Ángel Miro Guisao fue asesinado el martes 16 de abril en su casa, ubicada en el barrio La Playita, en Chigorodó, Urabá antioqueño. La víctima era un hombre gay, y hasta ahora, no hay personas capturadas ni señaladas por el crimen.
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El caso fue denunciado por Caribe Afirmativo, organización que exige que la Fiscalía lo investigue bajo los lineamientos de la Directiva 006 de 2023. Esta norma indica que los crímenes motivados por prejuicio deben abordarse desde esa hipótesis desde el inicio.
“Nos queremos vivxs, libres y sin miedo. Esta violencia prejuiciosa sistemáticamente nos está imposibilitando una vida con dignidad. Con dolor y preocupación, damos cuenta de un nuevo homicidio contra un hombre gay. La diversidad nos está costando la vida”, dijo Caribe Afirmativo en un comunicado.
Con este homicidio, el Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo ha registrado 30 asesinatos de personas LGBTIQ+ en lo que va del año en Colombia. Según la organización, el 63 % de estos casos no se ha resuelto. Además, alertaron que la desarticulación de los grupos especializados de la Fiscalía en crímenes por prejuicio ha debilitado la capacidad del Estado para hacer justicia.
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“El panorama de violencia no solo nos deja de luto. También nos obliga a levantar la voz. Denunciamos y rechazamos con firmeza la violencia sistemática y la homofobia que persiste. Exigimos justicia, garantías reales para nuestras vidas y un alto definitivo a la impunidad”, agregó la organización.
El asesinato de Guisao ocurre en un contexto de violencia creciente contra la población diversa en Antioquia. En Medellín, durante 2024, se documentaron más de 800 casos de vulneraciones de derechos a personas LGBTIQ+. En 2025, ya se han registrado otros hechos graves como el asesinato de Sara Millerey, una mujer trans, torturada y lanzada a una quebrada en el municipio de Bello.
El más reciente fue el de Juan Gonzalo Henao Montoya, un hombre gay de 54 años, encontrado muerto con heridas de arma blanca en su apartamento del barrio La Aurora, en el corregimiento San Cristóbal, Medellín. Sus compañeros alertaron al no verlo llegar a su trabajo.