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Víctimas de la masacre de Bojayá recibirán 72 cuerpos identificados de sus familiares

Entre el 11 y el 18 de noviembre se harán las ceremonias de entierro en Bellavista (Chocó). Recibirán 101 cofres en total, ya que algunos de ellos todavía no han podido ser identificados. Después de 17 años, sus seres queridos serán despedidos de manera digna.

Colombia en Transición
30 de octubre de 2019 - 06:44 p. m.
Las ceremonias comenzarán en Vigía del Fuerte. Habrá rezos, alabaos y chigualos, los cantos ancestrales de los pueblos del Pacífico para darles el descanso eterno a sus muertos. / Gustavo Torrijos - El Espectador.
Las ceremonias comenzarán en Vigía del Fuerte. Habrá rezos, alabaos y chigualos, los cantos ancestrales de los pueblos del Pacífico para darles el descanso eterno a sus muertos. / Gustavo Torrijos - El Espectador.

Los derechos a la verdad y a despedir a sus muertos, de acuerdo con los rituales tradicionales afro, se materializarán después de 17 años de ocurrida una de las masacres más emblemáticas del conflicto armado en Colombia. Los sobrevivientes que perdieron a sus seres queridos en Bojayá (Chocó), el 2 de mayo 2002, cuando las Farc tiraron un cilindro bomba a la iglesia, en medio de un enfrentamiento armado con los paramilitares, recibirán sus cuerpos, 72 de ellos ya identificados, para por fin darles la despedida anhelada por su familia.

Este miércoles 30 de octubre, el Comité de Víctimas de Bojayá junto a la Fiscalía, Medicina Legal, la Unidad de Víctimas y el Centro Nacional de Memoria Histórica, anunciaron la identificación y entrega de personas que desaparecieron después del hecho por las malas prácticas de inhumación en ese momento.

(Le puede interesar: ¿Alguien quiere acordarse de Bojayá?)

Quienes fallecieron ese 2 de mayo, en la iglesia de Bellavista, fueron enterrados en fosas comunes, trasladados después al cementerio, pero sin las precauciones para individualizarlos. Los cuerpos se mezclaron y ninguna entidad del Estado se encargó de exhumarlos e identificarlos.Cada año que pasó dificultó más el proceso de reconocimiento.

Solo hasta 2017, después de muchos años de insistencia por parte de la comunidad, sobre todo del Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, Medicina Legal exhumó los cuerpos y los trasladó a Medellín. Allí, según la directora de esta institución, Claudia García, se conformó un centro de trabajo de estudio forense para analizar 82 casos de personas desaparecidas. Dos años después, la directora anunció que 72 cuerpos fueron identificados exitosamente gracias a nuevas técnicas de análisis genético. Sin embargo, en ocho casos ha sido muy difícil la identificación.

Así sucedió con la fosa número 75, donde se estima que hay 38 cuerpos mezclados. La identificación ha sido compleja porque las estructuras óseas, después de más de una década enterradas, no contienen el suficiente material genético para hacer el análisis y la respectiva individualización.

Yuber Palacios, integrante del Comité y quien perdió a 28 de sus familiares en la masacre, aseguró que durante todos estos años nunca se les aseguró a las familias la participación en la búsqueda. Sin embargo, fue la persistencia de la gente lo que permitió la exhumación y que hoy anunciaran la entrega de algunos de sus familiares.

(Lea: El crudo relato del sepulturero de Bojayá)

También explicó que el próximo 11 de noviembre llegarán 101 cofres con los cuerpos, entre identificados, los que todavía no y algunos con ángeles en cerámica en su interior como símbolo de los niños que no pudieron nacer por la explosión del cilindro. “Este proceso nos avizora verdad y descanso”, señaló Palacios.

Los cofres llegarán a Vigía del Fuerte donde comenzarán las ceremonias tradicionales de los pueblos negros. Habrá rezos, alabaos y chigualos -cantos ancestrales de los pueblos del Pacífico- para acompañar el recorrido de sus muertos para un descanso en paz. El recorrido continuará hacia los lugares en Bellavista donde murieron. Otros de los cuerpos se trasladarán hacia el pueblo de Pogue, de donde eran originarias varias de las víctimas. También se navegarán los ríos de Bojayá y Pogue, se realizarán eucaristía y pondrán banderas blancas y mensajes en los caseríos para que no continúe la violencia en esa región.

Le pedirán al Estado que apoye a Bojayá con la interconexión eléctrica, la reactivación de la economía y la reubicación de la comunidad de Pogue, que vive con el riesgo de inundación porque está localizada en medio de los dos ríos.

El 18 de noviembre finalizarán las ceremonias con un recorrido al mausoleo y una velación durante nueve noches. Así concluyen con sus ritos para darle el descanso eterno a sus muertos y devolverles la tranquilidad a sus familias. 

Cerca de 2000 personas participarán en las ceremonias. Ramón Rodríguez, director de la Unidad de Víctimas, afirmó que la entidad dispondrá de aproximadamente $2.000 millones para transporte fluvial y alimentación de este número de personas.

“En estos dos años hemos aprendido la importancia de incluir a las familias en la búsqueda. El Estado le debía una respuesta a la comunidad de Bojayá”, aseguró Claudia García. A su vez, se comprometió a continuar con el proceso de identificación en los ocho casos que faltan.

Los habitantes y sobrevivientes de Bojayá sellarán su dolor despidiendo a sus muertos con el respeto y la dignidad que merecían. 

Por Colombia en Transición

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