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La Empresa de Aseo de Bucaramanga (Emab) redujo en un 84 % la población de gallinazos en el relleno sanitario El Carrasco, en respuesta a una sentencia del Consejo de Estado que exigía mitigar los riesgos para la operación del aeropuerto Palonegro, ubicado en el área metropolitana de Bucaramanga.
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El primer censo, en 2009, reportó 3.529 gallinazos. En 2017, con el inicio del Plan de Manejo Ambiental para el Control del Gallinazo, la cifra bajó a 1.260. En 2021 llegó a 575 y en 2025 se mantiene cerca a los 500.
“Así como entendemos la importancia ecológica del gallinazo, sabemos que la seguridad aérea también es importante. Por esto nos enfocamos en mantener un equilibrio entre la naturaleza y el hombre, mitigando los riesgos que ocasionan los gallinazos”, dijo Laura Lozano Suárez, bióloga del relleno.
Entre las estrategias aplicadas están el ahuyentamiento manual sin causar daño, el cubrimiento diario de residuos con material que reduce olores y acceso a alimentos, el cierre técnico de celdas y la revegetalización del terreno.
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El relleno El Carrasco pasó de ser considerado un foco de riesgo ambiental a consolidarse como un ecosistema diverso. Actualmente conviven allí 77 especies de aves, incluyendo siete migratorias, ocho mamíferos, cuatro anfibios y 16 reptiles.
La Emab realiza censos periódicos para ajustar las acciones del plan de manejo. Según la empresa, este modelo de sostenibilidad ha mejorado la calidad de vida en el área y ha fortalecido la biodiversidad de la región.