Vacunados contra la desinformación

La “cheveridad” es una constante en la Fundación Gabo, un significado e importancia en el estilo y el espíritu,“pero eso sí, sacrificar nunca el rigor y la calidad de los contenidos”.

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El Espectador
30 de agosto de 2019 - 08:30 p. m.
Jaime Abello Banfi, director general y cofundador de la Fundación Gabo, habló sobre las claves del buen periodismo.    / Cortesía: Fundación Gabo
Jaime Abello Banfi, director general y cofundador de la Fundación Gabo, habló sobre las claves del buen periodismo. / Cortesía: Fundación Gabo
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Este mes de agosto que termina fue muy importante en Cartagena, no por su condición política de elecciones, candidatos y escándalos de murallas. Fue el mes del cambio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, ahora se llama Fundación Gabo.

Para Jaime Abello Banfi, director general y cofundador de la fundación, el cambio de nombre es importante en un momento de alineación “justamente entre la institución y sus principales áreas y proyectos alrededor de un nombre corto cargado de sentido porque recoge el legado de nuestro fundador y el objetivo de todo, eso es potenciar”, le dice a El Espectador este hombre de periodismo que ya piensa en el nuevo futuro y la celebración de los 25 años.

El primer evento con su nuevo nombre, en su primer mes, fue su primer taller con 20 periodistas latinoamericanos seleccionados y El Espectador como oyente. Todo sucedió en esta Cartagena de Gabo, de la Fundación, de cóleras, rabia, influenza y quién sabe qué más virus que llegaron desde la conquista.

El taller “En busca de la vacuna contra la desinformación”, fue convocado por la Fundación Gabo y Sanofi Pasteur. Francisco Domenech fue el maestro invitado para que los comunicadores latinomericanos reaprendieran el oficio de informar sobre los temas de salud y ciencia. Tres días estuvimos debatiendo, aprendiendo con mexicanos, peruanos, dominicanos , un compañero venezolano, paraguayos entre otros países. Como alguien lo recordó este era uno de los sueños de Gabo, reunir grupos pequeños de periodistas, encerrase con un maestro según la disponibilidad de tiempo y aprender juntos desde el oficio. Seguramente en la noche habría tiempo de bailar.

La “cheveridad” es una constante en la Fundación Gabo, un significado e importancia en el estilo y el espíritu. “Es algo que tiene que ver con el ejemplo vital de Gabo pero también con nuestra identidad caribe. Significa que podemos ser muy serios y a la vez trabajar con camaradería, con cierta informalidad en el estilo pero eso sí, sacrificar nunca el rigor y la calidad de los contenidos. como acabas de ver en este taller que participaste”, reflexiona Abello.

Y ahora a estudiar, escribir y aprender en este primer taller con nuevo nombre. La actividad académica se inició con temas de información médica. Uno de ellos, los virus y cómo viajan. La doctora Sandra Besada Lombana, directora médica para Dengue de Sanofi Paster les dijo a los participantes cómo los viajes sin quererlo se convierten en uno de los elementos mas importantes de infección.

Comentó que de cada cien mil viajeros a los trópicos, cincuenta mil tendrían algún problema de salud. “Hay algunas enfermedades que son endémicas,propias de determinadas zonas y esas personas que viven allí son inmunes porque han estado en constante contacto” y recordó cómo cuando esa persona viaja a otros sitios donde no conocen esa enfermedad las posibilidades de transmitir el patógeno se incrementan.

Recordó como el colera que se creía había desparecido, volvió en 1992 a América Latina. ¡Entonces! cómo titular ? Como hacer ese periodismo responsable y que las personas sigan viajando?

Para este tema y otros de aparente difícil explicación, apareció el periodismo científico, de salud, con comunicadores que escriben de avances médicos, bacterias, experimentos, moléculas, nuevos descubrimientos, estadísticas entre otros. Se publica para un lector que quiere aprender o solucionar algo. Es en ese punto donde se puede infectar, si no se ha producido una buena y rigurosa comunicación.

Explicar enfermedades, desarrollos científicos es muy complejo por el mismo diálogo que manejan los expertos, entonces es aprender a ver lo extraordinario , que se entienda cómo funciona la ciencia y ese debe ser un proceso de doble vía, “el científico y el periodista, de lo contrario se puede desinformar y para eso no hay vacuna”, dice un aparte de los textos de la relatoría del Taller.

Se planteó el cubrimiento en los diferentes países en salud y ciencia. Los asistentes debatieron sobre conocer las creencias de las audiencias y ser “un puente entre la ciencia y la sociedad”, un espacio común para el público. Una reflexión compartida es que el periodismo científico “para llegar y cautivar a todos esos públicos, no debe asumirse como una autoridad. Debe, en cambio, realizar un trabajo de seducción, como si se tratara de un caballo de Troya”.

La curiosidad y el espíritu crítico son comunes a periodistas y científicos. Sin embargo, puede ser aún más complicado el periodismo que la ciencia, porque puede tener más condicionantes que llevan a error.

Para el periodista ecuatoriano José Alvarado de la cadena de televisión Ecuavisa, el taller extendió herramientas útiles para cubrir las fuentes con rigor. “Una experiencia muy reveladora para mí. Segundo, pude darme cuenta que en mi país debemos tomar con mucha más seriedad estos temas. Poquísimos medios en Ecuador mantienen secciones de ciencia y en el taller me pude dar cuenta de aquello” afirmó a El Espectador el periodista, quien ganó en la categoría de Televisión y Video, el Premio Roche de Periodismo en Salud 2019.

“Necesitamos estos espacios para comunicarle a la ciudadanía de forma sencilla todo lo que ocurre alrededor de los campos científicos”.

Preguntas

Hubo espacios para preguntas, realizar trabajos en grupo, ver titulares, fotos videos, opinar y como si se tratará del realismo mágico todos recordaron dos términos que ya el maestro Gabo, había usado, el colera y la rabia.

Dos novelas del Nobel que suceden en Cartagena y donde la enfermedad y el amor, sin importar lo científico se unen. “No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad” escribió en el Amor y otros demonios, pero también habia dicho en El Amor en los tiempos del colera: “Le bastó con un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre, para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos del cólera”.

Y es que para Jaime Abello y la Fundación la medicina, la enfermedad los virus, los remedios tienen una importancia fundamental en la obra de García Márquez. “De hecho la fundacion esta preparando un trabajo en ese sentido que vamos a conocer dentro de poco, por eso nos sentimos muy conectados con el tema del periodismo de salud y también en hacerle honor a Gabo a ese interés en esos temas relacionados con la salud.”

Por El Espectador

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