La mayoría de muertes de venezolanas en el país, entre 2018 y 2019, fueron feminicidios

Entre enero de 2018 y diciembre de 2019 se registraron 83 casos de muertes de venezolanas, entre asesinatos, accidentes y enfermedades. De las muertes violentas, el 10 % eran menores de edad.

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*Beverly Goldberg
30 de enero de 2020 - 02:00 a. m.
A 31 de diciembre, Migración Colombia registraba 1’174.743 venezolanos residentes en el país. / AFP
A 31 de diciembre, Migración Colombia registraba 1’174.743 venezolanos residentes en el país. / AFP
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Un estudio de casos de muertes de mujeres venezolanas en Colombia destaca información preocupante sobre los tipos de violencia que sufren, las características de las víctimas y los lugares donde los incidentes tuvieron lugar. Con el apoyo del proyecto de mapeo del Instituto de Estudios Internacionales y Europeos Francisco de Vitoria, se analizaron los 83 casos de muertes de venezolanas ocurridos en el territorio nacional entre enero de 2018 y diciembre de 2019.

Según la información recolectada, ese total de casos incluye accidentes y enfermedades. Así las cosas, en el 57,3 % de ellos se puede concluir de forma contundente que la mujer fue víctima de feminicidio, pues se comprobaron señales de violencia o porque fue asesinada por una (ex) pareja sentimental o familiar.

El 34,4 % fue víctima de asesinato no categorizado, porque el motivo no era claro y no se había determinado todavía. El 6,6 % se destacó como crímenes de odio e intolerancia, porque se presentaron indicios evidentes de que la muerte ocurrió por motivos de xenofobia. Un 16,4 % habría fallecido por causa de accidentes, y el 9,8 % restante por enfermedades o problemas de salud. En conclusión, actualmente el feminicidio es la causa principal de la muerte de mujeres venezolanas en Colombia.

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El feminicidio es la expresión más extrema de la violencia de género. Se trata del asesinato de la mujer dentro de una dinámica de poder donde el victimario domina o quiere dominar en relación con la víctima. Y aunque existe en todos los países y regiones del mundo, es bastante prolífico en América Latina, la segunda región donde más mujeres son asesinadas por motivos de género, detrás de África: 1,6 feminicidios por cada 100.000 personas. Además, las cifras reales tienden a ser mayores debido a problemas con la tipificación dentro de los sistemas de justicia de los países de la región, que muchas veces no lo reconocen por lo que es.

Perfiles de las víctimas

En los perfiles de las víctimas venezolanas de muertes violentas (feminicidios y asesinatos) se pudieron destacar algunos detalles inquietantes que retratan quiénes eran estas mujeres. Primero, el 10 % eran menores de edad, cuyos casos demuestran también indicios de lo que podría ser categorizado como un caso potencial de trata de personas. Reportaron que muchas salieron de su país con un hombre mayor colombiano que conocieron poco antes, y al llegar a Colombia perdieron todo contacto con sus familiares antes de aparecer muertas en circunstancias extrañas.

La trata de personas tiende a aumentar en zonas de conflicto o durante una crisis migratoria, cuando países receptores no tienen los recursos para acoger e integrar a migrantes y refugiados recién llegados. Esto crea un vacío donde entran grupos criminales y se aprovechan de migrantes vulnerables, en este caso mujeres venezolanas, para crecer sus redes de esclavitud, prostitución y trabajo forzoso. Mujeres menores de edad son especialmente susceptibles a falsas ofertas de un futuro mejor en otro país o a que miembros de redes de trata las atraigan con falsas relaciones sentimentales.

En la mayoría de los casos analizados de víctimas de muertes violentas, las mujeres padecían dificultades económicas. En un cuarto de estos, las familias pedían apoyo para repatriar sus cuerpos a Venezuela porque no tenían cómo cubrir los gastos. Estas mujeres normalmente operaban en la informalidad y ejercían profesiones como ventas ambulantes, trabajo sexual, meseras o recolección de cosechas. Solo en dos de los casos se encontró evidencia de que tenían estudios universitarios, y en uno, la mujer no los pudo completar por falta de recursos. Esto coincide con patrones mundiales de feminicidios: mujeres con pocas oportunidades educativas y económicas son más vulnerables a la violencia y tienen menos herramientas para escapar de una relación abusiva que podría acabar en la muerte.

Finalmente, también cabe destacar que el 76,7 % de muertes violentas de mujeres venezolanas en Colombia ocurrieron cuando llevaban menos de un año en el país, mientras solo en el 23,3 % llevaban más de un año. Hace falta investigar con más profundidad este fenómeno para determinar por qué las mujeres recién llegadas corren más riesgos, pero puede tener que ver con las características de la tercera y última ola de migración, que se compone principalmente de refugiados venezolanos en estado de mayor vulnerabilidad.

Intolerancia y crímenes de odio contra venezolanas

Aunque detectamos que el 6,6 % de asesinatos de mujeres venezolanas en Colombia se debían a crímenes de odio e intolerancia, es decir, por xenofobia, la cifra real podría ser mucho más alta, debido a actitudes presentes en la sociedad colombiana y prácticas de exterminio social.

La encuesta Invamer de diciembre pasado midió actitudes entre la población colombiana hacia la migración venezolana y encontró que, por lo general, existen percepciones negativas entre la mayoría de la población. Según el estudio, un 62 % de los consultados no quiere que el Gobierno acoja a personas venezolanas y el 69 % tiene una opinión desfavorable de ellas.

Además, la limpieza social o el exterminio social —una práctica perversa de grupos armados y paramilitares en que estos actores armados atentan contra la población civil desarmada por características específicas o por una condición o identidad social— es un problema con el cual batalla Colombia todavía. Según el informe Limpieza social: una violencia mal nombrada, del Centro de Memoria Histórica, “las operaciones de exterminio se identifican en casi todos los departamentos de Colombia”, y tradicionalmente se han llevado a cabo contra grupos como habitantes de la calle, trabajadoras sexuales, ladrones y consumidores de drogas.

Se reportó el año pasado que venezolanos, pero especialmente mujeres venezolanas involucradas con el trabajo sexual, podrían ser los blancos de estos grupos armados en Bogotá, cuando empezó a circular un panfleto en Ciudad Bolívar advirtiendo de un exterminio social contra “venezolanos y viciosos”. “Llegó la hora de la limpieza social. Este es un aviso general: debido al incremento de la delincuencia en nuestros barrios en los últimos días, hemos tomado la decisión de hacer una nueva limpieza social, por eso les avisamos que a partir de las 6:00 p.m. estaremos haciendo limpieza de venezolanos y viciosos”, decía el panfleto.

Estos asesinatos, que se deben a la intolerancia, son muy difíciles de detectar y clasificar como crímenes de odio, debido a las estructuras poderosas de estos grupos criminales que controlan los territorios en los que ocurren. Las mujeres venezolanas que enfrentan el machismo y la xenofobia extrema de estos grupos están en una posición más vulnerable.

* Coeditora de Open Democracy América Latina.

Por *Beverly Goldberg

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