Después de una semana en la que las tensiones por la protesta social volcaron los ojos del país hacia el Catatumbo (Norte de Santander) y donde los enfrentamientos entre manifestantes y Fuerza Pública dejaron cuatro personas muertas y decenas de heridos, ayer se reanudaron los diálogos de paz entre el gobierno Santos y las Farc en La Habana. Como era de esperarse, ambas delegaciones expusieron públicamente sus puntos de vista sobre participación política y quedó en evidencia el punto de discrepancia: la convocatoria o no de una asamblea constituyente.
El jefe de la delegación del Gobierno, Humberto de la Calle, reiteró cuáles deben ser los temas sobre los que gire la discusión sobre participación política de miembros de las Farc, que corresponden a los puntos pactados desde 2012. “Y nada más”, recalcó el negociador del Gobierno, dejando entrever su negativa al tema de la constituyente. Eso sí, De la Calle admitió que cualquier otro tema que propongan las Farc por fuera de la agenda forma parte de su ideario y pueden someterlo a consideración del país si hacen el tránsito a la democracia.
De la Calle insistió en que el acuerdo que se está construyendo es integral, es decir, que se requiere tener un pacto sobre todos los demás puntos contemplados en la agenda, en especial sobre el fin del conflicto y los derechos de las víctimas, antes de abrir cualquier puerta de participación de las Farc en política. El vocero del Gobierno recalcó que para que se dé esa opción política a las Farc debe existir la garantía de que van a dejar las armas. “Nunca más política y armas juntas”, insistió De la Calle, como una regla clave en el acuerdo de paz.
A su vez, la delegación de las Farc en La Habana regresó a la mesa de negociación con una propuesta: un debate franco y abierto sobre sus propuestas, con un cuadro comparativo frente al cuerdo General, con el propósito de demostrar que todas se ciñen al espíritu y la letra de lo pactado. En su declaración, los voceros de la guerrilla insistieron en la necesidad de aplazar el calendario electoral y convocar a una constituyente para la paz que refrende el eventual acuerdo de reconciliación y garantice la seguridad jurídica del tratado de paz.
Las Farc explicaron que su idea es aplazar por uno o dos años más las elecciones, no sólo para que el proceso de paz lo culmine el gobierno que lo inició, sino para generar un espacio para la construcción de la paz, sin apremios y a salvo de las maledicencias y suspicacias que podrían vincularlo con aspiraciones electorales de índole personal. “A la paz se debe convocar a amigos y enemigos. Y las Farc están dispuestas a todos ellos para intercambiar ideas sobre cómo lograr el bien superior que nos desvela”, manifestó la guerrilla en su comunicado.
Al unir su idea de aplazar las elecciones con la constituyente, las Farc aclararon que sería la asamblea convocada por el Congreso la que amplíe a cinco años el período presidencial, sin reelección, reconociendo el derecho a la segunda instancia para los parlamentarios, así como la iniciativa de que, por una sola vez, los legisladores puedan aspirar, libres de inhabilidades, a cargos de elección popular. “La constituyente es nuestra esperanza y nuestra certeza de paz. De ella depende la solución política de la guerra”, reiteraron las Farc.
Al tiempo en que se dio apertura a los diálogos de paz en La Habana, se conoció un comunicado conjunto de las Farc y el Eln, leído por el máximo jefe de las Farc, alias Timochenko. En el mismo se revela que, después de una reunión entre voceros de ambas organizaciones realizada en algún lugar del país, ambos grupos guerrilleros adquirieron el compromiso de trabajar unidos, reconociendo la importancia de alcanzar la paz “con dignidad y justicia social”. En la declaración dejaron claro que cualquier solución al conflicto pasa por conversaciones con toda la insurgencia.
Con la certeza de las discrepancias entre el Gobierno y la guerrilla por la constituyente, será éste uno de los temas de discusión cuando se reanuden las sesiones del Congreso el 20 de julio. El representante a la Cámara y miembro de la Comisión de Paz, Hernán Penagos, exteriorizó su preocupación de que las Farc quieran ir más allá de los acuerdos preliminares concertados en La Habana. Penagos manifestó que pensar en una constituyente es enviar un mensaje negativo al exterior y deja la sensación de que las Farc lo que quieren es refundar el Estado.
Asimismo, se conoció ayer una declaración conjunta de los resguardos indígenas de la comunidad awa en Nariño, a través de la cual les solicitaron a las Farc que, para ser consecuentes con el proceso de paz, promuevan cuanto antes el retiro de las minas antipersonales en sus territorios. Sus voceros señalaron que se han mejorado las condiciones de movilidad en la región, pero que aún subsisten muchas zonas minadas que dificultan su vida cotidiana. En tal sentido instaron a la guerrilla a que contribuya a mejorar las condiciones de seguridad de la población civil indígena.