Si los diálogos de paz con las Farc y el Eln concluyen como se espera, las guerrillas de América Latina habrán llegado a su fin, al igual que el prolongado conflicto armado colombiano. Ese fue el esperanzador mensaje que marcó la pauta del discurso del presidente Juan Manuel Santos -minutos después de oficializarse las conversaciones de paz con el Eln- y en el que quedó clara la postura del Gobierno Nacional en torno a este nuevo proceso.
Para el primer mandatario, aunque las dos negociaciones se realizan de forma individual, las mesas tienen varios puntos de discusión en común y, por lo tanto, la discusión con el Eln se dará en el marco de las medidas de institucionalidad ya acordadas en La Habana con las Farc, tanto en materia de satisfacción de los derechos de las víctimas como del fin del conflicto. “Los procesos con las Farc y el Eln son distintos, pero el fin del conflicto es uno solo. Por eso, el acuerdo sobre la agenda que hemos logrado con el Eln dice expresamente que, en estos puntos, se encontrarán mecanismos de coordinación con la mesa de La Habana”, detalló al aclarar que no se va a acordar una nueva Comisión de la Verdad, ni un nuevo Tribunal para la Paz, ni nuevos procedimientos para el cese al fuego y de hostilidades definitivo, ni una nueva Misión Internacional de Verificación.
Tras explicar, grosso modo, los seis puntos de la agenda que marcarán la hoja de ruta en los nuevos diálogos que comienzan, el mandatario hizo énfasis en algunos temas que, a su parecer, deben ser abordados con prioridad. Por un lado, la necesidad de acordar un cronograma preciso para la dejación de armas por parte del Eln con las suficientes garantías de transparencia para la sociedad y con el propósito de propiciar el tránsito de dicha guerrilla a una “política legal, sin armas”. En segundo lugar está la urgencia de plantear la discusión sobre el tema del secuestro, pues para el Gobierno “no es aceptable avanzar en una conversación de paz mientras mantenga personas secuestradas”.
Puestas las cartas sobre la mesa, Santos aseguró que el Gobierno está apostándole todo su capital a la paz, con la convicción de que su consecución ayudará a que el país alcance su potencial y se llegue a una transformación real. “Hemos trabajado con perseverancia para no abandonar el esfuerzo a pesar de que todos sabíamos que poner fin a más de cincuenta años de guerra no sería fácil”, puntualizó.