantaría ver que Estados Unidos continúe apoyando a Colombia hasta que alcancen a todos los máximos comandantes de las Farc... que sigan golpeándolos hasta que las Farc lleguen a una mesa de negociaciones”.