Los reinados infantiles por dentro
El ICBF insiste en que en el país se deben regularlos más allá del entusiasmo renovado por el triunfo de Paulina Vega en Miss Universo.
Juan Guillermo Mercado *
“Yo le digo a la gente que no critique, porque a nosotras nos gusta salir, modelar, ganarnos algo, tener un sueño ya cumplido. Uno siente cuando está desfilando lo que siente un niño cuando mete un gol y todo el mundo lo aplaude, así de bien nos sentimos las niñas”.
María Fernanda González Pasos tiene 11 años y está modelando desde los 8. Es una morena alta, de ojos grandes y pelo lacio con un cuerpo torneado que devela mucha más edad. Ese mismo cuerpo vestido con un pequeño traje de baño, desfilando por una tarima con un público atiborrado al lado de un río, le dio la vuelta al mundo. Ella fue la Miss Tanguita que todos vimos en un video en internet y canales de televisión, que todos criticamos, que todos señalamos.
“Lo que se siente es felicidad, modelar en público a mí me gustó. Primero tenía nervios, pero ya después de estar modelando ahí me dio fue felicidad”, dice María Fernanda. Su mamá, Patricia Pasos, concluye: “Si a mi hija le gusta y ama lo que hace, por qué la gente de Bogotá me tiene que decir qué hacer con mi hija”.
Las dos viven en una céntrica calle de Barbosa, en Santander. Este caluroso pueblo, de no más de 30.000 habitantes, fue el centro de una verdadera polémica hace dos semanas en torno al concurso Miss Tanguita, en el que niñas entre los 5 y 11 años desfilaron en vestido de baño ante un público en el que, según la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Cristina Plazas, había “borrachos, licor y fiesta”. Una verdadera “vergüenza”, como escribió en Twitter.
Hubo una real batalla de trinos, de comentarios, de argumentos más en contra que a favor del reinado, se anunciaron investigaciones en la Fiscalía contra los padres, en la Procuraduría contra la alcaldesa local —Rocío Galeano— y hasta salieron a la luz pública denuncias de nexos con paramilitares del creador del concurso, el exsenador Marcos Cortés, también esposo de Galeano.
Hoy, tan sólo dos semanas después, el país donde nació la mujer más linda del mundo, la Miss Universo Paulina Vega, vuelve a debatir si aquí los reinados infantiles son viables o no y si los niños sufren verdaderas violaciones a sus derechos.
El programa Séptimo Día, de Caracol Televisión, fue hasta Barbosa y encontró voces a favor del Miss Tanguita y preguntó en Bogotá qué piensan ahora las directivas del ICBF. El candente debate sigue abierto.
Las diez niñas que participaron este año en el Miss Tanguita de Barbosa —el concurso cumplió 28 años de hacerse sagradamente cada primer puente festivo del año— aseguran que quieren seguir un camino que las lleve hasta el Miss Universo. “Canto, bailo y modelo, me gusta ser reina, me gusta que me aplaudan. Qué emoción ser Miss Universo”, cuenta Sharid Fonseca, de 10 años, una de las niñas participantes.
“Nosotros estamos aquí en Barbosa acostumbrados a esa cultura, esa cultura la hemos vivido todos estos años. Ver a mi hija que de pronto vaya a participar y que gane, por ejemplo, se pone uno contento, feliz de verla que recibe su corona, que recibe su cetro”, afirma Francisco Fonseca, padre de Sharid.
Para la alcaldesa de Barbosa, Rocío Galeano, ver a las niñas en tanga desfilando es casi que un patrimonio de su pueblo. Galeano explica que está tan arraigado el concurso que, en algunas familias, ya hay hasta tres generaciones de Miss Tanguita. “Abuela, mamá e hija han participado y en el mismo escenario del río Suárez”, dice.
El tema tiene en alarma al ICBF, porque además de la exposición de las niñas en prendas ligeras que argumenta Cristina Plazas, después del desfile de las niñas, en la misma tarima, salen en ramillete voluptuosas mujeres mostrando su cuerpo en bikini. Un jurado las califica y en el evento, para entretener al público, también hay un streptease de un joven que se quita la ropa hasta quedar en hilo dental. Todo ante la mirada de las niñas.
“No me vengan a decir que eso es cultural”, dijo Plazas. La excongresista Alba Luz Pinilla, que hace un año propuso prohibir los reinados infantiles, va más allá. “Se equivocan los padres, están exponiendo a sus hijas. Es una cultura de violencia, es violentar a las niñas, es maltratarlas, es utilizarlas para una exhibición en medio de una feria”, opina.
El país que hace unas semanas se indignó con Miss Tanguita, hoy está feliz con tener una Miss Universo. Desde que era adolescente Paulina Vega quiso ser reina, participó en reinados en Atlántico en medio del apoyo de una familia “con reinas en la casa” y luego fue Señorita Colombia. Varias de nuestras mejores exponentes de nuestra belleza han sido niñas reinas.
Sin embargo, en el ICBF están diseñando un proyecto de ley para prohibir los reinados infantiles “porque crean estereotipos de la belleza” y, según Alba Luz Pinilla, las niñas que participan en estos eventos sufren una enfermedad llamada hipersexualidad, que les produce trastornos psicológicos por exponerse desde temprana edad a “maquillarse, ponerse collares y tacones, tratando de jugar roles que no les corresponden en la infancia”.
Nadie en Barbosa dice que las niñas están expuestas o han tenido un camino peligroso por ser Miss Tanguita. “Si encuentra una sola Miss Tanguita que hoy sea prepago o ande en malos pasos cierro el concurso de una vez”, se compromete Marcos Cortés, el fundador del concurso.
Argumentan el centralismo que se ejerce desde Bogotá, como la representante a la Cámara María Fernanda Cabal, quien asegura que la directora del ICBF “no está conectada con las regiones”. “El problema es de ella, que le da una mirada a Barbosa desde la ciudad”.
Lo que sí es un hecho es que desde el pasado 16 de enero, día en que firmaron un documento del ICBF, las diez niñas que participaron este año en Miss Tanguita no podrán desfilar en un público donde adultos estén consumiendo licor.
“Nos metieron en cintura”, dice Francisco Fonseca, el padre de una de las niñas que ahora cavila hasta dónde el Estado le permite decidir cuál es el entretenimiento adecuado para su hija.
@juangmercado
* Periodista de ‘Séptimo Día’.
“Yo le digo a la gente que no critique, porque a nosotras nos gusta salir, modelar, ganarnos algo, tener un sueño ya cumplido. Uno siente cuando está desfilando lo que siente un niño cuando mete un gol y todo el mundo lo aplaude, así de bien nos sentimos las niñas”.
María Fernanda González Pasos tiene 11 años y está modelando desde los 8. Es una morena alta, de ojos grandes y pelo lacio con un cuerpo torneado que devela mucha más edad. Ese mismo cuerpo vestido con un pequeño traje de baño, desfilando por una tarima con un público atiborrado al lado de un río, le dio la vuelta al mundo. Ella fue la Miss Tanguita que todos vimos en un video en internet y canales de televisión, que todos criticamos, que todos señalamos.
“Lo que se siente es felicidad, modelar en público a mí me gustó. Primero tenía nervios, pero ya después de estar modelando ahí me dio fue felicidad”, dice María Fernanda. Su mamá, Patricia Pasos, concluye: “Si a mi hija le gusta y ama lo que hace, por qué la gente de Bogotá me tiene que decir qué hacer con mi hija”.
Las dos viven en una céntrica calle de Barbosa, en Santander. Este caluroso pueblo, de no más de 30.000 habitantes, fue el centro de una verdadera polémica hace dos semanas en torno al concurso Miss Tanguita, en el que niñas entre los 5 y 11 años desfilaron en vestido de baño ante un público en el que, según la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Cristina Plazas, había “borrachos, licor y fiesta”. Una verdadera “vergüenza”, como escribió en Twitter.
Hubo una real batalla de trinos, de comentarios, de argumentos más en contra que a favor del reinado, se anunciaron investigaciones en la Fiscalía contra los padres, en la Procuraduría contra la alcaldesa local —Rocío Galeano— y hasta salieron a la luz pública denuncias de nexos con paramilitares del creador del concurso, el exsenador Marcos Cortés, también esposo de Galeano.
Hoy, tan sólo dos semanas después, el país donde nació la mujer más linda del mundo, la Miss Universo Paulina Vega, vuelve a debatir si aquí los reinados infantiles son viables o no y si los niños sufren verdaderas violaciones a sus derechos.
El programa Séptimo Día, de Caracol Televisión, fue hasta Barbosa y encontró voces a favor del Miss Tanguita y preguntó en Bogotá qué piensan ahora las directivas del ICBF. El candente debate sigue abierto.
Las diez niñas que participaron este año en el Miss Tanguita de Barbosa —el concurso cumplió 28 años de hacerse sagradamente cada primer puente festivo del año— aseguran que quieren seguir un camino que las lleve hasta el Miss Universo. “Canto, bailo y modelo, me gusta ser reina, me gusta que me aplaudan. Qué emoción ser Miss Universo”, cuenta Sharid Fonseca, de 10 años, una de las niñas participantes.
“Nosotros estamos aquí en Barbosa acostumbrados a esa cultura, esa cultura la hemos vivido todos estos años. Ver a mi hija que de pronto vaya a participar y que gane, por ejemplo, se pone uno contento, feliz de verla que recibe su corona, que recibe su cetro”, afirma Francisco Fonseca, padre de Sharid.
Para la alcaldesa de Barbosa, Rocío Galeano, ver a las niñas en tanga desfilando es casi que un patrimonio de su pueblo. Galeano explica que está tan arraigado el concurso que, en algunas familias, ya hay hasta tres generaciones de Miss Tanguita. “Abuela, mamá e hija han participado y en el mismo escenario del río Suárez”, dice.
El tema tiene en alarma al ICBF, porque además de la exposición de las niñas en prendas ligeras que argumenta Cristina Plazas, después del desfile de las niñas, en la misma tarima, salen en ramillete voluptuosas mujeres mostrando su cuerpo en bikini. Un jurado las califica y en el evento, para entretener al público, también hay un streptease de un joven que se quita la ropa hasta quedar en hilo dental. Todo ante la mirada de las niñas.
“No me vengan a decir que eso es cultural”, dijo Plazas. La excongresista Alba Luz Pinilla, que hace un año propuso prohibir los reinados infantiles, va más allá. “Se equivocan los padres, están exponiendo a sus hijas. Es una cultura de violencia, es violentar a las niñas, es maltratarlas, es utilizarlas para una exhibición en medio de una feria”, opina.
El país que hace unas semanas se indignó con Miss Tanguita, hoy está feliz con tener una Miss Universo. Desde que era adolescente Paulina Vega quiso ser reina, participó en reinados en Atlántico en medio del apoyo de una familia “con reinas en la casa” y luego fue Señorita Colombia. Varias de nuestras mejores exponentes de nuestra belleza han sido niñas reinas.
Sin embargo, en el ICBF están diseñando un proyecto de ley para prohibir los reinados infantiles “porque crean estereotipos de la belleza” y, según Alba Luz Pinilla, las niñas que participan en estos eventos sufren una enfermedad llamada hipersexualidad, que les produce trastornos psicológicos por exponerse desde temprana edad a “maquillarse, ponerse collares y tacones, tratando de jugar roles que no les corresponden en la infancia”.
Nadie en Barbosa dice que las niñas están expuestas o han tenido un camino peligroso por ser Miss Tanguita. “Si encuentra una sola Miss Tanguita que hoy sea prepago o ande en malos pasos cierro el concurso de una vez”, se compromete Marcos Cortés, el fundador del concurso.
Argumentan el centralismo que se ejerce desde Bogotá, como la representante a la Cámara María Fernanda Cabal, quien asegura que la directora del ICBF “no está conectada con las regiones”. “El problema es de ella, que le da una mirada a Barbosa desde la ciudad”.
Lo que sí es un hecho es que desde el pasado 16 de enero, día en que firmaron un documento del ICBF, las diez niñas que participaron este año en Miss Tanguita no podrán desfilar en un público donde adultos estén consumiendo licor.
“Nos metieron en cintura”, dice Francisco Fonseca, el padre de una de las niñas que ahora cavila hasta dónde el Estado le permite decidir cuál es el entretenimiento adecuado para su hija.
@juangmercado
* Periodista de ‘Séptimo Día’.