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El Muro de Berlín fue el símbolo de la división de Alemania durante 28 años. Desde 1961, cuando se empezó a construir para separar a la Alemania comunista (oriental) de la capitalista (occidental), hasta 1989, murieron cientos de personas y más de 3.000 resultaron detenidas en el intento de cruzar la pared de 155 kilómetros de extensión. Así, durante casi tres décadas, Alemania se dividió en dos ideales políticos y en dos países, tras el fin de la segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría.
El próximo 9 de noviembre se cumplirán 29 años de la caída del Muro de Berlín y el fin de las dos Alemanias. Y, meses después, el 15 de enero, también se conmemorará un aniversario más de la toma a la Oficina del Servicio de Seguridad del Estado, un acto de la sociedad civil para que el Gobierno no continuara destruyendo los documentos en los que estaba la verdad de lo que había pasado.
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“Muchos querían que dejáramos callados los documentos porque lo que se conociera ahí iba a generar muertes. Por ejemplo, una de las grandes líderes de la oposición se dio cuenta de que su esposo era un espía”, contó Bernd Florath, asesor de documentación de la antigua República Democrática Alemana, panelista del conversatorio “Archivos y verdad: La importancia de documentar el conflicto armado”, organizado por el capítulo Justicia para la Paz de Colombia 2020, con el apoyo de la Embajada de Alemania en Colombia y en asocio con la Unión Europea.
Florath hizo parte de la revolución de los archivos en Alemania, contó en el encuentro. Por eso, confiesa, que gracias al acceso que han tenido miles de alemanes, hoy se puede conocer cuál era el papel de la Oficina del Servicio de Inteligencia del Estado y qué hicieron sus funcionarios contra muchos ciudadanos de este país. “Cuando se dejó claro que esos archivos se quedarían para la verdad, todos querían acceder a los documentos, a buscar la verdad individual de lo que escucharon los miembros secretos de esa oficina estatal”, sostuvo.
Se legisló a favor de que los archivos quedaran públicos, hubo muchas disputas jurídicas y la sociedad presionó para que no se ocultara la verdad. “Las dos Alemanias estaban interesadas en destruir esas actas, por eso ocupamos de forma ilegal el archivo en Berlín y simplemente con ese acto produjimos una presión pública para que en los diálogos entre las dos Alemanias se creara una nueva ley que permitiera el acceso libre de los ciudadanos al archivo. Esa fue la hora cero, ahí fue donde nació esta nueva institución estatal que tiene varios departamentos”, comentó Florath.
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Con todo esto, el asesor de documentación de la antigua República Democrática Alemana dijo que no ha sido fácil reconstruir la verdad de lo sucedido, máxime, cuando en ese país nunca existió una comisión de la verdad como la que se creó en Colombia, tras el acuerdo de paz con las Farc. “En ese momento, queríamos que se conociera la verdad de forma privada, en una mesa redonda en donde oficiales del servicio secreto y la oposición se reunían para hablar de qué fue lo que pasó. Estos oficiales del servicio secreto confesaron algunas cosas, pero ocultaban el resto, por eso eran importantes los archivos”, complementó Florath.
Hoy, las solicitudes de las actas del archivo de la guerra continúan en ascenso. Según Florath, los alemanes, después de 2012 empezaron a asistir masivamente a consultar qué pasó durante 28 años de Guerra Fría. Por ejemplo, luego de 15 años de la caída del Muro de Berlín los familiares de un austriaco, que fue asesinado cuando intentó cruzar el muro de occidente a oriente, conocieron las actas de Medicina Legal de 1980 y la verdad de cómo los soldados del Estado de occidente mataron a su ser querido.