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¿Por qué reabrir el Quimbo?

La reapertura de la hidroeléctrica –que depende de las autoridades judiciales– significaría poner los intereses generales por encima de los intereses particulares, afirma el Ejecutivo.

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Redacción Nacional
05 de enero de 2016 - 04:07 a. m.
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Esta central forma parte de un sistema que no se restringe a una empresa generadora de energía, los ambientalistas y los piscicultores del Huila. Por el contrario, forma parte de un sistema que involucra a la principal arteria fluvial de Colombia, a la red eléctrica del país y, por lo tanto, a todas las cadenas productivas que se desprenden de ellas. Mantenerla fuera de funcionamiento –advierte el Gobierno– acarrea graves consecuencias para el medio ambiente, la producción pesquera, el transporte fluvial por el río Magdalena, la generación eléctrica y, en términos generales, la actividad económica del país. Los siguientes son los diez argumentos que expone el Ejecutivo para pedir la reapertura de El Quimbo:

1. Aseguraría energía

La reapertura de El Quimbo reduciría el riesgo de racionamiento de energía. Esta hidroeléctrica está en capacidad de aportar el 5 % de la energía consumida en Colombia. Al estar fuera de funcionamiento en medio del fenómeno de El Niño más fuerte que el país experimenta desde 1997, el resto de embalses deben aportar mayores volúmenes de agua, lo que está provocando la reducción de sus niveles.
 
Fuente: Ministerio de Minas y Energía.
 
2. Frenaría el incremento de tarifas
 
Evitaría que la tarifa de energía siga subiendo debido a la generación térmica. La energía que el país no puede producir en las hidroeléctricas, debe ser producida por termoeléctricas alimentadas por combustibles que aumentan los costos de la generación. 
 
Fuente: Ministerio de Minas y Energía.
 
3. Favorecería la piscicultura
 
Contribuiría a mantener los niveles requeridos para la piscicultura en Betania. De acuerdo con la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), el caudal mínimo de entrada recomendado para la producción pesquera en Betania –que se alimenta principalmente de las aguas que descienden de El Quimbo– es de 160 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, tras el cierre de la hidroeléctrica, éste se redujo de 326 a 132 metros cúbicos por segundo, una cifra inferior a la recomendada. Dado que Betania genera a plena carga, su nivel ha descendido al 82 %. De seguir a ese ritmo, en dos semanas estará por debajo del acordado con los piscicultores para no poner en riesgo su actividad.
Fuentes: Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y Emgesa.
 
4. Efecto positivo sobre el empleo
 
La reapertura de El Quimbo contribuiría a mantener el empleo y las exportaciones de tilapia. El cierre pone en riesgo la venta en el exterior de esta especie de pez, que depende en su totalidad del embalse de Betania. Estas exportaciones representan cerca de US$40 millones y generan 3.500 empleos.
Fuente: Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
 
5. Favorecería la navegabilidad
 
Fortalecería la navegación por el río Magdalena. La operación conjunta de las hidroeléctricas de Betania y El Quimbo entregaría entre 200 y 300 metros cúbicos de agua adicionales por segundo al río. El aumento del caudal elevaría el nivel del río en un punto clave para el transporte de hidrocarburos como Barrancabermeja, donde presenta 45 centímetros de profundidad, cuando el nivel mínimo para garantizar la navegación es de 1,34 metros.
 
Fuente: Cormagdalena.
 
6. Evitaría el almacenamiento de hidrocarburos
 
Evitaría el almacenamiento innecesario de hidrocarburos en la refinería de Barrancabermeja. Las dificultades de navegación por el río Magdalena están provocando la acumulación de 33.000 barriles de combustóleo (fuel oil) al día en la refinería del puerto petrolero. De seguir esta situación, dos millones de barriles estarían almacenados al terminar febrero, con los sobrecostos que ello le acarrearía al país. De hecho, las lluvias de noviembre, sumadas a los aportes de El Quimbo al caudal del río durante el mes en que la hidroeléctrica estuvo en funcionamiento (del 16 de noviembre al 16 de diciembre) no pasaron inadvertidas: en noviembre fueron transportados 801.162 barriles de combustóleo y en diciembre esta cifra descendió a 388.504 barriles.
 
Fuente: Cormagdalena.
 
7. Bajaría riesgo de escasez de combustible
 
La reapertura de El Quimbo minimizaría el riesgo de desabastecimiento de combustible en la frontera con Venezuela. En la medida en que se presenten restricciones en la navegabilidad del Magdalena, podría ser necesario reducir la producción de gasolina y diésel en Barrancabermeja. Esta situación pondría en riesgo el abastecimiento continuo de combustibles líquidos en las zonas de frontera de los departamentos de Norte de Santander, Cesar y Arauca.
 
Fuente: Ministerio de Minas y Energía.
 
8. Salvaría 19 mil toneladas de peces
 
Prevendría la muerte de unas 19 mil toneladas de peces. Al estar estancada, el agua del embalse está deteriorándose por efecto de la descomposición de la materia orgánica en su interior. Cada día que pasa en estas condiciones empeora la situación, pues cuando la hidroeléctrica entre en funcionamiento, grandes cantidades de agua de mala calidad descenderían a Betania y pondrían en riesgo la producción piscícola del embalse, además de la actividad agrícola de las zonas aledañas.
 
Fuente: Ministerio de Agricultura.
 
9. Más recursos para 18 municipios
 
La reapertura de El Quimbo permitiría a 18 municipios y a la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) recibir recursos adicionales. La entrada en operación comercial de la central hidroeléctrica El Quimbo permitiría que la CAM y 18 municipios de la zona de influencia reciban recursos por concepto de transferencias del sector eléctrico, cuya destinación, de acuerdo con la ley, es la protección del medio ambiente. Se estima que Emgesa aportará anualmente más de $7.000 millones.
 
Fuente: Emgesa.
 
10. Un manejo más eficiente de los recursos
 
Significaría un manejo eficiente de los recursos en tiempos de crisis energética. En las actuales circunstancias, El Quimbo descarga 36 metros cúbicos por segundo al río Magdalena, correspondientes al caudal ecológico, un flujo mínimo requerido para garantizar condiciones de vida en el tramo del río que sigue a la presa. Ese volumen de agua podría contribuir a la producción de energía, pero no lo está haciendo en este momento. En otras palabras, es como botar comida en tiempos de hambruna.
 
Fuente: Ministerio de Minas y Energía.

Por Redacción Nacional

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