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La noche del pasado 13 de diciembre, en el barrio San Pío X de Itagüí, llegó la comunidad al encuentro en el Centro Comunitario del sector, con la ilusión de ver a Jeison Medina, delantero del América de Cali durante el presente año, equipo con el que ganó la copa de la Liga Águila 2019-II, aportando seis goles y ayudando así a que su equipo obtuviera la estrella número 14 después de 11 años de estar buscando un nuevo triunfo.
Aquella noche entré al lugar y subí las escaleras a la expectativa, miré la mesa principal y estaba vacía, pero entre la multitud de sillas blancas y personas vi cómo se iban acercando con entusiasmo y algo de miedo a un hombre con camisa a rayas sentado como todos los demás, disipando ese temor a la cercanía con una cálida sonrisa.
Pude apreciar mientras hablábamos la calidad de persona que se oculta tras el renombre y los prejuicios acerca de este jugador de fútbol, que no pierde su esencia y mantiene intacta su humildad, y que me permitió entrevistarlo con la mejor disposición justo en medio del desarrollo del evento.
La Corporación para la Capacitación y la Integración Comunitaria, en nombre del barrio San Pío X, lo había invitado para rendirle un homenaje y para hacerle entrega del trofeo en reconocimiento como líder y representante de la comunidad en todo el territorio, como felicitación por su triunfo que enorgullecería el nombre del municipio en adelante, y por su entrega a la comunidad con la escuela de fútbol del barrio, en la cual entrena a los niños, formándolos y motivándolos para que luchen por el sueño que tanto le ha costado a él y que por fin hoy está disfrutando.
Jeison nos demuestra que no solo tiene talento para el fútbol; también es diseñador gráfico y además es dueño de un gimnasio, actividad paralela y relacionada con el deporte y la salud. Su futuro depara grandes exitos; hablando con él supimos que quiere jugar para un equipo antioqueño y no irse de casa, de que se ve más adelante formando una familia y desea poder disfrutar con ella los frutos de su gran esfuerzo.
Al terminar de hablar conmigo se levantó y se dirigió a la mesa principal para empezar el reconocimiento. Estaba contento de tener a sus amigos presentes, a los niños que entrena, a los vecinos de su comunidad que tanto lo apoyan y a sus familiares, especialmente la compañía de sus padres a los que les agradeció diciendo: “Yo creo que no caer en los vicios, aun teniendo malas amistades en esa época de la adolescencia y llegar a donde estoy ahora fue más por la crianza de mis padres, mi fuerza de voluntad y la seguridad de saber para dónde iba y qué es lo que quería para mi futuro”.
Les dio las gracias por haberlo influenciado a salir adelante aun en medio de tantas tentaciones de la delincuencia y la drogadicción que abundaban y abundan todavía en el sector, las cuales logró evadir con su fuerza de voluntad y esfuerzo para surgir como el campeón que es hoy.