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En la noche del 26 de julio de 2012, un grupo de delincuentes invadió la popular cancha de fútbol La Maracaná, ubicada en el barrio Castilla en el noroccidente de Medellín, mientras varios menores de edad entrenaban allí. Los hombres dispararon contra los jóvenes, causándoles la muerte a cinco de ellos y dejando a otros cinco heridos.
Los sentenciados son Jhon Mario Gómez Hurtado, alias Poceta; Luis Fernando Zapata López, alias Niño Dios; Brayan Estiven Torres Hoyos, alias Muelas o el Muelón; y David Alejandro Úsuga Naranjo, alias Úsuga, quienes tienen entre 22 y 24 años.
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El fallo en primera instancia les impuso una pena de 49.5 años de prisión. Sin embargo, la Fiscalía General de la Nación apeló la decisión “por considerar que el monto de la sanción no estaba acorde con los daños causados a las víctimas y a la seguridad pública”.
La Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín, al resolver el recurso de apelación presentado por el ente investigador, aumentó la condena a 60 años, la pena máxima consagrada en el Código Penal colombiano.
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Los procesados fueron juzgados por cinco delitos de homicidio agravado, cinco tentativas de homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego de defensa personal agravado. Aún queda pendiente “determinar si los investigados son responsables también de los punibles de concierto para delinquir y falso testimonio”, según lo informó la Fiscalía.
La investigación aseguró que el ataque armado habría sido causado debido a una pelea que sucedió en Castilla en la mañana de aquel día, protagonizada por miembros de los combos delincuenciales “Los Machacos” y “Los Bananeros”.