Atender la alerta de tsunami por el terremoto en Rusia fue una odisea para las autoridades en Bahía Solano. “Después de la reunión (de gestión del riesgo) fue imposible volver a comunicarnos, conocer los comunicados de la Dimar o saber qué estaba pasando en los corregimientos. En la tarde, cuando comenzó el oleaje, había un movimiento en la marea extraño que no pudimos revisar de inmediato”, aseguró el personero Carlos Mario Cardona.
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Esto tiene una razón, y es que hace casi un mes las comunicaciones han sido intermitentes en el municipio, a tal punto que es casi imposible comunicarse por teléfono o por internet si no se tiene cerca un sistema satelital. “Todo el mundo anda con el celular apenas de adorno, porque estamos incomunicados totalmente”, añadió.
La escena se replica en Juradó. Sobre una de las calles comerciales, donde hay restaurantes y bares, un hombre se para con un megáfono y repite cada cuatro casas la misma información: ese fin de semana habría jornada de esterilización de perros y gatos, liderada por la Alcaldía. La primera vez que lo dijo, una mujer le preguntó más detalles; metros más adelante, otra se asomó por la ventana para escuchar con atención la información. Así toca comunicarse, pues es una lotería que alguien pueda informarse por internet.
“Llevo en el municipio aproximadamente año y cuatro meses, y el primer inconveniente fue ese. La señal muchas veces se va un mes, 20 días, 15 días, y cuando está es muy intermitente”, afirmó el personero de Juradó, William Murillo.
El problema no solo es la internet. La telefonía también es una lotería. En una oficina de la Alcaldía uno de los funcionario aseguró: “Hoy sí que ha estado intermitente. Póngalo en modo avión y vuélvalo a activar. Yo ya tengo señal. Mentiras, no”.
Aunque para algunos parezca banal, en un mundo hiperconectado, el problema trasciende las experiencias mencionadas. En respuesta a un derecho de petición que fue parte de una acción interpuesta contra Claro y el Ministerio de las TIC, el juez de Bahía Solano, Marcos Bejarano, señaló que este año se han tenido que suspender audiencias virtuales y procesos civiles por cuenta de fallas en la red.
“Es de resaltar que algunas de las citaciones y comunicaciones en los procesos penales, civiles y tutelas se realizan a través de llamadas telefónicas de celular, y eso se torna imposible cuando se presenta interrupción en la prestación del servicio de la red móvil de la empresa Claro (...). En ocasiones la red de Claro es la única manera de realizar audiencias, y cuando falla se suspenden las actuaciones, y eso incluso ha llevado a que se descuenten términos a desfavor del Estado”, añadió Bejarano.
En el sistema de salud se replican los inconformismos, pues la falta de internet demora el trámite de citas médicas, que muchas veces se deben gestionar en otros municipios, debido a que en Bahía hay un centro médico de primer nivel, como la solicitud de remisiones y autorizaciones de medicamentos, exámenes y otros trámites.
En la educación las fallas pueden implicar resagos, o como lo señala el personero de Bahía Solano, ha llevado a que estudiantes en modalidades virtuales tengan que desertar por las dificultades para conectarse a las clases. Sobre el problema de conectividad, la Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba indicó que por las fallas es imposible programar clases virtuales, remitir documentación requerida por la sede principal o acceder a las bibliotecas virtuales, “las cuales son la base para el proceso de formación académica, que también se ven afectadas, hasta el punto de llegar a una clase presencial sin conocimientos previos que le permitan al estudiante participar de las clases programadas por el docente”, añadió la institución.
Al respecto, el sacerdote de Juradó, Jeisson Mosquera, quien dicta clases en el colegio del municipio, asegura que hay un salón de informática con lo básico, mientras que el alcalde Denio Jiménez dice sentir frustración por ello, porque al año se gradúan alrededor de 70 jóvenes en Juradó, de los cuales uno o dos logra acceder a educación superior, pero queda en desventaja precisamente por el resago en el manejo de las nuevas tecnologías.
¿Qué pasa con la señal?
En 2011, el gobierno de ese entonces adjudicó un contrato por $450.000 millones para instalar y desarrollar una red de fibra óptica en 753 municipios, entre los que estaban los de Chocó. La licitación la ganó la Unión Temporal Fibra Óptica Colombia, que integraban las mexicanas Total Play Telecomunicaciones y TV Azteca.
Como tal, el encargado de hacer toda la estructuración ha sido la empresa Azteca Comunicaciones Colombia S.A.S., que no ha sido ajena a cuestionamientos, pues además de los altos costos que ha tenido la construcción de la infraestructura se han consolidado situaciones como la que ocurre en Chocó.
En el departamento hay dos fibras ópticas. La primera conecta a Medellín con Quibdó, pasando por El Carmen de Atrato, y la otra que se extiende desde Quibdó hacia el sur y el oriente del departamento hasta llegar a Riosucio y Carmen del Darién. La cuestión es que a pesar de que en Chocó está Claro, Tigo y pequeños proveedores de internet conocidos como ISP, todos deben comprarle y conectarse a la fibra de Azteca, por lo que si algo falla, todas las comunicaciones colapsan.
Y ya ha pasado, en abril del año pasado el departamento estuvo una semana sin señal de telefonía ni internet, y en abril de este año se replicó una situación similar, por menos días, por lo que el Ministerio de las TIC abrió una investigación contra Azteca por presuntamente no prestar de manera adecuada el servicio de fibra óptica en Chocó.
Para Marino Moreno, vocero de la mesa de comunicaciones del Comité Cívico, “la red de fibra óptica de Azteca está obsoleta y no cubre la demanda que hoy tiene el departamento de Chocó en materia de conectividad e internet. En los últimos dos años Azteca, en su troncal, ha tenido 52 interrupciones en la prestación del servicio, desde 5 minutos hasta 96 horas, documentadas y reportadas al Ministerio de las TIC”. Ante esto han presentado acciones para que se garantice la infraestructura en telecomunicaciones para todo el departamento.
En Bahía Solano, el personero Cardona también ha hecho lo propio. A finales del año pasado interpuso una acción popular sobre la que el Tribunal Administrativo de Chocó, en marzo de este año, profirió una medida cautelar y ordenó al Ministerio de las TIC, en un plazo de seis meses, mejorar la conectividad de internet y telefonía móvil, y desarrollar y ejecutar proyectos conjuntos con los operadores.
Sobre la situación en Chocó, Claro señaló a este medio que dentro de las obligaciones adquiridas en la última subasta de la banda de 700 MHz se comprometieron a llevar internet móvil a 161 localidades rurales, de las cuales 82 ya están operativas. De igual forma, destacaron que están en la fase final para llevar fibra óptica desde Medellín hasta Quibdó para mejorar su operación.
Aunque resaltan que han tenido que enfrentar retos en la región, como “la geografía compleja, situaciones de orden público, inestabilidad eléctrica y, en ocasiones, oposición comunitaria”. En el caso de Juradó, señalan que para llegar a las antenas hay que entrar al casco urbano, que en lancha desde Bahía Solano tarda tres horas, tomar otra embarcación para hacer un recorrido de media hora y finalmente caminar 30 minutos para atender daños, por eso han optado como alternativa instalar estaciones base con sistemas fotovoltaicos y preparar a cuadrillas cerca de las zonas en las que se ubican. Pese a que se intentó contactar al Ministerio de las TIC, al cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
Mientras continúan los problemas de conectividad en los municipios se ha optado por buscar otras alternativas, como las conexiones de internet satelital. En Juradó, la Alcaldía adquirió cinco paquetes que son costosos, así como en el departamento algunos particulares han comenzado a hacer negocio con estos sistemas. Lo cierto es que esperan que el Gobierno garantice el acceso a las telecomunicaciones, pues, como se ha mostrado, no se trata de un lujo, sino de garantizar servicios a comunidades que están territorialmente alejadas.