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Documental Los Fantasmas del Caribe y la posibilidad de reconciliarnos

El filme cuenta la historia del conflicto armado colombiano, a través de la historia de una familia bogotana, la del director de la película, Felipe Monrroy. 

Beatriz Valdés Correa - @beatrijelena
15 de octubre de 2018 - 02:24 p. m.
Felipe Morroy empezará a rodar su tercera película, será sobre las ejecuciones extrajudiciales. / Cortesía BIFF.
Felipe Morroy empezará a rodar su tercera película, será sobre las ejecuciones extrajudiciales. / Cortesía BIFF.

La primera vez que Vicky vio la película de la hizo parte también fue la primera vez que pidió perdón. Le dijo a su hijo Felipe, frente a un auditorio expectante, que ella se arrepentía del dolor que le causó, que no se excusaba, pero que esperaba que estuviera en él poder perdonarla. Ese es, para Felipe Monrroy, director del documental Los Fantasmas del Caribe, el primer paso para pensar en sanar las heridas que dejó un pasado violento. Familiar o nacional, lo primero es que quien hizo daño acepte que lo hizo y pida perdón.

Monrroy es un cineasta colombiano hecho en Suiza, país al que llegó hace 12 años buscando ser director. En Colombia no hubiera podido, ¿cómo iba a estudiar cine si su familia, mamá, dos hermanas y él (porque el papá no estaba), se mantenían con un salario mínimo? Su respuesta es una sola palabra: imposible. Sin embargo, lo hizo. Se fue, fue ilegal, aprendió francés en seis meses, estudió cine y normalizó su situación. Vive allá, su proyecto de vida está allá, aunque sus proyectos artísticos estén acá, en la puerta del Caribe, en el país en guerra que le ha permitido contar ya dos historias. La primera fue la película Tacacho, la segunda, Los Fantasmas del Caribe, la estrenó en el Bogotá International Film Festival, donde Colombia2020 habló con él. A esta proyección asistieron tres mujeres de la organización Mafapo (Madres de Falsos Positivos), con quienes se prepara para rodar su tercer proyecto.

¿Qué buscabas al hacer esta película?

Cuestionar de dónde viene nuestro dolor, de dónde viene mi propio dolor. La película abre interrogantes, no da ninguna respuesta, ni culpa a nadie, ni a Uribe ni a Santos, a nadie. El proceso de paz no es una herramienta, es la finalidad de haber vivido en una generación tan violenta como fue la de finales de los 80 y de los 90, que iba finalmente a desembocar en esto que hace parte de nuestra historia y de nuestro cotidiano.

¿Por qué usar a la familia para contar el dolor de un país?

La familia me parecía la manera más legítima de poder contar esta historia desde el ámbito personal. ¿Qué quiere decir? Hay mucha gente gritando, periodistas, el presidente, las Farc, Timochenko, todo el mundo dando voces, pero cómo nosotros los colombianos del común, de a pie, vivimos esto y qué significa esto dentro de nosotros. Significa ruptura, división, hablamos de una polarización del país y eso pasa al interior de las familias. Eso es lo valioso de poder decirles a ellos, los grandes y poderosos, si ven esto, que cualquier decisión que tomen no afecta a nosotros, los pequeños, en el funcionamiento cotidiano, en nuestra intimidad, en nuestra familia.

Tú lo cuentas desde Bogotá, desde el miedo que sentías al pensar que tu mamá podía ser víctima de un carrobomba, pero el conflicto realmente sucedió en el territorio, ¿cómo hacer que esta historia no se quede en Bogotá?

Una película puede hablar de una cosa a la vez, por eso para acercarme al conflicto rural hice la película de Tacacho. Fue vista en más de 40 países, que ha ganado más de 20 premios, pero que lastimosamente nunca la mostraron aquí en Colombia. Tacacho habla de una comunidad de desplazados en el Putumayo que vienen de diferentes partes del país. Es muy difícil decirle a un campesino jornalero, que ha sido desplazado, que esta es la historia de mi familia, pero no hay una fórmula mágica para eso. Y es en este tipo de espacios, en los festivales a donde vienen tantos pelados cineastas que quieren contar esas historias, donde les podemos decir que hay que ir a contar esas historias. Creo que ese es el aporte que puede tener esta película.

¿Reconciliarte con tu pasado realmente era una motivación al hacer esta película?

En la película sí hay un punto de partida desde un dolor personal, claro, de querer identificar cuál es ese dolor, por qué en las noches no duermo, por qué de un momento a otro lloro y por qué hay un dolor tan profundo en eso. Con el paso del tiempo, porque este es un proyecto que viene hace 4 años tomando forma, creo que todo va cambiando. Al final fue darme cuenta de que la deuda no era con esa reconciliación, sino que era con dar algunas respuestas que yo no tenía para mi vida, o incluso interrogarme mucho más sobre algunas cosas, sobre todo situaciones de mi vida que no entendía por qué pasaban, pero que responden a cosas que yo había vivido en el pasado.

Yo sentí que más que encontrar un camino hacia la reconciliación, era entender por qué necesitabas que te pidieran perdón.

Encontré que mi dolor no podrá tener un proceso en el que comience a haber una sanación interior si la persona que me hizo daño no reconoce que me hizo daño. Con la imposibilidad de ese reconocimiento, yo siempre viviré con ese dolor.

Al final de la película, que es la primera vez que tu mamá la ve, ella te pidió perdón. ¿Para ti eso qué significa?

Creo que es completamente legítimo y que vamos a necesitar tiempo para caminar, para que las heridas sanen. Creo que este es un pequeño reflejo, un grano de arena de las millones de historias que viven las víctimas.

¿Cómo será la película que empezaron a rodar con las Madres de Soacha?

Será un proyecto que tendrá el mismo tinte de los dos primeros: unas historias que son contadas por sus protagonistas. No será un documental en el que estamos reportando la guerra en Colombia, sino a través de las vivencias de sus protagonistas, de las mamitas y de los soldados, que tendrán la voz para contarla. Esa es la particularidad de mi trabajo y seguirá siéndola. será un trabajo de largo aliento: más de 14 meses le estamos pensando en dedicar a este rodaje.

¿Desde cuándo se viene gestando este proyecto?

Este proyecto se viene gestando desde el 2008, en el momento en que yo supe de esa historia. Solamente que por cuestiones fortuitas de la vida, Tacacho tuvo una urgencia de contarlo en ese momento y luego comenzamos con Los Fantasmas del Caribe, pero ese proyecto siempre ha estado acá (en el corazón) y hace dos años está cogiendo forma real. Tenemos los personajes, los medios, el equipo y vamos a lograrlo, esperamos que para el 2021 la película salga en un festival en Europa y traerla acá.

Por Beatriz Valdés Correa - @beatrijelena

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