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Pese a que en Sucre es vox pópuli que Yahir Acuña reparte dinero durante la época electoral, nada de esto aparece en su contabilidad y él mismo le negó a El Espectador que compre votos.
Actos de caridad, dice, aunque se parezcan más a las estrategias que usan los mafiosos para cooptar a las masas. Un día baja el vidrio de su camioneta blindada para regalar billetes a los mototaxistas o cierra un bar y manda a repartir las existencias de cerveza entre la gente.
En la pasada campaña a Congreso, los sincelejanos recibieron en su nombre bonos de regalo por $25.000 para cambiar por mercados en almacenes El Manicomio, del empresario José Éder Alzate. El negocio es uno de los más reconocidos de la región, tiene 25 años y 250 empleados, según Alzate.
Los bonos llevaban código de barras, previendo que cualquier avivato quisiera falsificarlos. Al respaldo, la curiosa imagen de un gato.