En diálogo con El Espectador, el funcionario judicial explica los detalles sobre su decisión que absolvió al propietario del vehículo.
¿Por qué dejar exento penalmente al señor Alfredo Esquea si él sabía de antemano de las condiciones y falencias que presentaba el bus?
Lo que determinó directamente la tragedia fue la manipulación en cuatro oportunidades del carburador por parte del conductor Jaime Gutiérrez, y dichas maniobras en ningún momento fueron indicadas por el señor Esquea. Por lo tanto, su responsabilidad, por lo menos en el campo penal, queda anulada por la acción de dos terceros al buscar el cambio en el proceso de combustión y con el agravante de realizarlo sin antes bajar a los niños del bus. El líder espiritual de la iglesia, Manuel Ibarra, de acuerdo con la indagatoria que le recibió la Fiscalía, al igual que al chofer, manifestó que el señor Esquea les explicó cuáles eran las condiciones del bus y ellos libremente accedieron a utilizarlo de esta.
¿En qué caso, entonces, habría sido el responsable?
Si la tragedia hubiese ocurrido por una falla mecánica cuya acción no se hubiese generado directamente de la manipulación del momento, una falla en la dirección o en los frenos, por ejemplo. La conducta del dueño no encaja dentro de las descripciones e imputación del ente acusador y también, por esta razón y amparado en el derecho, decidí dejar sin efecto alguno los preacuerdos a los cuales se había llegado con el imputado, especialmente en la tipificación de su
¿Ha considerado revisar su fallo?
Mi sentencia es inamovible. El señor, que se encuentra recluido en un centro carcelario, podrá moverse libremente por el territorio, pero deberá estar presto a cualquier requerimiento de la justicia. En este caso, la última palabra la tendrá el Tribunal Superior del Magdalena y las condiciones de tiempo de su fallo dependerán muy seguramente de la congestión del mismo.
¿Qué les dice a las familias de las víctimas que quedaron inconformes con su decisión?
Es entendible que la gente quiera buscar la justicia, pero estas pretensiones no pueden sobrepasar el orden del derecho. Comprendo el dolor que puede embargar a las familias, pero es claro que al menos en el campo penal, a mi parecer, no existen argumentos.
¿Ha recibido amenazas?
En estos momentos temo por mi vida y por la integridad de mi familia. La Policía me acompaña permanentemente.