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Hasta la zona rural de Nariño, en el oriente de Antioquia llegó un presunto narco brasileño para esconderse y desde ahí coordinar sus actividades económicas. Se trata de Oliverio Cárdenas Duque, quien fue capturado en las instalaciones de un exclusivo glamping que administraba en el municipio de 8.000 habitantes y desde donde manejaría el comercio de drogas entre Colombia y Brasil.
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El hombre de 61 años era buscado en 191 países y contaba con una notificación roja de la Interpol y una orden de captura con fines de extradición.
“(Oliverio Cárdenas) se encuentra inmerso en una investigación judicial adelantada por la Policía Federal de Brasil por los delitos de tráfico de cocaína, utilizando las ciudades de Salvador Bahía y Sao Pablo como sus principales centros de acopio y consolidación de negocios para el envío de cargamentos de cocaína hacia Europa vía marítima”, indicó la Policía Nacional.
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Los investigadores añaden que el negocio de Óliver consistía en conseguir la cocaína desde Nariño y verificar su pureza y procedencia para después exportarla a Brasil, donde tenía personas de su confianza que se encargaban del envío de los cargamentos del estupefaciente hacia el Reino Unido y Europa.
Una vez los entes investigadores brasileños establecieron su modus operandi y consiguieron que el Juzgado 17 Judicial Seccional de Bahía, Brasil, ordenara su captura, se inició un trabajo mancomunado entre la Policía brasileña y colombiana para diseñar la “operación Neptuno”, gracias a la cual dieron con el paradero de Cárdenas.
Por último, las investigaciones también identificaron que uno de sus principales socios en Brasil se llama Brian Adrian Harvey, quien tiene abiertos dos procesos penales en el Ministerio Público (Fiscalía) y un tribunal federal de Brasil por los delitos de “tráfico ilícito y uso indebido de drogas”, “coacción ilegal” y “asociación para la producción y el tráfico y conductas conexas”, según información oficial de ese país.