Publicidad

Ya no doblan las campanas por el 20 de enero

Sincelejo dio la espalda al debate que propuso la administración de Bogotá en contra de los espectáculos con toros y celebró el tradicional evento que padece una invasión comercial. Ya son dos siglos de palcos engalanados.

Laura Ardila Arrieta / Enviada especial
21 de enero de 2012 - 09:00 p. m.

Pareciera que los 20 de enero amanece más temprano en Sincelejo. No es una exageración ni una forma fácil de querer describir la situación. El 20 de enero es el día de días en la capital sucreña y nadie en la ciudad, absolutamente nadie, se quiere perder ni uno de sus minutos. Las señoras de la casa procuran salir de la preparación del almuerzo más rápido. Muchas muchachas escogen desde por la mañana ropas bonitas para lucir en la tarde. Algunos viejos limpian sus sombreros vueltiaos aún de madrugada. Y como para ayudarle más a la vida, el sol y los vientos alisios, que azotan la Costa Caribe los primeros meses del año, se alían de tal manera que casi siempre está corriendo el fresco.

El Día del Dulce Nombre de Jesús las músicas en las calles se escuchan más fuertes, la gente como que se ríe más duro y procura comer más y mejor, y unos no pierden oportunidad de abrazar al que tienen al lado. No importa si el 20 no cae en domingo. Siempre parece en domingo, porque pocas empresas privadas deciden abrir sus puertas y en el sector público es ley que para la fecha no se labore.

Sincelejo vive la vida esperando eternamente el 20 de enero.

En el centro de toda la fiesta religiosa está, claro, la máxima expresión de la sincelejanidad y autenticidad sabanera: la corraleja del 20 de enero que, ese día, por supuesto, engalana sus 360 metros lineales de palcos en madera con lo mejor de la artesanía, la música, la gastronomía y el ganado de la región.

Se encuentra uno entonces a lo largo del palco a las bandas San Juan de Caimito, Juvenil de Chochó, Dinastía de La Y de Sahagún y San José de Toluviejo, las mejores de la zona sabanera que conforman los departamentos de Córdoba y Sucre, amenizando la tarde de toros. Todas tocando sin coincidir una y otra vez el famoso himno de Rubén Darío Salcedo, Fiesta en corraleja, mientras todo el mundo tararea “ya llegó el 20 de enero, la fiesta de Sincelejo, los palcos engalanados, la gente espera el ganado ¡esta sí es la fiesta buena!”, y a la vez mira si el pulso lo está ganando el toro o los hombres que intentan burlarlo en el ruedo.

Precisamente allí, en el ruedo, también lo mejor de lo mejor en ganadería que este año correspondió a los animales de los hijos de Juan Perna Mazzeo y Arturo Cumplido, los legendarios señores ganaderos, a quienes casi todos por estas tierras se refieren como “Don”, protagonistas de la época dorada de la corraleja de los años 40.

Deshonrando al ganado, también abajo, los mejores muleteros, capoteros, banderilleros, amarradores y garrocheros con una que otra camisa especial para la ocasión. Afuera del círculo de la corraleja, las mejores fritangueras. La venta de sombreros y ponchos. Lo mejor para celebrar el 20.

El asunto es que uno se asoma más allá, afuerita del redondel, y de pronto ve que en lo que a las corralejas se refiere ya no son los buenos tiempos del 20 de enero. Allí, pegados a las vallas, están los que no celebraron la fiesta de toros porque no pudieron pagar los $50 mil que costaba subir al palco de esta parranda de seis días, que cuesta alrededor de $1.000 millones y deja ganancias de unos $200 millones. Cifras de su junta organizadora.

Afuerita del redondel también, y adentro por supuesto, la publicidad del ron, del almacén de ropa, de la clínica veterinaria, del restaurante elegante, de la empresa pública, de la marca de agua, de la finca ganadera, del concierto de esta noche, que se confunde entre las banderillas de colores y evidencia que esta ya no es la fiesta del ñeque gratis en la que no había que sacar ni un billete para entrar a la corraleja.

Ya no están Perna ni Cumplido donando 40 toros por tarde, a cambio sólo del orgullo de ser reconocidos como los mejores, sino sus herederos (de sangre y de corazón) que, para 2012, alquilaron su mejor ganado a razón de algo más de un millón de pesos por unidad. Es decir, que la junta organizadora de la corraleja les tuvo que pagar unos $45 millones por jornada.

Arturo Cumplido apenas si sabía garrapatear su nombre en una hoja. Hoy en su silla se sienta, entre otros, Milad Barguil, ganadero cereteano de 37 años que estudió un máster en administración de negocios en la Universidad de Cambridge y trabajó como consultor de una empresa en Estados Unidos durante 36 meses.

“Son otros tiempos”, dice Barguil, “hoy hay que estudiar. Lo importante es que mantenemos la misma pasión por lo de la tierra”.

Pero también cambiaron los toros, que antes eran —dicen los expertos— de raza cebú y ahora embisten mejor porque son un cruce entre vacas criollas y sementales puros. De media casta, les llaman.

“Y hasta los garrocheros, que antes eran tan sencillos, ahora se la pasan calzados, tienen celular, reloj y hasta compran moto”, dice y se ríe el historiador sucreño Inis Amador.

Fue precisamente Amador quien este año, como uno de los miembros de la junta organizadora, propuso incluir por primera vez en la historia de las fiestas del 20 de enero una orquesta con amplificación dentro de las corralejas. Lo logró. Y así fue que el viernes pasado uno escuchaba a las grandes bandas de viento sabaneras, sí, pero a veces las sentía ahogadas por los parlantes que les competían.

La nostalgia de la corraleja dice también que ya no doblan las campanas de las iglesias de todo Sincelejo en la madrugada del mejor día del año, para anunciar que comenzó la celebración. Ni los ricos ganaderos les ofrecen recepciones con chicharrón y carne de res a los manteros pobres horas antes de la faena. Tampoco se hacen por la noche ruedas de fandango en los parques con fandangueras que cargan mazos de vela prendida en las manos.

Igual, sigue pareciendo que los 20 de enero amanece más temprano en Sincelejo. Pero ya no doblan las campanas del festejo.

Por Laura Ardila Arrieta / Enviada especial

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar