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Libardo Mayorga, popularmente conocido como “El Fénix”, salió desplazado por la violencia desde Tibú, Norte de Santander, en el 1991. Hace parte de las 246.221 víctimas del conflicto que hay registradas de manera oficial en ese departamento. “El Fénix”, como le gusta que le digan, lleva 14 años viviendo en Palmarito, zona rural de Cúcuta, desde donde se dedica a trabajar en actividades relacionadas con el agro. Es el representante de la Cooperativa Multiactiva De Productores De Panela El Fénix, seleccionada por la Secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz de Cúcuta para recibir unidades productivas, enfocadas en potencializar el trabajo que hacen las familias víctimas del conflicto armado.
Además de la cooperativa que lidera Libardo, se seleccionaron otras cuatro asociaciones para apoyarlas con insumos, maquinarias y materias primas para desarrollar los proyectos productivos. Los otros beneficiados son: Asociación De Cacaoteros De Palmarito (Asocapal), Asociación de Citricultores de Banco de Arena (Ascitriban), Asociación Red Integral Multiactiva de Apicultores de los Andes (Asorimaan) y la Asociación MFC “Las Divas Luchadoras”.
Para beneficiar a las cinco asociaciones y cooperativas, la Secretaría de Posconflicto destinó $550.000.000, que se dividieron en dos fases: fase de formación y entrega de insumos, maquinarias y equipos. “En la primera fase se abordaron temas como el clima organizacional dentro de cada asociación, fortalecimiento asociativo, legislación mercantil, procesos de marketing y mercadeo, procesos de branding para el establecimiento de la marca. Además, se realizaron escuelas de campo en cada asociación para fortalecer el conocimiento agrícola, apícola y ganadero para trabajar cada proyecto productivo. Esta primera fase contó con un presupuesto de $130.110.000”, detalló Elisa Montoya, Secretaria de Posconflicto de Cúcuta.
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Para la compra y entrega de productos e insumos para las cinco asociaciones y cooperativas se destinó un rubro de $419.890.000. En el caso de la cooperativa que lidera Libardo, donde hay 40 familias asociadas, les entregaron 16 toneladas de semillas de caña semicaña variedad 1940, 400 bultos de 50 kilos de abono orgánico, 100 bultos de 50 kilos de Cal dolomita, un análisis del suelo, cinco equipos LED Reflector Solar, dos GPS navegador satelital, una fumigadora estacionaria, entre otros elementos claves para la producción.
“Nos han brindado unas capacitaciones que tienen que ver con marketing, mercadeo y ventas. Son formaciones fundamentales para el proceso que estamos llevando acá”, dijo Libardo, quien además explicó que en la cooperativa tiene definida áreas de producción y transformación: la producción de comida para animales y la producción de semillas de caña.
Este proyecto, con las familias beneficiadas, se realizó en convenio con la Corporación Todos por la Paz, CORPPAZ, quienes se encargaron en conjunto con la Secretaría de Posconflicto, de brindar formación, asistencia técnica, entrega de insumos, maquinarias y equipos pertinente para la potencialización de cada proyecto productivo. En el acompañamiento del proceso participó un equipo multidisciplinario conformado por zootecnista, técnicos agropecuarios, diseñadores industriales, abogados, politólogos, trabajadores sociales, agrónomos, administradores de empresa, contadores públicos y expertos en portafolio empresarial y marketing.
Las unidades productivas se entregaron en cuatro corregimientos de Cúcuta: Palmarito, Banco de Arena, Aguaclara y Buena Esperanza. “La consolidación de proyectos productivos de la población víctima de la zona rural es fundamental para generar garantías de no repetición en aquellos territorios que han sido azotados por el conflicto armado, por lo cual, iniciar este proceso con las asociaciones es una forma de luchar por la paz en nuestro municipio”, agregó la secretaria de Posconflicto, durante la jornada de más de 15 horas de entregas en los cuatro corregimientos.