
Algunos de los migrantes en Juradó son enviados en barco hasta Buenaventura.
Foto: Personería de Juradó
Un fuerte dolor en la cadera impacienta a Iyaru. Días antes, en el océano Pacífico, tras salir en una lancha desde el corregimiento de Jaqué, en Panamá, una ola desestabilizó la embarcación en la que iba junto a su esposo, su hijo y varios migrantes. Voló en el aire y en su intento por evitar que su hijo cayera al mar, aplicó toda la fuerza que tenía para aferrarse a la silla, recibiendo un fuerte golpe en el coxis. “Creo que sentí más miedo en ese momento, que en la selva (del Darién). Aunque para mí la selva no fue un juego, el temor que...

Por Mónica Rivera Rueda
Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com