La primera vez se sirvió un consomé y un pan y la meta de recaudo fue un millón de pesos. Por eso se llamó el banquete del millón y fue otro de los inventos memorables del sacerdote eudista Rafael García Herreros. Cuando lo creó, su proyecto de vivienda “El minuto de Dios” llevaba diez años, un poco más que su espacio en televisión que empezó a transmitir desde 1955. Este jueves 26 de noviembre el banquete del millón llega a su año 60, y por primera vez será virtual, con la idea de ser convertido en un millón de pequeños banquetes en casas de familia y empresas por la reconstrucción de Colombia.
La historia del banquete es tan promisoria como la obra de su creador. El sacerdote Rafael García Herreros que justamente falleció en su casa del Minuto de Dios mientras se realizaba la edición 32, el día 24 de noviembre de 1992. Tenía 83 años y, desde que se ordenó en 1944 en la iglesia de Nuestra Señora de Las Angustias, a sus 35 años, no tuvo un día de descanso en su vocación de servicio por los desamparados. Con una particularidad, su versátil condición de comunicador, que le permitió encontrar una original manera de desarrollar su obra en radio y televisión mientras formaba seminaristas.
Primero lo hizo en radio mientras daba forma a proyectos de vivienda popular en Bogotá y Cali, y desde el 10 de enero de 1955 empezó a emitir su programa por televisión, con el mismo concepto que resumió su vasta obra: “El minuto de Dios”. Con seguridad debe ser uno de los espacios de comunicación más antiguos de América y, sin duda alguna, varias generaciones de Colombia guardan algún recuerdo de sus emisiones. Cada año, al ritmo del país y sus urgencias o calamidades, con su Banquete del Millón que siempre ha tenido un motivo para convocar a los colombianos a seguir ayudando a los que la pasan mal.
Desde hace seis décadas, la historia de Colombia se entrelaza con su presencia activa donde fue necesario estar. En los albergues de Lérida, Guayabal y Chinchiná, creando vivienda para quienes la perdieron en la terrible avalancha de Armero en 1985. Aquella vez se hicieron 36 banquetes del millón en todo el país porque la sociedad había quedado estremecida, y el telepadre García Herreros resumió en una frase lo que vivía Colombia: “Todos nos sentimos cubiertos con el mismo lodo”. Casi quince años después también acudió al eje cafetero cuando un terremoto dejó en la calle a muchas familias.
Nunca ha faltado la costumbre de un día de noviembre, para volver al Banquete del Millón, que el padre García Herreros heredó en 1992 a su padrino de ordenación y consejero de siempre, el sacerdote Diego Jaramillo, que lleva 28 años desarrollándolo junto al programa de televisión, la iglesia, el museo, la emisora, la universidad, o la larga lista de programas sociales concebidos con la misma idea: “El minuto de Dios”. El mensaje que a diario emiten canales privados de televisión privados, institucionales de cobertura nacional y regionales, y que este año 2020 replica con una novedad.
Por todo lo que ha provocado la pandemia, el Banquete del millón en su versión 2020 será virtual, pero concebido con un propósito en acción: “Reconstruyendo a Colombia”, que se traduce en una convocatoria a los empresarios por la recuperación del país. Se realizará este jueves 26 de noviembre en el Salón Bolívar de la Casa de Nariño, y la invitación es a que, a partir de las siete de la noche, desde muchos hogares, con una vela encendida y una donación por efímera que sea, la gente se una a la transmisión, escuche la breve oración del padre Diego Jaramillo, comparta un alimento y luego suba a la plataforma la foto de su testimonio de adhesión a una buena causa.
La meta es recobrar 40.000 negocios que quedaron estancados o incluso arruinados por la pandemia. “El minuto de Dios” comparte ese liderazgo para que sea posible, acreditando una larga historia de viviendas, colegios, plataformas de comunicación u obras de infraestructura, en alianza estratégica con experimentados operadores de cooperación internacional, todos enfocados en el mismo norte. El mismo que trazó el padre García Herreros y mantiene claro el padre Diego Jaramillo con su mensaje diario. Siempre existe una razón para tender una mano. Esta vez por los vulnerados por la pandemia.