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¿Sonreír a pesar de la miseria?

Con un 60% de desempleo, los 188 mil habitantes esperan que esta vez sí se cumplan las promesas que en octubre del año pasado hizo el gobierno de Santos para brindarle desarrollo al puerto.

Claudia Morales /Especial para El Espectador
27 de abril de 2014 - 02:00 a. m.
Rafael Escobar tiene 78 años y hace más de 40 es el líder de la comunidad del barrio Panamá, uno de los más peligrosos de Tumaco.  / Nelson Sierra
Rafael Escobar tiene 78 años y hace más de 40 es el líder de la comunidad del barrio Panamá, uno de los más peligrosos de Tumaco. / Nelson Sierra
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

“Nosotros quisiéramos vivir pulcramente, como debe ser”, dice Rafael Escobar, líder comunitario del barrio Panamá, uno de los lugares más peligrosos de Tumaco, según las autoridades locales. Tiene 78 años, está entero, tiene una mirada limpia, unas manos fuertes, un lenguaje elegante y una sonrisa maravillosa. Esa no es cualquier frase si entendemos que la población que vive en las orillas de la isla lo que tiene bajo sus casas de palafito es basura y desechos orgánicos. El olor es repugnante en muchas esquinas. No hay acueducto ni alcantarillado, ni las más simples condiciones de salubridad, y tampoco hay trabajo. Con don Rafael estuvimos buena parte de la semana que trabajamos en Tumaco y es de sus manos que agarraremos varias de las historias sobre ese puerto de Nariño al que le han caído más plagas que las Siete de Egipto.

Hay 188 mil habitantes en Tumaco que tienen un porcentaje de necesidades básicas insatisfechas, según el censo de 2005 del DANE, de 49%, muy por encima de lo que presenta Colombia en general. El acueducto está en proceso de construcción, pero con problemas de financiación; la ciudad carece de un sistema de alcantarillado, y el suministro de energía depende de una sola fuente, y eso lo hace vulnerable a actos terroristas y a desastres naturales.

Con Rafael Escobar recorrimos varios barrios que reflejan la situación. “No tenemos desagües. El agua llega cada mes, cada 15 días, o cuando sea. Las casas deben tener su motobomba y las que no la tienen, les toca esperar a que llueva”, dice.

El Espectador: ¿Cuánto vale una motobomba?

Rafael Escobar: Entre $200 y $250 mil.

El Espectador: Eso parece mucho dinero para estas familias.

R.E.: Es que decirle a una familia de aquí que saque $250 mil, ¡equivale a $250 millones!

Pero en realidad Tumaco no clasifica en las noticias nacionales por ese tipo de problemas sociales. La prensa le da prioridad a la cruda situación de orden público del casco urbano y las zonas rurales. Por ejemplo, tres casos graves y puntuales: la carreta bomba que terroristas pusieron al lado de la Estación de Policía el 1° de febrero de 2012, que dejó 9 muertos y 74 heridos, y 18 ataques a las torres de energía entre agosto y octubre de 2013 que dejó sin el servicio por 18 días a la población. También, en 2013, hubo más de 40 ataques sólo al oleoducto Transandino, que va desde Orito, Putumayo, hasta el puerto de Tumaco.

De todo esto, las responsables han sido las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), que operan allí con la Columna Móvil Daniel Aldana y que tienen invadido el puerto con las Redes de Apoyo a los Terroristas (RAT), como las llaman las autoridades, que no sólo se encargan de ejecutar las acciones terroristas en el casco urbano, sino que además libraron una guerra a muerte con la banda criminal los Rastrojos por el poder territorial y el negocio del narcotráfico.

Al líder comunitario Rafael Escobar le pregunto si en su barrio Panamá él siente la presencia de los delincuentes, pero ese tema es tal vez el único con el que no es elocuente: “Yo no puedo dar testimonio real de eso, no puedo contradecir ni afirmar. Esas son labores de inteligencia sobre las que no me gusta opinar”.

El comandante operativo de Nariño, el coronel Alfredo Ruiz, sostiene que la Policía “lleva varios años dándoles unos golpes importantes a los delincuentes y eso se ha visto reflejado en las cifras. Entre enero y abril del año pasado hubo 47 homicidios, y este año se han presentado 19, un 60% menos”.

El Espectador: A pesar de esa disminución la gente en la calle nos dice que se siente muy insegura.

Cr. Alfredo Ruiz: La percepción de seguridad es muy mala. Estar al lado del policía no garantiza que alguien esté más seguro, porque ahora la modalidad es lanzarle granadas a la Fuerza Pública. Mientras haya terrorismo la percepción no puede mejorar.

El Espectador: ¿Las RAT son el mayor reto?

A.R.: Las Farc quieren tener personas en los barrios que les brinden apoyo sin hacer demasiado. Eso nos lleva a un reto y es lograr que la gente venza el temor y nos informe lo que sepa para que nosotros podamos ser más efectivos. Los casos grandes han sido posibles gracias a la información de la comunidad.

El Espectador: ¿Es cierto que los Rastrojos están desterrados del casco urbano?

A.R.: En este momento están controlados, pero esa es una amenaza que se mantiene latente por la presencia del narcotráfico.

El Espectador: El otro delito que cometen las Farc acá es el de la extorsión. ¿Qué cifras tiene?

A.R.: Las cifras oficiales son favorables, pero porque hay muy poca denuncia. Este año sólo hay tres casos denunciados, lo cual no demuestra la realidad. Hemos tomado medidas como poner puestos de seguridad a los comercios de las personas que denunciaron.

El Espectador: ¿Y qué pasa con el resto de delitos urbanos?

A.R.: El fleteo prácticamente no existe, el hurto a personas, residencias y comercio es mínimo, este año no se han robado ni un solo vehículo. Tumaco en la parte de seguridad ciudadana, si no fuera por el terrorismo, tendría una situación muy favorable.

Le decimos al coronel Ruiz que haremos un recorrido por los barrios, y nos contesta que es mejor ir acompañados de la Policía. Pero, ¿si a los policías les lanzan granadas a cada paso, no será mejor ir solos? La respuesta nos la dio un ataque con granada que dos delincuentes en moto lanzaron contra el CAI del barrio Panamá el 9 de abril, justo el día después de que habíamos estado recorriéndolo con don Rafael. Hubo cinco heridos y por fortuna ninguna víctima fatal.

Nos encontramos con él en el barrio Voladero, y le preguntamos si estaba en Panamá el día del atentado. Nos dijo que no. Don Rafael, ¿usted no se siente inseguro allá? “Mi niña, todas las madrugadas a las 3 estoy de rodillas pidiéndole a mi Dios que me cuide y me proteja. Por eso pasan tantas cosas a mi alrededor y a mí no me pasa nada”.

Francisco Lloreda, alto consejero para la Seguridad de la Presidencia de la República, fue a quien el presidente Juan Manuel Santos le entregó la responsabilidad de verificar el desarrollo de los planes que prometió en octubre del año pasado. Lloreda dice que se trata de “hacer una intervención integral para darle un vuelco a Tumaco en servicios públicos e infraestructura, pero ante todo hacer una reactivación del aparato productivo”. Eso a la par con el envío de 200 policías y el refuerzo de la Fuerza de Tarea Poseidón de la Infantería de Marina.

El funcionario admite que el presente de Tumaco es la consecuencia del abandono del Estado, de la sociedad y de los sectores privados productivos. Y menciona un tema que explica gran parte de la violencia: los cultivos ilícitos y el narcotráfico. “Hay que estar atentos a que el reciclaje de esos grupos, Farc y bacrim, sea el menor posible. Necesitamos que la gente que está vinculada a ese negocio entienda que hay posibilidades productivas distintas”.

Según la medición CIMCI 2012 de Naciones Unidas, hay 10.733 hectáreas de hoja de coca en Nariño y 5.065 en Tumaco, lo que lo convierte en el municipio con mayor número de hectáreas con cultivos ilícitos en el país.

El contraalmirante Paulo Guevara, comandante de la Fuerza de Tarea Poseidón de la Infantería de Marina, está al mando de 3.400 hombres que se encargan, entre muchas tareas, de combatir el narcotráfico y controlar las rutas que usan los delincuentes en toda la jurisdicción de Tumaco. “Donde hay droga, coca y minería ilegal está presente la guerrilla. Y en esta área de operaciones ese problema es bien acentuado”, afirma el alto oficial.

La Fuerza Poseidón fue la que logró la captura, el pasado 25 de febrero, de alias el Doctor, guerrillero que manejaba las finanzas y las extorsiones en la columna móvil Daniel Aldana.

El Espectador: ¿Qué tan activa es esa columna?

Alm. Paulo Guevara: Es bien importante para las Farc, porque provee la logística para los otros bloques, y como el narcotráfico y la extorsión son tan rentables en esta zona, también se vuelve importante en cuanto a las finanzas.

El Espectador: Almirante, ¿hay guerra en Tumaco?

P.G.: La guerra aquí sí se siente, sobre todo la guerra híbrida, esa que hace que la guerrilla esté metida dentro de la población, eso se vive día a día.

El Espectador: Lo oigo decir eso y pienso en el proceso de paz en La Habana.

P.G.: Es que el problema del narcotráfico no se va a acabar, porque es muy lucrativo. Aquí quedarán carteles de la droga con otros nombres.

La Fuerza de Tarea Poseidón maneja, además, la compañía de acción integral. “Ese es uno de los componentes más importantes que tenemos”, dice el almirante Guevara. “Construimos proyectos con dinero que recibimos de la Presidencia de la República y nosotros ponemos la mano de obra. El objetivo es acercarnos a la gente y ganarnos su confianza”.

Le preguntamos al almirante Guevara si el coronel Adrián Dávila es el oficial que está encargado de esa compañía de acción integral, y nos responde que sí. Y es que días atrás don Rafael Escobar nos había hablado de un oficial de la Infantería de Marina a quien había descrito como “un ángel que llegó del cielo”. Entonces buscamos al coronel.

La bondad se sale del uniforme del coronel Dávila. Él no pasa sus días en las oficinas del Comando, sino en los barrios más complejos de Tumaco.

“Yo busco al líder de cada barrio y le pido que me diga cuáles son las tres familias que viven en la situación más vulnerable”, explica Dávila. A partir de ahí consigo recursos de la empresa privada y de la Alcaldía, que también ayuda”. Con esta iniciativa los habitantes del barrio construyen las casas y eso les permite ganarse unos pesos. Y cada casa queda lista en 7 días.

Para sorpresa nuestra, don Rafael es el líder también de esos proyectos. En un cuadernito muy organizado tiene los planos de las casas y los costos de los materiales. Y es con esa información que el coronel Dávila hace las gestiones correspondientes.

El Espectador: Don Rafael, es bueno verlo activo con estos proyectos de las casas.

Rafael Escobar: Yo soy un bendecido y un privilegiado, porque el principal problema de Tumaco es la falta de empleo. Las mujeres se dedican a pelar el camarón y los hombres a la pesca. Pero ahora nos va muy mal con eso”.

El desempleo se ve en todas las calles de Tumaco. Hay decenas de hombres y mujeres de todas las edades, a todas las horas del día y de la noche sentados en los pisos de sus casas de palafito viendo televisión, jugando dominó, tomando licor o simplemente deambulando por ahí.

El alcalde Víctor Gallo habla del tema. “El principal empleador es la Alcaldía. Y hay unos cupos de empleo temporal con los que nos ayuda el Gobierno y nos alivian un poco. Pero tenemos un nivel de desempleo del 40% y sumado al subempleo debe llegar a más del 60%.

Hablamos con Gallo de los proyectos productivos que prometió el presidente Santos el año pasado y el balance que dio fue alentador. Nos dice que los tumaqueños empiezan poco a poco a recuperarse de las plagas que dañaron las piscinas de camarones, el cacao y la palma de aceite, del terremoto que arrasó con las plantaciones de arroz y de un anárquico manejo de la pesca artesanal, que es tal vez el sector más atrasado de todos.

Con nuevos créditos del Banco Agrario, y la intervención del ICA, van a recuperar 1.200 hectáreas de camarón, y eso les va a generar 500 puestos de trabajo. Van a implementar una escuela de formación con el Sena para los pescadores, y están mejorando la tecnología para producir un cacao que permita entrar a mercados más especializados. Hace tres años empezaron nuevos proyectos con cultivos de arroz y ya hay cerca de 500 hectáreas en la zona rural. En cuanto a la palma de aceite, renovaron 15 mil hectáreas de las 25 mil que se habían perdido. Y a los pequeños productores les aprobaron proyectos por más de 5.000 hectáreas.

El consejero Lloreda asegura que al final de este año Tumaco va a ser distinto gracias a las iniciativas productivas y que es así como poco a poco les quitarán fuerza a los grupos ilegales. Empezaremos entonces a hacer el corte de cuentas desde ya.

El Espectador: Don Rafael, en medio de los problemas hay pequeños avances que podrían ser significativos pronto, ¿qué cree?

R.E. Ojalá. Porque como dice un poeta, “cuando la sangre se enrabia en las venas, ya no hay quién las pueda, señores, calmar”. Y la gente aquí dijo basta ya.

Los desplazados

Aura Albán llegó a Tumaco hace siete años desplazada de Barbacoas. Tenía 11 hijos, le mataron a seis, tiene dos en la cárcel y vive con tres menores de edad que todavía van al colegio. Sobrevive pidiendo limosna y será una de las beneficiadas de las casas que hace la Infantería de Marina. Buena parte de los habitantes de los barrios de Tumaco llegan desplazados por la violencia. Otro señor, cuyo nombre nos reservamos, es el abuelo de dos de los hijos de alias el Doctor, y otro tumaqueño vive entre la espada y la pared porque tiene un hijo guerrillero preso y otro que es suboficial del Ejército.

Lo que el gobierno no cumplió

Se comprarán tres plantas de energía nuevas, de 2 MG cada una, para un total de seis, y quedarán instaladas en mayo de 2014. Para ese fin, el Ministerio de Hacienda ya transfirió $7.000 millones al Ministerio de Minas. Se puso en marcha el Plan de Empleo Temporal con el contrato de 1.593 beneficiarios de la primera fase y se amplió a 1.000 más. Crearon la línea de crédito especial de Bancóldex con un cupo de $4 mil millones. Bancóldex reportó que las colocaciones han alcanzado $767 millones. Pusieron en marcha el programa piloto de subsidio al gas líquido propano para los estratos 1 y 2, beneficiando a 4.700 familias (alrededor de 30.000 tumaqueños). 

Rentabilidad de la cocaína

 

Producir un kilogramo de base de coca cuesta en Colombia US$700, uno de clorhidrato de cocaína US$2.000 y una vez pasa a Panamá, sube otros US$500. En México cobran el kilo de cocaína a US$15.000, en Estados Unidos a US$30.000 y al final de la cadena queda costando US$120.000. En 2013, según el Observatorio de Drogas de Colombia, las autoridades decomisaron en todo el país 141.908 kilogramos de clorhidrato de cocaína, y a la fecha, se han incautado 2.300 kg y 597 kg de marihuana.

Por Claudia Morales /Especial para El Espectador

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