La lentitud por la elección popular de alcaldes
A escasas horas de cumplirse cien días del gobierno Barco, salieron a relucir las críticas por la lentitud en el trabajo del Congreso, en especial para tramitar las principales reformas institucionales, las modificaciones tributarias y la elección popular de alcaldes.
Redacción El Espectador
El 8 de noviembre de 1986, el jefe del Nuevo Liberalismo, Luis Carlos Galán, criticó la tardanza con que estaba obrando el Congreso de la República, pero en vez de criticar al conservatismo o de atribuirle la responsabilidad mayor de ese lento ritmo, recalcó que todos estaban a la expectativa que el gobierno Barco asumiera la defensa de los proyectos del Ejecutivo. En particular, Galán resaltó la necesidad de que las reformas urbana y agraria, el régimen de impuesto a la renta o la reglamentación de elección popular de alcaldes tuvieran una defensa decidida del gobierno. (Vea el especial 30 años sin Guillermo Cano)
De otra parte, al acercarse los primeros cien días de la administración Barco comenzaron los balances de la administración, con las esperadas críticas del conservatismo, y la defensa de los liberales. En medio de la polémica trascendió que el gobierno Barco optó por mensajes de urgencia al Legislativo para atender el trámite de los proyectos prioritarios. Entre ellos, el de la reforma tributaria, para lo cual se optó por hacer una ponencia en cabeza del congresista Víctor Renán Barco, para que las comisiones terceras agilizaran su trámite con el consenso de las colectividades políticas. (Lea: Un cese al fuego que nunca llegó)
Y mientras los poderes políticos seguían resolviendo sus diferencias, en el ámbito del orden público, esa primera semana de noviembre fue de mucha intensidad en el departamento de Norte de Santander. En los municipios de Teorema, Toledo y San Calixto se registraron intensos combates entre elementos de la Coordinadora Guerrillera y Tropas de la Quinta Brigada. De igual modo, desde los departamentos de Antioquia y Valle, principalmente, también llegaron reportes del incremento de los combates y la acción de grupos paramilitares en medio de la confrontación. (Lea: Así fue la caída de Gustavo Rojas Pinilla)
El 8 de noviembre de 1986, el jefe del Nuevo Liberalismo, Luis Carlos Galán, criticó la tardanza con que estaba obrando el Congreso de la República, pero en vez de criticar al conservatismo o de atribuirle la responsabilidad mayor de ese lento ritmo, recalcó que todos estaban a la expectativa que el gobierno Barco asumiera la defensa de los proyectos del Ejecutivo. En particular, Galán resaltó la necesidad de que las reformas urbana y agraria, el régimen de impuesto a la renta o la reglamentación de elección popular de alcaldes tuvieran una defensa decidida del gobierno. (Vea el especial 30 años sin Guillermo Cano)
De otra parte, al acercarse los primeros cien días de la administración Barco comenzaron los balances de la administración, con las esperadas críticas del conservatismo, y la defensa de los liberales. En medio de la polémica trascendió que el gobierno Barco optó por mensajes de urgencia al Legislativo para atender el trámite de los proyectos prioritarios. Entre ellos, el de la reforma tributaria, para lo cual se optó por hacer una ponencia en cabeza del congresista Víctor Renán Barco, para que las comisiones terceras agilizaran su trámite con el consenso de las colectividades políticas. (Lea: Un cese al fuego que nunca llegó)
Y mientras los poderes políticos seguían resolviendo sus diferencias, en el ámbito del orden público, esa primera semana de noviembre fue de mucha intensidad en el departamento de Norte de Santander. En los municipios de Teorema, Toledo y San Calixto se registraron intensos combates entre elementos de la Coordinadora Guerrillera y Tropas de la Quinta Brigada. De igual modo, desde los departamentos de Antioquia y Valle, principalmente, también llegaron reportes del incremento de los combates y la acción de grupos paramilitares en medio de la confrontación. (Lea: Así fue la caída de Gustavo Rojas Pinilla)