El Museo de la Memoria seguirá siendo de las víctimas: Rafael Tamayo

En esta entrevista Rafael Eduardo Tamayo, director del Museo de la Memoria, a cargo del Centro Nacional de Memoria Histórica, aclara las declaraciones que dio el presidente Iván Duque sobre la relación de este museo con el Bicentenario. Un museo de la memoria del conflicto armado desde las víctimas y para las víctimas, sin trincheras ideológicas, es su consigna.

Natalia Herrera Durán / @Natal1aH
18 de agosto de 2019 - 09:41 p. m.
Rafael Eduardo Tamayo es desde hace cuatro meses el director del Museo de la Memoria, del Centro Nacional de Memoria Histórica.  / Mauricio Alvarado.
Rafael Eduardo Tamayo es desde hace cuatro meses el director del Museo de la Memoria, del Centro Nacional de Memoria Histórica. / Mauricio Alvarado.

Rafael Eduardo Tamayo es desde hace cuatro meses el director del Museo de la Memoria, cuya creación, diseño y administración está a cargo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Una apuesta de reparación simbólica que está contemplada en la Ley de Víctimas de 2011 pero cuya construcción no ha visto la luz nueve años después de que esta fue expedida. Solo tienen una exposición que se inauguró hace un año y viaja de forma itinerante por diferentes ciudades del país.

Doctor en Historia, abogado y teólogo, Tamayo lleva liderando este proceso que si sale bien entraría a ser licitado en septiembre. El tema se tomó el debate público recientemente cuando una declaración del presidente Iván Duque, sobre la supuesta relación de este museo con el Bicentenario, alarmó a diversos sectores que entendieron con preocupación que esta relación podía significar un cambio en el mandato de este museo que según su artículo de creación está destinado “a lograr el fortalecimiento de la memoria colectiva acerca de los hechos desarrollados en la historia reciente de la violencia en Colombia”.

Hace unos días se suscitó una controversia alrededor de una declaración pública que hizo el presidente Iván Duque con relación a que el Museo de la Memoria, contemplado en el artículo 148 de la Ley 1448 de 2011. Duque dijo que el museo de la memoria era del Bicentenario y eso generó reacciones públicas como la del anterior director, Gonzalo Sánchez, diciendo que ese no era el propósito del museo. ¿Cuál es su posición sobre el tema?

Pues de alguna manera yo creo que la declaración es imprecisa, pero al mismo tiempo, por lo menos para la dirección del museo, es gratificante pensar que cuando el Gobierno piensa en grandes proyectos, como el proceso de celebración del Bicentenario o el proyecto del retorno de las clases de historia a los colegios y a las universidades, también piensa en el museo. 

Con el cambio de Gobierno y la misma transición del Centro Nacional de Memoria Histórica mucha gente se preguntaba qué continuidad van a tener los procesos como el museo y el hecho de que exista continuidad, es decir, que el museo sea un proyecto que esta ad portas de empezar construcción, que tenga presupuesto, que tenga predio, que tengo un equipo de trabajo demuestra que todo este asunto de reparación simbólica que el museo encarna no se acabó con el Gobierno anterior, sino que de verdad continúan. Entonces hablamos de políticas de Estado, más que de políticas de Gobierno. 

Hablemos de esa continuidad. Porque en un momento organizaciones de víctimas expresaron su temor alrededor de esa transición, porque veían una reticencia del Gobierno a reconocer el conflicto armado interno, por ejemplo. ¿Ha cambiado en algo el proyecto que venía del Gobierno anterior sobre la construcción del Museo de la Memoria?

No, no ha cambiado. El proyecto realmente lo que ha hecho es afianzarse, consolidarse, solucionar muchísimos problemas administrativos que venían en el camino que, digamos, son de la naturaleza de este tipo de proyectos, que son proyectos grandes. Y, adicionalmente, se ha nutrido todavía más con el trabajo que se sigue haciendo con las víctimas. El año pasado el museo tuvo exposiciones en Medellín y Bogotá, en la Fiesta del Libro y en la Feria del Libro. Este año vamos a estar en Villavicencio, en Cali y en Cúcuta.

¿Se refiere a la exposición itinerante del Museo de Memoria que inauguraron en la Filbo el año pasado?

Correcto. Voces para transformar a Colombia. Esa es la exposición. 

¿Y esa exposición va a tener los mismos ejes narrativos?

Sí es la misma temática, tiene los mismos ejes narrativos, tiene el mismo curador, el mismo equipo museológico Por asuntos de espacio, lastimosamente este año no podemos tener una muestra tan grande, porque con el mismo presupuesto que costó la exposición en Bogotá: 1700 millones de pesos, estamos tratando de cubrir tres ciudades. En ese sentido, visitar y actuar con las víctimas en las diferentes regiones y que la gente lo conozca, hemos tratado de hacer convenios con otras instituciones culturales como el Museo de la Tertulia, el Teatro La Vorágine o la Bienal de Arte de Cúcuta para tener más visibilidad y más impacto. 

Quizás hay algunas variaciones, pero los mensajes de la exposición, los lineamientos del Museo y de la exposición, son exactamente los mismos.

¿Qué son cuáles? 

El asunto de la reparación simbólica, es decir, hacer visibles las víctimas, ¿qué sucedió? ¿por qué sucedió? ¿a quién le sucedió? es un mensaje que la exposición definitivamente quiere presentar de manera directa. Hay un mensaje adicional y es presentar el conflicto desde la vivencia personal, ponerle cara al conflicto, porque hablar del conflicto desde el punto de vista ideológico a veces es muy sencillo, pero cuando ya le vemos al conflicto la cara de las personas y vemos lo que las personas tuvieron que sufrir empezamos a reflexionar de verdad sobre el conflicto, no desde trincheras ideológicas. Y eso es una misión fundamental del Museo y un mensaje adicional de este año y que será un mensaje del Museo durante toda su existencia es el asunto de la esperanza. Porque las exposiciones de conflicto son exposiciones duras, donde se ve el dolor, la muerte, la injusticia pero pensar que llega un momento de la historia del país donde la gente se pregunta por qué camino vamos y por qué ese camino es equivocado y qué tenemos que hacer para construir otro camino, pensar en paz, en resiliencia, en diálogo, es un mensaje fundamental del museo. Entonces ahí vamos a estar trabajando con artistas de cada una de las regiones que quieren dar el mensaje no solamente de lo que sucedió, sino también de lo que quieren que suceda en adelante. 

¿Que piensa de que haya organizaciones de víctimas que creen que los mensajes sobre paz e implementación del acuerdo de parte del Gobierno son ambiguos? 

Yo creo que los procesos de justicia transicional y el momento histórico en el que estamos es un momento muy denso para cualquier Gobierno, del color político que sea, y para la sociedad también. Y la verdad, por mi formación en historia, me siento profundamente emocionado de pertenecer al Museo de la Memoria porque creo que el museo es el símbolo de un momento histórico que tal vez en Colombia no volvamos a repetir. Y es la posibilidad de transformar unos procesos que llevan más de sesenta años y que ahora pueden ser diferentes. Yo creo que el Gobierno tiene un gran reto y que ha venido buscando vías. Ahora, no es un secreto que hay polarización en muchos aspectos y que a eso hay que lucharle. Y una de las misiones del museo, precisamente, es ser una plataforma de diálogo y cuando tengamos el edificio construido que sea un lugar donde la gente se pueda reunir con unos estándares de respeto y como unas normas claras de interacción, sin importar, si fue considerado con la etiqueta de víctima o victimario, pueda reflexionar sobre lo que de verdad le pasó a la gente. De nuevo, no desde el punto de vista ideológico, sino de la historia personal.

Hubo otro antecedente que generó una controversia similar cuando el presidente Duque agradeció en Cartagena a los padres de la patria de Estados Unidos por su aporte en los procesos de independencia cuando históricamente no tuvieron mucho que ver con ese proceso.. Hay un temor de que estos espacios, como el Museo de la Memoria o el mismo Centro Nacional de Memoria Histórica, sirvan de trincheras políticas para justificar políticas de un Gobierno en particular. ¿Cómo ve el tema? 

De hecho, hemos venido trabajando en el tema porque definitivamente un Museo de Memoria no ser una memoria estatal o una memoria de Gobierno. Tiene que ser la memoria de las personas que sufrieron el conflicto. En eso yo creo que el museo ha sido un proceso muy bueno en el sentido de trabajar con las víctimas. Entre 2014 y el 2018, por ejemplo, se hicieron más de cien talleres en diferentes zonas del país, zonas muy apartadas, con víctimas. También estamos en contacto con ellas todo el tiempo. Ese es un primer elemento para tratar de evitar que alguna versión particular del conflicto, la que sea, oficial o contra oficial, se apodere del discurrir del museo. 

Y otra manera que es muy importante y en la que estamos trabajando son los asuntos de cooperación internacional. Los museos como el Museo de Derechos Humanos de Chile o el de Perú o los complejos de museos de Argentina, son museos con los que trabajamos de manera cercana y ellos han cometido errores que nos dicen: no cometan. 

¿Cómo cuáles? 

Uno de esos precisamente es no se acerque sólo a una versión del conflicto, de verdad tenga diferentes versiones del conflicto. Escuché a todas las partes involucradas. No cometa el error de escuchar sólo versiones oficiales o solo a personas que hicieron el conflicto por fuera de las fuerzas militares o del uso legítimo de la fuerza. Escuché también víctimas de las fuerzas militares de acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario, porque hay una diferencia, evidentemente, de quién es victima y quien es combatiente y con esas versiones, pues sea una plataforma donde invite a la gente a reflexionar sobre esas historias de vida.

Pero supongo que eso parte de unos mínimos, como por ejemplo reconocer que hubo conflicto armado...o ¿tienen espacio, dentro de estas versiones, quienes han negado la existencia del conflicto armado? ¿o quienes han negado las violaciones de derechos humanos que han cometido integrantes de la fuerza pública?

Yo creo que deberían tener espacio todos. 

¿Incluso quienes dicen que no hubo conflicto armado? 

Sí, porque si uno va a un museo quiere que le cuenten lo que pasó y parte de la historia es que tal vez un grupo dice que no hay conflicto armado y eso lo debe ver el visitante para reflexionar y considerar si esa es una posición correcta o incorrecta de acuerdo con la exposición. No se debería censurar ninguna posición. Si bien los museos tienen una función política fundamental y que es innegable el asunto de ser espacios culturales y educativos y de contar la historia o parte de la historia que tiene a su cargo debe ser totalmente participativa y de respeto de derechos fundamentales como la libertad de opinión. La función del museo es contarle a la gente, si esa fuera una de las exposiciones, estas pueden ser las diferentes vertientes.

¿Y está incluida en este momento?

No, porque Voces para transformar a Colombia no tiene ese contenido político. Sin embargo, por ejemplo, tenemos un partido político en la exposición de Voces, que es la Unión Patriótica, pero no porque sea un partido político, sino porque son víctimas del conflicto. Porque, de nuevo, es la misión del museo son las víctimas. Entonces ellos estadísticamente demostraron, con unos estudios con base en el Observatorio del CNMH, que en el conflicto han puesto como partido político una cantidad de víctimas enorme, muchísimo más que otros partidos políticos. Yo puedo no estar en nada de acuerdo con la visión política de la Unión Patriótica, pero mi responsabilidad es contarle a la gente que la Unión Patriótica era un partido político y que la cantidad de víctimas que tuvo fue altísima. 

¿Usted cree que hubo conflicto armado?

Sí, por mi formación. Tengo estudios de Derecho Internacional Humanitario y un doctorado en Historia.

¿Cómo llegó a este cargo?

Conocí al director del Centro Nacional de Memoria Histórica en la Universidad Nacional en Medellín y cuando supe del cargo presenté mi hoja de vida y fue aceptada.

¿Cuándo vamos a ver el Museo de Memoria, que ha sido esperado por años? 

Total. Esa fue mi primera pregunta cuando me ofrecieron liderar este proceso, que yo creo es un proceso muy bonito y simbólico en el momento histórico en el que estamos. El cuándo es muy pronto. Este año empezamos la construcción y en el 2021, si todo sale bien con los procesos constructivos, se debe dar la inauguración del museo. La licitación de la construcción se hará a través de la agencia inmobiliaria Virgilio Barco. Los diseños arquitectónicos están listos. Hay viabilidad de servicios públicos y ya está el predio. 

Buscamos que el museo se convierta en una referencia y que los documentos que reposan en el archivo nacional sobre conflicto puedan estar ahí como una biblioteca de búsqueda y consulta de archivos del conflicto.

¿Incluidos los del DAS?

No, esos no. Solo los de consulta libre relacionados con el conflicto armado. 

Por Natalia Herrera Durán / @Natal1aH

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