Solicitan al gobernador de Sucre que decrete calamidad pública por epidemia de dengue

De acuerdo con cifras del Sistema de Vigilancia de Salud Pública (Sivigila), en lo que va del año en Sucre se han registrado 3.598 casos de dengue. Según la Secretaría de Salud, es la primera vez que el departamento sufre un brote tan alto, por lo que se prendieron las alarmas.

Del total de los casos, 2.956 fueron confirmados y 62 de ellos correspondían a dengue grave, es decir que las personas portadoras estaban en riesgo de muerte. Para esa fecha, 11 personas ya habían perdido la vida por la enfermedad.

Según el informe, siete municipios reportaban los niveles más altos. La lista era encabezada por Sincelejo, con 54,5%; Sampués, con 6,7%; San Marcos, con 6,0%; Corozal, con 5,3%; Toluviejo, con 3,5%; San Ofre, con 3,0% y Coveñas, con 2,8%.

Este miércoles, 25 de septiembre, luego de que la Secretaría de Salud indicara que el número de casos se elevó a 4.021, el Departamento de Gestión del Riesgo acordó pedirle al gobernador Edgar Martínez que declarara la calamidad pública por la enfermedad.

Lea también: Epidemia de dengue en Centroamérica: más de 240.000 infectados

Según la entidad, hasta el momento ha habido 10 muertes sospechosas por dengue, de las que tres han sido confirmadas por el Instituto Nacional de Salud (INS). Dos de esas muertes ocurrieron en Sampués y la otra en Sincelejo.

Al respecto, el secretario de Gobierno de Sucre, Carlos Guerra Sierra, manifestó que “creemos que existe la necesidad de la alerta y creemos que el gobernador procederá a declarar la calamidad pública para este tema".

El dengue es una enfermedad viral que afecta especialmente a poblaciones vulnerables como niños y adultos mayores. El virus es transmitido por la picadura del mosquito Aedes aegypti. Algunos de los síntomas son dolor en cabeza y articulaciones, fiebre, moretones en la piel y dolor abdominal intenso.

Las recomendaciones que hace el Ministerio de Salud para la prevención de un posible brote son cambiar frecuentemente el agua de los bebederos de animales y floreros, usar repelentes, perforar llantas que puedan acumular líquido y recoger basuras y residuos sólidos en predios y lotes baldíos.

De acuerdo con cifras del Sistema de Vigilancia de Salud Pública (Sivigila), en lo que va del año en Sucre se han registrado 3.598 casos de dengue. Según la Secretaría de Salud, es la primera vez que el departamento sufre un brote tan alto, por lo que se prendieron las alarmas.

Del total de los casos, 2.956 fueron confirmados y 62 de ellos correspondían a dengue grave, es decir que las personas portadoras estaban en riesgo de muerte. Para esa fecha, 11 personas ya habían perdido la vida por la enfermedad.

Según el informe, siete municipios reportaban los niveles más altos. La lista era encabezada por Sincelejo, con 54,5%; Sampués, con 6,7%; San Marcos, con 6,0%; Corozal, con 5,3%; Toluviejo, con 3,5%; San Ofre, con 3,0% y Coveñas, con 2,8%.

Este miércoles, 25 de septiembre, luego de que la Secretaría de Salud indicara que el número de casos se elevó a 4.021, el Departamento de Gestión del Riesgo acordó pedirle al gobernador Edgar Martínez que declarara la calamidad pública por la enfermedad.

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Según la entidad, hasta el momento ha habido 10 muertes sospechosas por dengue, de las que tres han sido confirmadas por el Instituto Nacional de Salud (INS). Dos de esas muertes ocurrieron en Sampués y la otra en Sincelejo.

Al respecto, el secretario de Gobierno de Sucre, Carlos Guerra Sierra, manifestó que “creemos que existe la necesidad de la alerta y creemos que el gobernador procederá a declarar la calamidad pública para este tema".

El dengue es una enfermedad viral que afecta especialmente a poblaciones vulnerables como niños y adultos mayores. El virus es transmitido por la picadura del mosquito Aedes aegypti. Algunos de los síntomas son dolor en cabeza y articulaciones, fiebre, moretones en la piel y dolor abdominal intenso.

Las recomendaciones que hace el Ministerio de Salud para la prevención de un posible brote son cambiar frecuentemente el agua de los bebederos de animales y floreros, usar repelentes, perforar llantas que puedan acumular líquido y recoger basuras y residuos sólidos en predios y lotes baldíos.