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Se reportaron nuevas fallas de semáforos de Bucaramanga, lo que generó un colapso en algunas intersecciones claves de la ciudad. Los daños afectan especialmente el centro y varias zonas residenciales y universitarias, generando preocupación entre los conductores y transeúntes.
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Según las autoridades de Tránsito de Bucaramanga, la infraestructura semafórica de la ciudad, considerada una de las más antiguas del país, se ha visto afectada en los últimos días debido a las lluvias, sumadas al desgaste de un sistema de más de cuatro décadas y a reiterados actos de vandalismo.
“Los aguaceros del sábado pasado causaron descargas eléctricas que desconfiguraron al menos cinco intersecciones, entre ellas la calle 36 y la carrera 33 con calle 36. Estos semáforos actualmente no están en funcionamiento”, indicó Jhair Andrés Manrique, director de Tránsito de Bucaramanga a Vanguardia.
La situación no solo se traduce en largas filas y embotellamientos en las horas pico, sino también en un ambiente de incertidumbre para conductores y transeúntes, que deben improvisar maniobras o esperar la presencia de agentes de tránsito para poder avanzar.
La entidad aseguró que están destinando personal para regular el tráfico de forma manual en los cruces más congestionados y que prevén la asignación de $1.000 millones de pesos para actualizar el cableado, aunque advierten que la solución definitiva dependerá de recursos adicionales para una modernización estructural.
“A esta red nunca se le han invertido recursos. De hecho, los semáforos más modernos que tenemos en Bucaramanga fueron donados por Bogotá hace cerca de 10 años, cuando ellos renovaron su sistema”, agregó a Vanguardia el director de Tránsito de la ciudad.
Los puntos más críticos se concentran en la calle 34 con carrera 15, la avenida Quebradaseca con carrera 33 y la calle 32 en inmediaciones de la Universidad Industrial de Santander, así como en la carrera 33 y en sectores residenciales como la calle 54 con carrera 27 y la calle 61. Allí, los semáforos permanecen apagados o intermitentes, lo que ha aumentado el riesgo de accidentes y dificultado el paso de peatones.
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