Hay palabras que nacen con un significado determinado, pero con el tiempo cambian, así sucedió con sofisma, la que dio origen a sofisticado, que nació como un engaño o falsedad y terminó siendo algo muy refinado, muy elaborado. Lo mismo ha pasado con demasiado que significa en demasía, muy abundante, casi que desagradablemente, pero ahora se aplica a cualquier abundancia dando a entender que es mucha cantidad, sea buena o mala, cuando lo que en realidad constituía un “encarte”, ahora dicen: “Te quiero demasiado” tratando de decir que se quiere mucho.
Apocalipsis por su lado significa correr un velo, dejar ver algo y terminó significando una catástrofe y es más o menos lo que estamos viviendo: el coronavirus que llegó y corrió un velo que nos está mostrando una catástrofe política y administrativa del estado colombiano en sus distintas instancias, especialmente en lo atinente a la salud; también a nivel mundial, pues sabíamos que los virus son organismos mutantes y que en lo que va corrido del presente siglo cada dos años se da una “gripita” como esta, que no se han podido contrarrestar, determinadas por virus de esta familia, sin embargo tenemos estadistas y gobiernos que siguen recomendando tomar antisépticos . Solo la primera ministra alemana Ángela Merkel en una de sus alocuciones dijo: “nos estamos enfrentando a una situación de algo desconocido” y tomó en serio la cosa, no como ha pasado en otros países con la vocería de algunos de sus líderes, unos por exceso de prepotencia, otros por desidia a veces con criterio político reeleccionista u oportunista.
Lo que ha pasado es que la salud, con los criterios neoliberales, ha dejado de ser una obligación del Estado y la volvieron un negocio olvidando su verdadera razón de ser: el bienestar de todos los asociados. (Más sobre el autor de esta columna).
La promulgación de la Ley 100 de 1991 fue la tronera por donde se le entregó en bandeja a los intermediarios, llamados genéricamente EPS, para que manejaran los dineros que pagamos los ciudadanos y los empresarios, lo que antes entregaban al Seguro Social, y los dineros de la seguridad social a los fondos privados de pensión. Son treinta años de deterioro de la salud pública y asistencial que antes de la mencionada ley constituía una organización de salud, con muchas falencias pero con mejores resultados porque la plata, al menos, no se quedaba en manos de terceras personas que la utilizan para todo menos para cumplir con sus obligaciones, como son el mantenimiento de los hospitales y el pago de la nómina de los funcionarios de la salud. También despilfarraron todo lo concerniente a la investigación y a la educación médica que se impartía en los hospitales públicos entregándosela a instituciones privadas
Otro descalabro que se ha hecho visible es la falta de protección laboral a los funcionarios de la salud, su protección en el manejo de pacientes con enfermedades contagiosas y los riesgos que se corren en las zonas de conflicto armado o de gente irresponsable que ataca deportivamente a los médicos y enfermeras.
El Estado se ha quitado de encima muchas responsabilidades como el control del ejercicio profesional médico y así en nuestro país todo el mundo formula y todo el mundo ejerce pues esa responsabilidad se ha delegado a entidades advenedizas que solo las conocen en Bogotá y lo único que hacen es recolectar dineros y opinar en temas para los cuales no están creadas.
Finalmente me voy a referir al enfoque científico de la prevención y tratamiento médicos del Covid 19, ente que nos mantiene en ascuas pues el mundo científico está inerme ya que no hay en la actualidad un tratamiento preventivo o curativo y solo se espera que dentro de un año se logre encontrar una droga para combatir el virus o alguna vacuna para prevenir su infección y además llama la atención cómo el mundo científico no ha dado importancia a la noticia de que en Italia, en Milán más exactamente, donde los efectos del virus han sido devastadores, médicos que atendiendo los mandatos de lo que siempre hemos sabido cómo es que las causas de la muerte de un determinado paciente solo se saben con certeza cuando se practican necropsias, han hecho más de cincuenta y han podido comprobar que la verdadera causa del cuadro de insuficiencia respiratoria se debe a un proceso de coagulación intravascular y no a una neumonía como lo están tratando. Solo en una revista de una sociedad de anestesia se ha hecho mención pero en forma muy tímida.
Le prestamos más atención a lo que dicen algunos presidentes como Trump y Bolsonaro quienes en forma desafiante se están enfrentando a la situación con un desdén preocupante.
Mientras tanto sigue el despilfarro en propaganda de imágenes y adecuación de UCIS, tratando de matar una pulga con un guante de boxeo.
* También es escritor y presidente del capítulo Atlántico de la Academia Nacional de Medicina.
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.