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Misas en el parque

El Espectador visitó Aipe, municipio del Huila, donde los feligreses no entran a la iglesia porque el techo amenaza caerse. El miedo y la zozobra los llevó a no ingresar al templo. El municipio es el más petrolero en el Huila.

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Francisco Argüello / El Espectador
23 de marzo de 2009 - 10:00 p. m.
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Felisa Calderón de Gutiérrez, fue la primera difunta que estrenó las misas en el parque central de Aipe, municipio ubicado al norte del Huila. La mujer, de 75 años, murió de vejez y su familia decidió despedirla fuera de la iglesia “Nuestra Señora de Los Dolores”, porque temían ser víctimas de una tragedia.

El cuerpo sin vida de la anciana reposaba en un improvisado altar, a las afueras del templo, porque el sacerdote del pueblo Luis Mirllán Díaz, tuvo que impedir el ingreso a la parroquia porque el  techo está a punto de colapsar.

Los carros transitaban y el ruido del perifoneo que ofrecía bazares, bingos y hasta corridas de gallos, interrumpían las exequias de Calderón. La voz del sacerdote se hacía más fuerte, hasta no aguantar más. “La difunda merece respeto. No es justo que mientras oramos y la despedimos, escuchemos música”, gritaba Mirllán, desde el pulpito improvisado en media hora.

“Como no es un reinado de belleza. Fuera un evento artístico, la Policía tuviera acordonada el área. Como es una misa, solo se pasean de un lado al otro”, insistía, pidiéndole a sus seguidores sentarse. El problema era que solo, en el atrio ubicado en la parte externa del templo, había 20 sillas.

La secretaría de Cultura del Huila, en un comunicado expedido el 24 de febrero de 2009, prohibió el ingreso a feligreses porque “puede suceder una tragedia”. Aunque no existe un estudio técnico, expertos ingenieros y arquitectos se percataron del problema en la estructura.

Cinco vigas en madera, que sostienen el techo están partidas. “Llevo 50 días en el municipio y soy testigo de cómo la cubierta se está hundiendo”, comenta el sacerdote, que puso el dedo en la yaga y denunció lo sucedido.

“Uno se siente mejor dentro de la iglesia, porque está visitando el altísimo. Afuera uno se distrae mucho”, comenta Felicinda Gómez, una católica consagrada que ahora se arma con una sombrilla para que el sol, que pega con fuerza en el parque, no la sorprendan.

Cuando llueve en medio de la misa, el sacerdote Mirllán, debe interrumpir la ceremonia, recoger sus corotos e ingresar obligado al templo. “Lo hago bajo mi responsabilidad. Los fieles me siguen; no es de todos los días”.

Según estableció El Espectador, el número de feligreses disminuyó en un 40 por ciento su presencia en las eucaristías por la incomodidad que representa realizarlas en el parque.


Media hora antes de iniciarse el ritual, los colaboradores de la curia, improvisan un altar, lo adornan con flores, cuelgan un cristo y adaptan un sonido que compite con los corridos prohibidos que suenan a diario en el pueblo.

“Me han ofrecido hacer misas en el colegio, pero no quiero incomodar”, explica el sacerdote, quien prefiere construir un rancho en palmicha y oficiar su ceremonia religiosa allí. “Eso nos vale dinero. Pedimos la colaboración de la ciudadanía para poder construir el sitio temporal”.

Informes de la secretaría de Cultura del Huila, concluyen que restituir el templo de Nuestra Señora de Los Dolores, vale $480 millones. La Alcaldía ofreció $ 80 millones y la Gobernación $100 millones. ¿De dónde saldrán los otros recursos? La respuesta no la conocen ni las mismas autoridades.

El templo fue declarado Patrimonio Arquitectónico del Huila, a través de una ordenanza de la Asamblea Departamental. Sin embargo, esto no ha servido porque no se toman correctivos inmediatos.

Lo grave es que la casa cural, está en las mismas condiciones. El sacerdote, Luis Mirllán, no descarta abandonar su lugar de descanso por temor a ser víctima. “El techo está muy deteriorado. Las paredes aguantan un poco”, dice, sin ser alarmista y sin conocer cuál será su suerte.

El Alcalde de Aipe, Luis Felipe Conde, llamó la atención del ministerio de Cultura, para que aprueben un proyecto que radicó desde el año pasado donde propone la readecuación del templo.

Douglas Hernán Bautista, secretario de Cultura, busca conseguir ayudas del gobierno Nacional para devolverles el sitio de recogimiento a los 15 mil habitantes que se declaran católicos en Aipe.

Aipe, recibió el año anterior, según Planeación Nacional, 44 mil millones de pesos, producto de las regalías del petróleo. La cifra, es considerada alta, para un municipio marcado por la pobreza y abandono por parte de sus gobernantes.

Por Francisco Argüello / El Espectador

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