Médicos y enfermeras, maltratados por Colombia

Mientras caen muertos y contagiados por el coronavirus, los profesionales de la salud que constituyen el cuerpo “armado” de vanguardia en la guerra contra la pandemia, reciben aplausos, homenajes en las redes y palmaditas en la espalda. Pero, en la vida diaria, los discriminan en la calle y el sistema los maltrata laboralmente: pese a su extensa preparación universitaria, no cuentan casi con ningún derecho. Hipocresía.   

Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador
19 de abril de 2020 - 02:00 a. m.
Tanto el médico Gustavo Quintero como la enfermera Blanca Cecilia Vargas denuncian violación de derechos laborales. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador
Tanto el médico Gustavo Quintero como la enfermera Blanca Cecilia Vargas denuncian violación de derechos laborales. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador

Gustavo Quintero, decano de Medicina de la Universidad del Rosario y presidente de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina:

“LA CONTRATACIÓN DE NUESTROS PROFESIONALES ES INJUSTA”

Los cuerpos médicos del país así como los estudiantes de Medicina han hecho muchos reclamos por la excesiva carga de deberes que les  impone el Estado para enfrentar la pandemia; también por la falta de elementos de bioseguridad  para su protección ¿Cómo evalúa usted, desde Ascofame, los problemas que denuncian los profesionales de su sector? ¿Tienen razón?

Sí. Son reclamos justificados que tienen su origen en problemas acumulados, no resueltos. La Ley Estatutaria de Salud es muy clara en exigir respeto a la dignidad de los profesionales y trabajadores de la salud pero, desafortunadamente, no ha sido implementada. La forma de contratación de nuestros profesionales, es injusta: se les adeudan pagos por sus servicios, sus ingresos no son razonables y no tienen cobertura en salud y seguridad social porque se les vincula mediante un sistema que privilegia lo financiero sobre el talento humano. Esta situación se hizo más crítica por el surgimiento de la emergencia de la pandemia que puso en evidencia esa vieja deuda  social y, además, por la carencia de elementos de protección personal para enfrentarla, lo cual los pone en una condición de mayor vulnerabilidad.  

¿A qué llama usted “formas de contratación injustas” y por qué los médicos no gozan cobertura de salud ni seguridad social como todos los demás trabajadores?

Porque son vinculados mediante órdenes de servicio. Significa que no tienen contrato laboral completo sino temporal. Ellos son llamados para hacer un trabajo específico y cuando lo concluyen, se les termina el contrato. Por ejemplo, si a un cirujano lo llama una IPS para realizar unas cirugías durante un tiempo estipulado, se le paga por las cirugías pero no tiene ni estabilidad ni garantías: sin tiempo permanente de servicio, sin vacaciones, sin compensaciones, sin seguridad social, sin nada.

La mayoría del país desconoce que los médicos trabajan con tantas desventajas ¿Cómo cree usted que se soluciona esa desigualdad laboral?

Debería existir una expresa prohibición oficial de enganchar personal de salud con contratos de prestación de servicios para realizar tareas específicas como se hace ahora, salvo unos casos muy especiales. Y, desde luego, hay que exigir la contratación laboral integral y con todos sus beneficios.

La falta de elementos de protección cuando atienden pacientes contagiados con el virus, como batas de cirugía, guantes, gafas, etc., ¿se ha solucionado después de las quejas y denuncias al respecto?

Para trabajar en áreas de alto aislamiento o cuidado intensivo se requiere una  indumentaria completa de protección compuesta por gorro, vestidos antifluido, gafas herméticas, caretas, tapabocas N95, doble guante y polainas. Pero solamente hay provisión de algunos de esos elementos: gorros, tapabocas comunes - no los de mayor protección -, guantes y polainas. El equipo está incompleto. Esto implica una sobreexposición al riesgo de contaminación.

Cuando el Gobierno autorizó a las Facultades de Medicina a graduar, con meses de anticipación, a los estudiantes que estaban en su año de internado, muchos de ellos expresaron objeciones a la obligación de entrar a apoyar a los profesiones en esta emergencia ¿Cuáles fueron las objeciones de los recién graduados?

La graduación anticipada de los estudiantes de Medicina correspondió a un ofrecimiento de Ascofame para contribuir a reforzar la fuerza laboral médica necesaria en esta situación de pandemia. La medida fue, en general, bien recibida por los internos, estudiantes de último año de la carrera. En el caso particular del Rosario, ellos, motu proprio, se mostraron dispuestos y listos a servir en esta situación como parte de su servicio social obligatorio en el entendido de que no iban a estar en la primera línea de atención. Sus preocupaciones son las normales de cualquier ser humano en las actuales condiciones pero su vocación de servicio estuvo por encima de ellas.

¿Cuántos estudiantes de último año se graduaron o graduarán anticipadamente?

Como dije, la graduación anticipada de médicos se planteó, en varios momentos, por parte de las Facultades de Medicina del país. En un primer grupo se graduaron 285 médicos, en la primera semana de abril. Durante la segunda quincena de este mes se graduarán otros 422; en mayo, 256 más,  y otros 1.820, entre junio y julio. En total, 2.783 nuevos médicos  ingresarán al sistema de salud en una época de gran necesidad social.

¿Qué quiere decir que  estos recién graduados desean prestar su servicio social obligatorio pero no “en la primera línea de atención”?

Que entre sus tareas no está la de atender, directamente, a pacientes con coronavirus. Pero ellos sí estarán al cuidado de pacientes con patologías generales, permitiendo, así, que profesionales más calificados actúen en la segunda y primera línea de atención. Los recién graduados prestarán un gran servicio. 

Entonces, ¿cuáles tareas harán, concretamente, los nuevos médicos?

Los hospitales tienen una estrategia de atención en varios frentes. Una, es la de pacientes con aislamiento alto por padecer la COVID-19 y suelen estar en las unidades de cuidado intensivo. Allí se requieren las máximas barreras de protección y atención por parte de personal altamente calificado. Existe una segunda línea de atención para pacientes que ya salieron de ese primer nivel o que son positivos sintomáticos, y son atendidos por personal especializado. Y una tercera línea es la de los pacientes no relacionados con coronavirus pero que sufren enfermedades generales. Aquí es donde los nuevos médicos podrán prestar su mejor concurso.

El decreto 538 expedido en el marco de la Emergencia Económica y Social y en el que se adoptan medidas con el fin de “contener y mitigar la pandemia de Covid-19 y garantizar la prestación de servicios de salud”, ha dejado muchas inquietudes en la comunidad médica ¿Usted las comparte?

Aun cuando el ministro de Salud ha dicho que lo aclarará, el artículo 9 del capítulo 2 de dicho decreto es por lo menos inapropiado por su carácter impositivo. Sin duda, nosotros estamos, por deontología médica, dispuestos a servir siempre que seamos requeridos pero no es necesario que se nos imponga ese principio por medio de un decreto. Ojalá en la reglamentación de ese artículo, más bien, se tenga en cuenta la necesidad de proteger al personal de salud y de no exponerlo a riesgos innecesarios. De otra parte, quedan dudas sobre  el artículo 1 que suspende, provisionalmente, el Registro de Talento Humano en Salud - Rethus -  porque se puede prestar a la contratación de personal no calificado y a la suplantación de profesionales verdaderos de la salud por otros que no lo son. Algunos otros artículos dejarían abierta una puerta por donde se puede colar la corrupción con dineros del sistema. Y en lo relacionado con la telesalud, se podrían terminar violando algunos principios de atención y ética médica. Son positivos, en cambio,  la inclusión del coronavirus como enfermedad laboral para todos los trabajadores del sector y la exhortación a las universidades, a graduar anticipadamente a los médicos.

 

Enfermera Blanca Cecilia Vargas, presidenta de la Organización Colegial de Enfermería:

“SE NOS VULNERA EL DERECHO A LA VIDA Y A LA DIGNIDAD”

Los médicos han presentado muchos reclamos de orden laboral y de seguridad. Si sus quejas resultan ciertas, con mayor razón deben serlo las de los profesionales y auxiliares de enfermería ¿En qué condiciones trabaja su gremio?

Todo el recurso humano que interviene en la prestación del servicio de salud, desde los médicos hasta el resto del personal sanitario, está afectado por las precarias condiciones laborales y de bioseguridad que ya se han comentado. En lo que corresponde a enfermería, empiezan por restringirnos la participación en la construcción y ejecución de las políticas públicas de nuestro campo en las cuales se definen, entre otras materias, nuestras competencias. Además, encontramos deterioro progresivo y reducción de cargos de enfermería; subutilización del recurso profesional pues mientras a nosotros se nos asignan funciones de carácter administrativo, a nuestros auxiliares se les delegan, forzadamente, labores de responsabilidad en el cuidado de los pacientes lo que genera disminución en calidad y seguridad; precarias condiciones laborales, flexibilización y tercerización en los contratos, baja remuneración, inestabilidad y vulneración de la libre asociación y negociación.

¿Es cierto que estos problemas denunciados por todos los gremios del sector salud se han agudizado con la emergencia de la pandemia?

Claro que sí. A los puntos que enumeré, se suma, ahora, el acoso laboral generado por la emergencia sanitaria del Covid19, cuando se nos exige, obligatoriamente, el cuidado de los pacientes casi sin ninguna condición de seguridad  y, también, cuando se nos discrimina en la vida social porque nuestro trabajo se considera peligroso.

¿A cuáles funciones de carácter administrativo se refiere usted cuando asegura que, en vez de labores propias de su carrera, los ponen a hacer otras?

Debido al modelo de negocio en salud que se ha priorizado en lugar del modelo de servicio, los recursos humanos de enfermería terminan sentados en los escritorios haciendo labores de oficina. Y  la atención de los pacientes se les delega, casi exclusivamente, a los auxiliares. La mano profesional de enfermería en momentos críticos como la que se requiere en las salas de cuidados intensivos, ha venido disminuyendo para sustituirla por grupos ocupacionales que no garantizan calidad ni seguridad.

También afirma que se les vulnera el derecho a la libre asociación y negociación ¿Cómo es posible hacerlo si ese es un derecho constitucional en Colombia?

Porque si bien es cierto que es un derecho, la propia Constitución dejó abierta una puerta a la violación del mismo porque quedó establecida, también, la libertad de asociación. Por ahí se cuelan quienes quieren impedir la conformación de grupos cuyo objeto es defender los derechos laborales.  Por poner un ejemplo, hace poco hubo que renegociar una convención colectiva que estaba en plena vigencia, por la amenaza de cancelación del vínculo contractual.  Ante un riesgo u otro, había que permitir la firma de un otrosí en el documento de la convención.

Usted menciona “el acoso laboral” cuando se les exige el cuidado del paciente de Covid19.  Descríbame, por favor, una situación como esa…

Hace poco, una enfermera llegó a su sitio habitual de trabajo con una careta profesional  N95 que había adquirido con su propio dinero. Al ingresar, el coordinador de área le exigió quitársela y ponerse el tapabocas convencional que no tiene el mismo nivel de protección. Ella insistió pero él la puso en la disyuntiva de retirarla o de perder el puesto.

Parece absurdo ¿Por qué no podía usar el tapabocas más seguro?

Porque la norma indica que, en las salas de urgencias, las enfermeras no pueden usar careta profesional  mientras los médicos, sí.  El argumento parece ser que los profesionales de enfermería están menos expuestos que los de medicina: están equivocados. En la primera línea de exposición se encuentran las enfermeras porque están más cerca y durante mayor tiempo con los pacientes que el resto del personal sanitario.

Usted firmó, junto con otras 10 organizaciones del sector salud, una solicitud al ministro de Trabajo ¿Cuáles fueron sus peticiones?

Elementos de protección acordes con los riesgos  del servicio; vinculación laboral que honre los postulados del trabajo; estabilidad laboral, seguridad social, y garantías de contar con ARL y EPS. Y, por supuesto,  aplicación obligatoria de la prueba del Covid19.

La expedición del decreto 538 por parte del Gobierno para regular el sector salud en esta emergencia, generó graves inquietudes entre los médicos ¿Ustedes también lo objetan y por qué?

Tenemos muchas objeciones frente a ese decreto. Tanto, que solicitaremos su declaratoria de inconstitucionalidad ante la Corte porque es violatorio de los derechos de los trabajadores y los pacientes. El decreto ordena, entre otras medida, la obligatoriedad  los profesionales sanitarios y estudiantes de último año de Medicina de atender la pandemia pero no prevé, simultáneamente, condiciones contractuales, protección de los derechos salariales, estabilidad económica, bioseguridad, transporte, alojamiento, bonificaciones de riesgo, etc., y, ni siquiera el pago de los salarios atrasados. Vulnera derechos fundamentales como el de vida, respeto a la dignidad humana, derecho al trabajo digno en condiciones justas y otros derechos civiles protegidos por pactos internacionales. Al mismo tiempo, el decreto favorece una amplia utilización de los recursos económicos sin mayores controles, y fortalece la red privada de los servicios de salud a tiempo que debilita la red pública. 

¿A cuántos profesionales de enfermería representan ustedes y qué actividades desarrollan?

La Organización Colegial de Enfermería (OCE), es una  corporación gremial sin ánimo de lucro y con cobertura nacional, creada para contribuir al desarrollo de la profesión, además de cumplir con funciones públicas delegadas como la de inscribir a los graduados en el Registro Único de Talento Humano en Salud (Rethus); expedir la tarjeta profesional y otorgar los permisos transitorios para el ejercicio de los extranjeros de nuestra área, que vengan en misión humanitaria.  Desde 2015 hemos registrado a  26 mil, 137 profesionales de enfermería; de estos,  22 mil, 494 son mujeres (86%); y 3mil, 643 son hombres (13.9%). Desde 1997, el número de registros en enfermería asciende a 44 mil, 519.  

¿Es cierto que el número de sus profesionales en Colombia es el doble del número de médicos registrados?  

Según datos del ministerio de Salud, el total de profesionales de enfermería en el país, es de 66 mil 540; el de auxiliares de enfermería, 279 mil, 324; y el de médicos, de 120  mil. Sumados los profesionales y auxiliares de enfermería, somos 345 mil 864, lo que equivale a 100 mil más, del total de médicos. A pesar de la baja cantidad de afiliados que tienen nuestras organizaciones por diferentes razones entre otras, que la vinculación es voluntaria,  las cifras sobre la cantidad de profesionales del sector salud constan en el registro oficial Rethus.

¿Cuál es la diferencia de tareas de los profesionales y de los auxiliares de enfermería?

Los profesionales han estudiado el programa universitario del área con sus ciclos autorizados por el ministerio de Educación. Nos preparamos en dirección, planeación, ejecución y evaluación del cuidado de los pacientes y de la población en general. Los auxiliares tienen que ver con el bienestar diario de la persona a la que atienden, y con la satisfacción de sus necesidades básicas.

Médico Gustavo Quintero: “La profesión de Medicina es riesgosa y peligrosa”

Dos médicos murieron en Bogotá, otros dos, en Cali y hay varios grupos de la salud afectados en todo el país. Además, se tuvieron que clausurar unos servicios de clínicas por haber, ahí, focos de contagio. Este panorama desolador, ¿es previsible en una situación de pandemia o son atribuibles al descuido estatal del sector?

Hay que examinar cada caso en particular para entender las razones del desenlace fatal y para corregirlas de manera que se puedan evitar otros casos similares. La medicina es la más incierta de las profesiones, además de ser riesgosa y peligrosa. Por eso debemos cumplir, de forma lo más estrictamente posible,  los protocolos. Cada vez que nos salimos de la regla, nos estamos exponiendo y arriesgando a nuestros pacientes y colaboradores. Es indispensable tener en cuenta que las mínimas condiciones de bioseguridad constituyen una norma que no se puede suspender ni violar. El país debe comprender que la esperanza que todos mantenemos de sobrevivir a esta desgracia, depende de contar con unas comunidades médicas protegidas tanto en materia laboral como en el campo físico.

Enfermera Cecilia Vargas: “La rentabilidad por encima de la salud”

“El modelo colombiano prioriza la rentabilidad financiera sobre los resultados en salud. Esto va en contravía del enfoque humanista del sistema y reduce las posibilidades de brindar alta calidad. De acuerdo con las cifras del ministerio de Salud y Protección Social, en Colombia hay seis enfermeras por cada cien mil habitantes. Para los servicios de hospitalización en todos los niveles y áreas especializadas, es posible encontrar una correlación  enfermera-paciente extremadamente baja en comparación con otros países de la región y del mundo. Las instituciones de salud no reconocen, en muchos casos, los estudios de postgrado de los profesionales (en particular, áreas clínicas), pues pagan una remuneración muy baja o no acorde con ese nivel de conocimiento. Esto desestimula la formación académica. Y por tanto, la oportunidad de incluir profesionales con alto nivel en las áreas especializadas. Podemos señalar, además, la inadecuada organización del trabajo y la abolición de los departamentos de enfermería en algunas instituciones, lo que, claramente, repercute en la pérdida de calidad del servicio, identidad y autonomía de la profesión”.

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Por Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador

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