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La Comisión de la Verdad y los exiliados: un mandato sin precedentes

Los comisionados, Carlos Martín Beristain y Alejandro Valencia Villa, que dieron apertura a la primera formación con víctimas colombianas en el exterior, cuentan desde Barcelona la importancia, oportunidades y desafíos que implica el trabajo de esclarecimiento de la verdad en el exilio.

Fragmentados: relatos entre fronteras*
17 de marzo de 2019 - 05:00 p. m.
Carlos Martín Beristain y Alejandro Valencia Villa, Comisionados de la Verdad. / Miguel Velasco A.
Carlos Martín Beristain y Alejandro Valencia Villa, Comisionados de la Verdad. / Miguel Velasco A.

Cerca de 500.000 colombianos y colombianas viven fuera de las fronteras del país, como consecuencia de la guerra. La mayoría de ellos aún no han podido hablar de lo que les sucedió. El conflicto armado en Colombia produjo un exilio que destaca por su extensión en el tiempo y porque asumió la forma de diáspora, en tanto dispersó colombianos alrededor del mundo.

En este panorama, la Comisión de la Verdad, creada por el Acuerdo de Paz de La Habana, durante los próximos tres años intentará construir un narración amplia y compleja que incluya el desplazamiento transfronterizo dentro de ella. Un mandato sin precedentes en otras comisiones.

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En Barcelona, el pasado 28 de febrero, se dio inicio al trabajo de este organismo extrajudicial que debe conocer y abordar qué, a quiénes, cómo y por qué pasó lo que pasó en el conflicto armado. Los talleres estuvieron liderados por los comisionados Carlos Beristain y Alejandro Valencia y contaron con la colaboración del Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP), que a partir de 2019 ejerce la Secretaría Técnica de la Comisión en Europa.

Este proceso acompañará el camino de recuperación de los testimonios del exilio, un tema invisibilizado y desconocido por décadas en el país, y contarán con el apoyo de diferentes organizaciones internacionales y movimientos de víctimas. Tobias Wilbers, asesor de Cáritas Noruega, opina que “como sociedad internacional apoyarán las voces, la logística y los buenos proyectos de reintegración sin tomar las decisiones en el manejo de cómo se va a implementar la paz”.

En diálogo con Fragmentados, proyecto periodístico centrado en contar los relatos de líderes colombianos en el exilio, los comisionados nos cuentan los principales desafíos que implica su trabajo en el exterior. Hablan también de cómo y a qué apuntará la investigación en Europa.

Fragmentados.com (F): ¿Por qué consideran fundamental incluir los testimonios del exilio dentro del trabajo que adelantan?

Alejandro Valencia (A.V): El exilio de los colombianos en el exterior es el tema más invisibilizado, más oculto, que ha ocurrido dentro del conflicto armado. Nosotros queremos tener un criterio de priorización, intentar documentar  los hechos no tan notorios y no tan públicos. Queremos apostar a esclarecer el tema del exilio.

Carlos Beristain (C.B): Hay historias de Colombia que están fuera de Colombia. Una parte de la población salió por motivo del conflicto armado y hay historias que habitan en la mente y en el corazón de la gente que tuvo que salir.

La falta de protección que llevó a la gente al exilio, ha conllevado una nueva experiencia victimizante causada por experiencias traumáticas: el peligro, la separación, los impactos de la acogida y de las pérdidas acumuladas,  las dificultades de integración, los problemas económicos, la nostalgia y el sentimiento de pérdida de un proyecto de vida.

Hay impactos del exilio que permanecen todavía invisibles en Colombia y que es una parte de la población colombiana que ha sido víctima, hay que integrar esa parte de la historia en el esclarecimiento de la verdad.

Por último, visibilizar la experiencia de la gente puede ser una herramienta para defender sus derechos. Lo que nos es visible, no va tener una respuesta en términos de marcos legales, acciones, respuestas institucionales. Será importante en el futuro que se tengan en cuenta.

F:¿Cómo se deben integrar estos testimonios que hasta el momento no han sido escuchados, ni reconocidos por Estado colombiano y por la sociedad en general?

A.V: Queremos hacer una toma importante de testimonios de colombianos en el exterior: en Europa, Norteamérica, Centroamérica, el sur del continente americano y también en los países limítrofes. Con el propósito de tener una documentación de muchas voces, que permita construir un contexto lo más explicativo posible de lo que ha significado el exilio y lo que ha significado para tantos colombianos vivir en el exterior siendo víctimas del conflicto armado.

C.B: Hay una invisibilización frente al Estado pero también frente a la sociedad del exilio y de las víctimas que tuvieron que salir del país. La gente considera, a veces, que quienes se fueron “lo pasaron bien”: tuvieron más recursos y más posibilidades que la gente que se quedó en el país.

       Esa experiencia de dolor, de sufrimiento, de los derechos que fueron negados a las víctimas que tuvieron que salir, el conocimiento y reconocimiento por parte de la sociedad es un elemento clave para restaurar un sentido de convivencia y dar un status de reconocimiento y de ciudadanía a quienes han salido. Ver las consecuencias que ha tenido  en la vida de la gente y que muchas veces las ha tenido que guardar en su corazón

F: ¿Cómo debería ser afrontado y reconocidas las causas y consecuencia de esas violencias que traspasaron las fronteras de país?

A.V: Por una parte nos corresponde documentar cuáles fueron los hechos victimizantes que generaron el exilio de esos colombianos. Por el otro, documentar qué ha significado para una persona salir del país, llegar a un sitio desconocido, cómo se incorpora ante una nueva cultura, incluso si ha retornado al país qué implica el retorno.

C.B: Hay mucha gente en el exilio con la que estamos trabajando que nunca habló con sus hijos, de qué es lo que pasó realmente, nunca le contaron su historia. Son historias difíciles de contar, son dolores muy guardados  que la gente ha tratado de dejar atrás para integrarse.

Tenemos una oportunidad de hacer que las víctimas puedan hablar en sus casas, con sus familias, reconstruir los impactos que todo eso ha tenido en ellos, en ellas mismas y también en la segunda generación e incluso la tercera.

F: ¿Qué se está desarrollando en esta primera formación para el proceso de esclarecimiento de la verdad del exilio?

A.V: Aquí estamos reunidos cerca de 40 personas. La mayoría colombianos, pero también otros extranjeros que nos van a ayudar a tomar testimonios. Estamos formando el personal que en Europa va a hacer esta tarea. Hay personas de 11 países y la idea es que conozcan con mayor profundidad qué es la Comisión, cómo va a trabajar, cuáles son los instrumentos que va a utilizar en estas tareas de esclarecimiento.

C.B: Bueno hemos hecho muchos talleres en diferentes países con los exiliados, con los refugiados, con demandantes de asilo, con víctimas en el exterior. Sobre las diferentes situaciones y épocas, para explicar la Comisión, para escuchar cuáles son las preguntas que se tienen sobre la Comisión, el trabajo que se está empezando a hacer en Colombia y lo que estamos tratando de hacer ahora. En esta segunda parte hemos seleccionado un grupo de personas que en cada país tienen el compromiso, el interés y creemos que también la confianza, para poder iniciar este trabajo de escuchar y recolectar testimonios. 

F: ¿Qué desafíos plantea la investigación sobre el exilio, que además está repartido en diferentes latitudes del mundo?

A.V: Que la gente se anime a hablar, a contar sus historias. Muchos colombianos aquí no se sienten lo suficientemente reconocidos, tienen temor o consideran que su historia no es muy relevante. Tenemos que hacer un buen trabajo pedagógico para que la gente se anime y nos regalen sus relatos de porqué salieron de Colombia y que ha significado el exilio. Que se recojan un número importante de testimonios en diferentes partes del mundo y así una paleta muy diversa de las múltiples voces de colombianos que hay fuera del país.

C.B: Es la primera vez que una Comisión trata de hacer un trabajo tan complejo. Yo trabajé en la Comisión de la verdad de Paraguay e hicimos una audiencia en Buenos Aires o en Misiones porque el exilio paraguayo estaba muy concentrado allá. En general las Comisiones han trabajado poco sobre el exilio, se ha tenido que concentrar mucho más en las condiciones y las violaciones de derechos humanos o del DIH ocurridas en el país.

Es un enorme desafío rescatar estas memorias fragmentadas, estos trocitos de la historia y de la gente que a veces perdió el contacto con el país o con las organizaciones o con esos procesos, incluso en el propio país mucha gente ha tenido la desconfianza de juntarse con otros colombianos ‘¿De qué lado estarán? ¿Por qué hecho habrán salido?’.

F: Ser parte de la Comisión de la verdad en un momento como el actual, en el que implementación del Acuerdo de Paz ha tenido algunos retrocesos, es un desafío grandísimo, ¿cómo lo afrontarán?

AV: No es fácil. Hay un contexto político que no es el más favorable, también el deterioro del orden público en muchas regiones del país. Se vuelve un reto en cuanto a condiciones de seguridad. Pero vamos a sacar esto adelante. Hay mucha gente comprometida con este proceso y esperamos dar unos buenos resultados en tres años.

C.B: En la Comisión no somos ingenuos sobre las condiciones que se están dando en el país, pero tenemos el convencimiento y el compromiso de hacer un trabajo efectivo aún en medio de condiciones difíciles, tenemos una oportunidad con este proceso de paz, un proceso que hay que ampliar, que hay que desarrollar para que sea esa paz completa. Tenemos esta oportunidad y vamos a tratar de hacerlo hasta donde se pueda, y generar en medio de esa incertidumbre un punto de confiabilidad que se necesita en Colombia para poder hacer este trabajo.

F: ¿Cuáles son sus motivaciones para dedicar sus esfuerzos al esclarecimiento de la verdad del conflicto que se encuentra más allá de las fronteras colombianas?

A.V: Yo tengo un hermano exiliado en este país desde hace 23 años. Salió por razones vinculadas al conflicto armado. Es un tema que siento, me importa y pues hay que contar lo que significa salir del país y vivir en el extranjero. No es fácil para ninguna, ninguno, yo creo que todo eso amerita una atención particular por parte de la Comisión.

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C.B: He conocido muchos defensores de derechos humanos que han tenido que salir del país. Yo trabajo en Colombia desde el año 94, fui a acompañar el proceso de brigadas de paz, los primeros talleres de acompañamiento psicosocial, el trabajo en la pastoral social con casos del sistema interamericano y he conocido parte del impacto de las violaciones de derechos humanos en Colombia, como antes los conocí en el Salvador y en Guatemala, países en los que trabajé. He visto mucha gente salir del país, he visto cómo mucha gente se ha quedado sola.

Hay una invisibilización de muchas de estas experiencias, de estas personas muy valiosas que hacían un trabajo muy importante en Colombia. Desde el principio tuve la preocupación de plantear en la Comisión que existe una Colombia fuera de Colombia y que eso debe formar parte del trabajo de la Comisión.

* Fragmentados es un proyecto periodístico multimedia centrado en contar los relatos de líderes defensores de los Derechos Humanos que han sido escudos directos de conflictos que no terminan. 

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