Este es uno de esos escándalos de corrupción que desbordan el ámbito regional para posicionarse de manera inusual en los medios nacionales. Desde el 31 de julio, La W y la revista Cambio vienen denunciando la presunta venta de premios mayores de la Lotería del Quindío a personas involucradas con el narcotráfico, con el objetivo de lavar dinero. Los protagonistas principales de esta historia de acusaciones mutuas y grabaciones clandestinas son el gobernador del Quindío, Julio César López, y el ex representante legal de Multijuegos, mayor distribuidor de lotería en ese departamento, Alejandro Giraldo Méndez.
La pieza principal del escándalo había sido, hasta ahora, el premio mayor jugado el 17 de marzo de 2005, que según una denuncia que llegó a la oficina del Zar Anticorrupción, se ganó un campesino de Buenavista, Quindío, y terminó en manos de Carlos Arturo Giraldo Giraldo, conocido en el norte del Valle como “El hombre del maletín”, gracias a las maniobras del gobernador, quien para la fecha era el gerente de la Lotería.
Alejandro Giraldo Méndez, quien reconoce que fue cómplice del mandatario en esos hechos, hoy denuncia que Julio César López vendió por lo menos 14 premios a presuntos narcotraficantes en diferentes partes del país y que además participó en la manipulación de sorteos en el año 2000 para cobrar 50 mil millones de pesos a las casas de apuestas permanentes.
¿Qué lo llevó a hacer las denuncias ?
Decido hablar cuando salen las grabaciones en La W y me doy cuenta de que hay pruebas contundentes . Pero lo que más me empuja es que el gobernador busca de muchas maneras que yo lo proteja.
El gobernador dice que es un montaje político....
No hay ningún montaje. Fueron el señor Anuar Oyola, dueño de Apuestas Ochoa, y el gobernador, a través de su abogado Jorge Flórez, quienes me hicieron un montaje. Ellos me ofrecieron mil millones de pesos por mi silencio y me estaban acusando de extorsión, pero yo probé que eran ellos los que me estaban ofreciendo el dinero. Yo no tengo ninguna relación con la clase política del Quindío. Las relaciones las maneja y manipula Apuestas Ochoa. Ellos patrocinan campañas a la gobernación para asegurar la licitación del chance.
El gobernador asegura que apenas lo conoce a usted...
Julio César López era un gran amigo y socio de mi hermano. Yo lo conocí desde que era niño, porque Multijuegos, la empresa de mi familia, ha sido una de las más grandes distribuidoras de lotería y el gobernador está vinculado a esa entidad hace varios años. Cuando él era secretario jurídico de la Lotería, él, mi hermano y otras personas participaron en lo que se conoció como la ‘Operación Fortuna’, un proceso judicial que se llevó en la Fiscalía de Itagüí y que en 2000 envió a la cárcel a más de una docena de funcionarios de la lotería, desde el celador hasta el subgerente. El gerente Helio Fabio Villanueva y el hoy gobernador salen limpios de este asunto. Yo le hice campaña al gobernador.
¿Cuál es la participación del gobernador?
Mi hermano Germán Giraldo y Alonso Escandón, otro distribuidor, manipulaban las ruedas fichet para conocer el ganador y jugar el número en el chance. El número 9623 cayó en Chinchiná y lo pagó personalmente el gerente de la época. Mi hermano le pidió al hoy gobernador que hiciera las apuestas en Armenia y él las haría en Medellín y Bogotá. Él no fue a la cárcel, mi hermano sí.
¿Por qué fue su hermano a la cárcel?
Él ayudó a contactar a Guillermo Torres, de Suerte S.A., una distribuidora de Pereira, quien se encargó de importar de Estados Unidos las ruedas fichet que se manipulaban a control remoto. Javier Gallego, el subgerente de la Lotería, estaba a cargo del temporizador, una especie de caja fuerte donde se guardaban las ruedas fichet y que manejaba con autorización del gerente Helio Fabio Villanueva. Pensaban cobrar 50 mil millones de pesos en todo el país, pero no alcanzaron porque las casas de chance se negaron a pagar. Ellos fueron condenados por tentativa de estafa.
¿Por qué el gobernador no fue procesado en ese momento?
Porque mi hermano no lo quiso delatar. Julio César lo visitó en la cárcel de Montenegro y allá le prometió que cuando fuera gerente de la lotería, los dos venderían los premios gordos para lavar dinero.
¿Y usted cómo supo eso?
Por mi hermano. Él y yo teníamos una estrecha relación y me contaba todo. Por eso cuando mi hermano murió (fue asesinado en Panamá cuando hacía una transacción bancaria) Julio César me buscó para que le ayudara con los amigos de mi hermano en la venta de ese premio mayor, el de 2005.
¿Vendieron varios mayores a la mafia?
Por lo menos 14. Todos los de 2003 y 2004 y el de 2005. Además, Julio César vendía los Sueldazos Cafeteros, otros premios grandes. Los premios gordos cayeron, en su mayoría, fuera del Quindío: Girardot, Bogotá, Cali, Popayán, Buga, Pereira. De Armenia sólo hay dos o tres. De todos los premios que cayeron en esos años, sólo uno no fue vendido a la mafia, porque fue comprado con tarjeta de crédito, a través del Club de Abonados.
¿Quiénes compraron los otros premios?
Personas en Cartago, Tuluá, Popayán y Montería.
¿Qué más sabe de esos negocios?
El gobernador contactaba a los ganadores, les decía que la Lotería no tenía plata para pagar de inmediato y les pedía que recibieran el dinero en efectivo. Les advertía que no compraran bienes inmediatamente para evitar extorsiones y evadir a la DIAN. Les hacía firmar documentos ficticios y vendía el premio. Mi hermano le ayudaba a conseguir los compradores y entregaba la plata. Ese dinero llegaba a la oficina de la corredora de seguros Gladys Cristina Zuluaga, en la oficina 610 del Banco Cafetero. ¿En cuáles ayudó su hermano?
En enero de 2004 el premio fue vendido en Pereira y lo cobraron en Popayán. Los contactos de mi hermano fueron Julián Bedoya, ex distribuidor de lotería, quien transportó el dinero de Popayán a Armenia, y Guillermo Torres, de Pereira. El sorteo 1919 de octubre de 2004 lo vendió Multijuegos en Armenia, a través del lotero Alfonso Arenas. Se lo ganó el abogado Álvaro Gaitán y lo cobró una persona en Tuluá. También ayudó vender los que cayeron en 2003 y 2004.
¿Su hermano tenía negocios con esos mafiosos?
Solo sé que los conocía, eran amigos de rumba. Entiendo que Germán nunca se los quiso presentar a Julio César porque si lo hacía, lo sacaba del negocio. Julio César le insistió que se los presentara.