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Concepción, Antioquia: sus 250 años y la visita de las primeras damas

A este municipio se le conoce popularmente como “La Concha”. Su territorio fue habitado por indígenas tahamíes y caribes. Sin embargo, este aniversario se celebró teniendo en cuenta la creación de la parroquia, el 6 de noviembre de 1770. Para conmemorar ese evento, el ministerio de Cultura entregó el Plan Especial de Manejo y Protección del centro histórico del pueblo. Al evento también asistieron la primera dama María Juliana Ruiz y una de sus antecesoras, Lina Moreno de Uribe, esposa del expresidente Álvaro Uribe.

David Carranza Muñoz - dcarranza@elespectador.com
09 de noviembre de 2020 - 02:16 p. m.
La primera dama María Juliana Ruiz, la ministra Carmen Inés Vásquez, y Lina Moreno de Uribe durante el recibimiento que un grupo de niños bailarines les hicieron en Concepción. / Fernando González - ministerio de Cultura.
La primera dama María Juliana Ruiz, la ministra Carmen Inés Vásquez, y Lina Moreno de Uribe durante el recibimiento que un grupo de niños bailarines les hicieron en Concepción. / Fernando González - ministerio de Cultura.
Foto: Fernando González - Ministerio de Cultura

María Josefina Salazar, de 73 años, se dio cuenta de que algo pasaba en su pueblo. Había militares, camionetas y los ruidos de los helicópteros asustaron a las vacas que pastoreaban en las montañas. Concepción, un municipio a 191 Km de Medellín, en la subregión del Oriente antioqueño, estaba próximo a cumplir 250 años. El día siguiente, el 5 de noviembre, María Juliana Ruiz, esposa del presidente Duque, y Carmen Inés Vásquez, ministra de Cultura, y sus respectivas comitivas, visitarían el pueblo.

— Vienen a traer la peste — dijo Salazar indignada y con el tapabocas en la quijada porque dice que no se lo aguanta. En ese municipio de 4.797 habitantes ha habido 27 casos de coronavirus confirmados, dos personas murieron y hay cuatro casos activos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud.

Salazar es una concepcionina que mantequió, como dicen en esas tierras a quien se ocupa de las labores de cuidado, durante más de 20 años en Medellín. Por la experiencia de criar hijos ajenos no quiso los propios. Asegura que sus antepasados estuvieron relacionados familiarmente con el hombre más distinguido de esas tierras: el general patriota José María Córdova.

El aeropuerto de Rionegro, que presta sus servicios a Medellín, fue nombrado en su honor. Córdova tuvo un papel determinante en la batalla de Ayacucho, la lucha final por la independencia en el continente, que daba forma por fin al sueño de Bolívar de una nación unida desde Colombia y Venezuela hasta el alto Perú, hoy Bolivia, nombrada así por el general Sucre en honor al libertador.

El final de José María Córdova, un militar al que se le reconocen sus dotes de guerrero y del que comúnmente destacaban su aspecto físico, fue, como era de suponerse, en un campo de batalla. Para 1929 todo tipo de intrigas se inventaron contra Bolívar, algunas que la historia ha podido negar, sobre que el libertador quería instalar una monarquía para gobernar las naciones recientemente liberadas de América, y otras que lo acusaban de tirano y de querer el poder ilimitado. Córdova se declaró en abierta oposición a Bolívar y decidió liderar la rebelión en Antioquia “aunque fuera muy doloroso contra vuestra excelencia”, escribió al libertador. Tras una batalla en la que enfrentó a un ejército comandado por el irlandés Daniel Florencio O’leary, uno de los amigos más cercanos y leales de Bolívar, quedó herido y fue llevado a Santuario. Allí, el irlandés le pidió a su compatriota Rupert Hand que lo matara. Córdova murió el 17 de octubre de 1829.

La casa donde nació el general es hoy la casa de la cultura de Concepción. En ese lugar fue donde el pasado jueves 5 de noviembre la ministra de Cultura y María Juliana Ruiz entregaron al alcalde del pueblo, Gustavo Alonso López, el Plan Especial de Manejo y Protección del centro histórico del municipio. Desde 1981 la gobernación de Antioquia había proclamado la plaza de Concepción “como las más bella del oriente antioqueño” y en 1999 el municipio fue declarado patrimonio cultural e histórico de la nación. El plan que se entregó precisamente establece lineamientos para reconocer, preservar y conservar el conjunto de infraestructuras que le merecieron esas distinciones.

En la mañana de ese día las camionetas de alta gama se tomaron las calles empedradas de Concepción. Tres de esos carros estacionaron frente a la plaza que exalta al general Córdova. Una de ellas tenía una calcomanía en la que se leía: yo apoyo a Uribe. No es un secreto que Antioquia es un fortín del expresidente: en las elecciones de 2018, el candidato del exmandatario, el hoy presidente Iván Duque, le sacó 50 puntos porcentuales a Gustavo Petro en ese departamento. En la calle empinada que llega a la casa de la cultura, junto a la ministra y la primera dama, también iba Lina Moreno de Uribe, esposa del expresidente Uribe. En su tapabocas estaba escrita una frase: “no tengo COVID, pero sí un genio ni el HPTA, así que mantenga su distancia”. Lo llevaba con gracia, por sus gestos en el resto de la cara parecía sonreír de vez en cuando. Tal vez fue una compra de pareja que los identifica a ambos.

En ese mismo evento, en el que esas mujeres eran las invitadas de honor, también se le entregó a Daniel Sepulveda, un cantante, músico y escritor que vive en Concepción, una resolución escrita en el idioma enredado de los abogados. Al final de la reunión, Sepulveda pasaba las hojas con sus dedos untados con manchas negras. Volvía para atrás y leía de nuevo. No fue sino hasta que una funcionaria del ministerio se acercó a explicarle los ires y venires de ese texto que se enteró de que había sido uno de los beneficiarios de la convocatoria “Somos lo que somos”, creada para apoyar a los agentes culturales del país durante la emergencia sanitaria, por lo cual la cartera de Cultura se compromete a hacerle un giro de 1′500.000 pesos.

Después explicó las razones por las que tenía esas manchas en sus dedos. Como el arte de la música y la poesía no le dan para vivir montó la peluquería Saradith. Esa mañana, a pesar de que lo habían invitado el día anterior al evento, una vecina del pueblo le pidió que le tiñera el pelo.

— No, no, no es que yo tengo un compromiso — le respondió Sepulveda.

— Ay, en un momentico me tintura — contestó la cliente.

“Yo con lo pelado que estoy, ome, ¿qué vamos a hacer?”, pensó Sepulveda.

— Bueno, venga yo la tinturo pues.

Como el músico no aparecía en el evento lo mandaron a buscar. Lo encontraron en su salón de belleza, en medio del tratamiento que le aplicaba a su clienta. “Don Daniel, quihubo, que lo están esperando”, le dijo el muchacho a quien encomendaron llevar al artista a la casa de la cultura. Sepulveda no supo qué hacer. “Y esta señora con ese pelo embadurnado”, pensó.

— Yo no la puedo dejar a ella así, hombre — le dijo el músico a quien lo había ido a buscar.

— No, don Daniel. Hágale tranquilo. Yo conozco acá dónde está todo. Yo me lavo el pelo. Váyase, váyase — interrumpió la mujer.

Con esas manchas de tintura y una guitarra prestada recibió un alivio luego de meses de preocupaciones. El confinamiento por la pandemia le impidió generar ingresos. “Le parte a uno el alma, uno con tanto que ofrecer y en estas situaciones tan deprimentes”, dijo Sepulveda. Durante ese tiempo vivió de las ayudas de sus vecinos y de los mercados que entregó la alcaldía.

Canción “Concepción me apasiona”, escrita y interpretada por Daniel Sepulveda.

Luego del evento, la ministra Vásquez y la primera dama, junto con sus comitivas y el equipo de seguridad, recorrieron el pueblo. Por petición de la primera dama se sentaron a tomar un café en uno de los locales que están alrededor de la plaza principal. Desde el otro anden, María Josefina Salazar, la misma mujer que el día anterior criticó la visita por considerar que alguna de las personas que iban a pasar por Concepción podían llevar el virus, miraba cómo sus paisanos se reunían alrededor de la esposa del presidente, la saludaban y le pedían fotos. No entendía el revuelo que causaba la visita a su pueblo tranquilo, de casas coloniales y puertas coloridas.

— Es una vieja como cualquier otra. Gente como uno. Qué berrinchada, por Dios, qué bobada. Al final, pa’l hueco del cementerio todos somos lo mismo.

Por David Carranza Muñoz - dcarranza@elespectador.com

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Álamo(88990)09 de noviembre de 2020 - 05:08 p. m.
Lindísima reseña de la celebración. Empezando por el rebautismo como "primera dama" de la señora del tapabocas "de un genio ni el H...". Ni qué decir de las alusiones, totalmente innecesarias, a votaciones, uribes, camionetas de gama alta, equipos de seguridad y un largo etcétera, por no decir revoltillo, que desdice por entero del modo de informar del periódico. ¡Qué cultura "pordebajiada"!
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