“La paz no es controlar, sino dar confianza”: Bruno Marie Duffé

Seguridad de líderes sociales, comunidades desplazadas por el conflicto armado y rutas para encontrar la paz a través del diálogo; temas abarcados por el secretario para la promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano durante su visita a Colombia.

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Efraín Dawkins Sanmiguel / @Efrain_Dawkins
20 de febrero de 2019 - 04:04 p. m.
Bruno Marie Duffé, Secretario general del Dicasterio para la promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano. / Foto: Efraín Dawkins Sanmiguel.
Bruno Marie Duffé, Secretario general del Dicasterio para la promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano. / Foto: Efraín Dawkins Sanmiguel.
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Bruno Marie Duffé, secretario general del Dicasterio para la promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, está en Colombia y se reunió con movimientos sociales, políticos y organismos de derechos humanos con el propósito de entender la situación de conflicto interno que viven las comunidades indígenas, los campesinos y líderes.

En diálogo con El Espectador, monseñor manifestó que no es fácil reconocer que el país está sumido en un contexto de violencia económica y política. “En el resto de mundo las personas piensan que aquí se sigue un camino de paz, reconciliación y positivismo, pero la realidad es otra”, señaló Duffé.  

 

¿A que va orientada su reunión con los líderes?

El Vaticano tiene un papel que consiste en encontrar a los actores de la sociedad para impulsar una paz que se base en la construcción democrática, fundada sobre el derecho y los derechos humanos. Hay que empezar por el respeto a la dignidad de cada persona, es necesario conocer y entender la situación para apoyar a los grupos que esperan una vida digna. El Papa Francisco lo dijo durante su visita a Panamá en la Asamblea de Jóvenes, “con la violencia no se puede construir futuro para las generaciones”.

 

En materia de seguridad, ¿cree que el Estado ha desprotegido a los líderes sociales?

Es importante pensar en la protección como una palabra, más no como una fuerza. No se puede proteger con las armas porque con ellas no se construye la democracia, es la postura del Papa Francisco. El otro siempre tendrá una parte de la verdad y el futuro. Es decir, que la seguridad es la posibilidad de dialogar para clarificar en qué se basa nuestra humanidad, es proteger y estar protegido. Para mí esa es la definición, una responsabilidad que no es de la policía, sino una confianza mutual que nos compete a todos porque cada hombre es sagrado.

 

¿Considera que hay garantías para quienes asumen la dirigencia social y defienden los derechos humanos?

Día a día descubro las riquezas de Colombia, es un lugar muy rico con gente talentosa y capaz, un país que tiene su camino en las manos. Los jóvenes y estudiantes representan la riqueza para esta tierra y la historia reafirma que existen valientes dispuestos a luchar. El problema es que tenemos las condiciones, pero falta voluntad política y el pueblo debe convertirse en un actor fundamental.

 

¿Cuál ha sido su labor en la resolución de conflictos armados internos?

Mi papel es presentar la filosofía de los derechos humanos. Es decir, a partir de la dignidad de cada persona, en la tradición cristiana pensamos que cada ser humano tiene una imagen de Dios en su cuerpo y vida. El segundo principio es la responsabilidad en conjunto y el tercero es la solidaridad, pues nadie puede decir que el otro no cumple un rol en la sociedad. A través de estos tres principios se piensa en el bien común y esa es fundamentalmente mi labor en la resolución de conflictos internos. Escuchar a quienes no tienen nada, que, en este caso, serían las personas cuyos derechos fueron vulnerados.

(Más información del contexto nacional: Ellos son los líderes asesinados en la primera semana de 2019).

 

¿Es fundamental el diálogo para lograr una sociedad pacífica?

No es posible vivir en paz, cuando la paz se utiliza como control. No se trata de eso, sino de dar confianza. No hay dignidad sin derecho, responsabilidad sin dedicación y solidaridad sin pensar en el trabajo conjunto. Es importante el diálogo y escuchar la historia de las personas. Es una condición para que el derecho y la organización social y económica puedan abrir un camino de respeto y consideración mutual. Cada conflicto armado es una imposibilidad de entender al otro, pero la fuerza no es la solución, toca descubrir la riqueza de los demás por medio del diálogo.

La tierra, el techo y el trabajo, son las condiciones de una paz para el Papa Francisco. La tierra no puede pertenecer a un grupo, sino a la comunidad. El techo es la protección jurídica de cada ser humano y, por último, el trabajo es la oportunidad de participar económica, social y culturalmente.

 

Implementación del Acuerdo de Paz con las Farc, ¿cómo lo interpreta el Vaticano en relación con las organizaciones sociales?

Estuvimos muy felices al saber que hubo un proceso y Acuerdo de Paz en Colombia, pero pensamos en que esto tiene condiciones. Hay que reconocer las responsabilidades y no olvidarlas. Sí una comisión de justicia no tiene medios para hacer este trabajo, no habrá paz. Sí la comisión de historia no documenta los testimonios, quedará por fuera la memoria de un pasado violento. Las condiciones de reconciliación implican darle una responsabilidad a cada autor en la vida política. No es fácil, pero la verdadera paz construye el futuro y se interesa por conocer el sufrimiento de las víctimas.

Percibo tristeza en el corazón de los colombianos porque muchos deseaban la paz para acabar la guerra, pero la realidad es que la violencia sigue y eso mata la esperanza. Hay una fractura al interior del país, por ejemplo, los campesinos, indígenas y obreros no pueden trabajar a gusto en su propia tierra. Esa tristeza que sienten es una amenaza, sentimiento que comparto porque para desarrollar los talentos se deben desligar del miedo.

 

En el caso de las comunidades indígenas, según su percepción, ¿qué cambios ha generado la transición pre y post acuerdo?

No es posible que las comunidades indígenas sean consideradas como externas al país, como una realidad extranjera. Son miembros del pueblo colombiano y no pueden ser maltratados y desplazados por los intereses de las compañías mineras.

Por ejemplo, los nativos de la Amazonía son los dueños de esta tierra ancestral y tienen una relación muy fuerte con la naturaliza que no se debe romper. Sí no hay respeto a estas comunidades, no habrá paz, ellos son una prioridad.  

El debate más profundo está en las tierras y la posibilidad de que estas personas sigan fieles a sus creencias para mantener la relación armoniosa con sus orígenes y entorno. De hecho, el Papa Francisco realizará una conferencia para recalcar a la importancia de la Amazonía como pulmón del planeta.

(Lea también: Papa Francisco: “Temo el derramamiento de sangre en Venezuela”).

 

¿Cuál es el papel de la iglesia en la solución de conflictos armados internos?

Antes que nada, la función de la iglesia es encontrar, escuchar, entender y proponer soluciones, además de acompañar los procesos. Es decir, que la iglesia debe estar cerca de los pueblos y organizar visitas que cambien vidas. Nuestro papel no es imponer decisiones políticas, sino ser un mediador para el diálogo. Como diría el Papa, “la buena política está al servicio de la paz”. Para que exista dicha mediación debe haber voluntad de todos los actores. Somos buscadores del amor y la significación de nuestra vida humana a favor del bien común.

 

¿Cómo lograr, por ejemplo, un nuevo acercamiento con miras a un diálogo entre el Gobierno y el Eln?

Hubo una fractura de la confianza y toca reconocer las responsabilidades. Un proceso de paz se basa en este valor, pero aquí se perdió porque no se puede dialogar y continuar con la violencia al tiempo. No conozco las posiciones del Gobierno, pero pienso que miembros del ELN consideran acercarse a la paz. Es importante redefinir las condiciones, recuperar esa confianza y abrir el camino nuevamente.

 

Por Efraín Dawkins Sanmiguel / @Efrain_Dawkins

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