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Este fin de semana el Gobierno Nacional estableció una mesa de diálogo social para solucionar los problemas en el Cauca, que incluyen las invasiones de tierra que se han presentado en las últimas semanas. Aunque la ministra de Vivienda, Cecilia López, aseguró que se avanza en la compra de 16 fincas, avaladas en $12.000 millones, el problema va más allá de la titularidad de los predios.
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La invasión de predios en el país es un tema creciente, aunque eso no implica que todos sean por lo mismo. Mientras que en ciudades principales se ha identificado la presencia de tierreros, con todo un esquema organizado para lotear y vender ilegalmente las parcelas, en departamentos como Córdoba, se ha presentado ocupaciones de personas que buscan una vivienda digna.
Pero lo que ocurre en el Cauca es algo particular, ya que incluye un conflicto histórico, que se ha venido acumulando con otros en los últimos 40 años y que hoy involucra a cañeros, campesinos, indígenas y afros, en una zona del país, en la que la distribución desigual de la tierra está por encima del promedio nacional.
De acuerdo con el profesor Carlos Duarte, coordinador de la línea de Desarrollo Rural y Ordenamiento Territorial de la Universidad Javeriana, a pesar de que el Cauca es uno de los departamentos que primero se constituyó, heredó un modelo colonial y presenta una complejidad en la solución de los problemas de propiedad.
“En el norte del Cauca hay un modelo de desarrollo sustentado en el monocultivo de la caña. Hay una expresión de unos derechos de propiedad consolidados. El sector es homogéneo, pero no el catastro rural demuestra que son 16.000 de los ingenios y el resto, aproximadamente 55.000 ha, son de grandes propietarios pequeños que se asocian para producir caña.
A esto, se suma las solicitudes de tierra de indígenas, afro y campesinos. Por ejemplo, según explica Duarte, hay 30.000 ha. que hacen parte de resguardos y 80.000 ha. que deben pasar por proceso de aclaración, a lo que se le suma que el 35 % se cruzan con zonas de protección ambiental.
Por su parte, los afros viven en zonas planas, que perdieron sus territorios durante el siglo XIX y que ahora se hacinan en las cabeceras municipales. De aquí lo que llama la atención es que hay alrededor de 45 consejos comunitarios, pero solo 60 ha. tituladas colectivamente.
Por último, están los campesinos y el proceso de formalización de las zonas de reserva campesina, dentro de las que estarían 25.000 ha., en medio de las cuales también están involucradas zonas de reserva forestal y que pone en tensión otros aspectos.
“La necesidad de tierras, en medio de los procesos sociales, de acuerdo con los estudios técnicos que hicimos, se necesitan 220.000 hectáreas sobre 356.000, de ahí la idea de que si uno soluciona el problema de tierras, más o menos tendría que construir un segundo piso en el norte del Cauca”, dijo Duarte.
En esto coincide el politólogo Juan Guillermo Ferro, quien señala que si se analiza el problema desde sus inicios, se enreda más la pita, como por ejemplo, los indígenas Nasa que tuvieron que desplazarse por la masacre del Nilo. “Hay unos acumulados históricos y de violencia como la masacre y un espacio muy limitado frente a lo que piden y unos empresarios que tienen consolidadas esas propiedades, independientemente de cómo la obtuvieron”.
Por eso Ferro considera que este es un momento que deben aprovechar los indígenas, ante la presencia de un Gobierno al que apoyan. “Como nunca antes hay unos puentes y un espacio donde se podría negociar, porque claramente hay intermediarios creíbles para las comunidades”, aunque, resalta, que se debe tener en cuenta otros actores que podrían ser un obstáculo y son las mafias y los grupos guerrilleros.
Por ahora las puertas están abiertas al diálogo, mientras avanza la compra de predios estará en manos del Gobierno Nacional encontrar salidas a los conflictos por la titularidad y todo aquello que mantenga en conflicto a las comunidades.