
En 1998 comenzó la causa de la beatificación de la hermana colombiana María Berenice Duque, fundadora de la comunidad de las Hermanitas de la Anunciación. / Archivo
Ser un modelo de vida e intercesor ante Dios son las dos primeras condiciones que exige el Vaticano para que una persona sea declarada beata. Sin embargo, esa vida ejemplar, a la luz del evangelio, debe ser corroborada por la Congregación para las Causas de los Santos, una institución que también debe certificar la veracidad de algo más complejo todavía: un milagro. Y aunque, según expertos vaticanos, este no es un requisito obligatorio, sí pesa mucho cuando se busca una beatificación.
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