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Haciendo País

Medellín sí tiene memoria

Juliana Bustamante Reyes
22 de septiembre de 2018 - 08:52 p. m.

Mientras Medellín ha sido el escenario de algunos de los episodios más violentos de la historia reciente del país, también es la ciudad que se reinventa y se esfuerza por consolidarse como ejemplo de superación y empuje. Algunas voces señalan que Medellín quiere borrar su pasado a punta de tumbar construcciones históricas y hacer grandes proyectos que muestren prosperidad e innovación, sacrificando su memoria. Sin embargo, aunque es posible que desde el punto de vista del desarrollo urbanístico de la ciudad haya habido atropellos contra su patrimonio histórico y cultural, no es cierto que esté renunciando a su memoria.

El tema central de la 12ª Fiesta del Libro y la Cultura, que terminó el 16 de septiembre pasado, fue ‘las formas de la memoria’. La programación de este evento estuvo llena de conversatorios, talleres, conferencias y encuentros centrados en este tema, desde muchos ángulos: recordar poesía, devolverse a los recuerdos de la infancia, rescatar las tradiciones orales, la música y las costumbres de antes; y, además, contó con la muestra del Museo Nacional de Memoria Histórica, la misma que estuvo en la pasada Feria del Libro de Bogotá, acompañada de foros, charlas y actividades artísticas -como el performance “Préstele su Cuerpo a Un Líder Social”- que de manera contundente se manifestaron alrededor del tema de la memoria del conflicto en Colombia, con una respuesta muy generosa por parte de los asistentes, especialmente de la juventud paisa. Además, se organizó un periplo en bus para visitar algunos lugares emblemáticos de la memoria de Medellín, que terminaba con la visita a la Casa Museo de la Memoria. El ambiente combinaba un espíritu de celebración alrededor de la identidad, la cultura y los libros, junto con una reflexión y mirada sobre lo que ha llevado a la ciudad a estar donde está.

En un par de días, se pueden visitar varios sitios de memoria en Medellín que dan cuenta de la determinación de la ciudad por recordar y mirarse. En la Comuna 13, por ejemplo, dentro el universo de murales que hoy la decoran, está aquél que es testimonio de lo ocurrido en la Operación Orión en octubre de 2002. En el Parque San Antonio, la escultura de la paloma de Botero bombardeada en 1995 hace un llamado a no olvidar el impacto absurdo de la violencia. En el Parque del Periodista, está el monumento en memoria a la masacre de 8 niños y un joven en el barrio Villatina en 1992; es un sitio vivo, lleno de jóvenes que parecen apropiados del espacio, en resistencia a la violencia. Más arriba, cerca al camino del tranvía hacia oriente, se puede visitar el Museo Casa de la Memoria cuya muestra permanente presenta un panorama muy completo de la violencia del país y de la región antioqueña en particular. Fuentes periodísticas interactivas relatan eventos históricos, mientras que las visiones de los diversos grupos de víctimas son reconocidas desde su propia particularidad. Y el cierre de la muestra, en el salón oscuro de estrellas que recuerdan a tantas víctimas, es un espacio de introspección impactante.

El tema de memoria hoy en Medellín está aún más cerca de sus habitantes. El gobierno municipal hizo una encuesta y tiene abierto un concurso de propuestas sobre lo que los ciudadanos quieren que se haga con el Edificio Mónaco, símbolo fundamental del poderío de Pablo Escobar y de la violencia que la ciudad vivió por cuenta suya a fines del siglo pasado. Este ejercicio por sí mismo, es una manera de poner a la ciudad a pensarse colectivamente y puede servir de oportunidad para construir su propio relato.

Es imposible desconocer los esfuerzos que, desde varios escenarios y disciplinas públicos, privados, gubernamentales, no gubernamentales e independientes, se están haciendo en Medellín en materia de memoria. El intento por redescubrirse no debe confundirse con un intento por olvidar su pasado. Al contrario, no es difícil darse cuenta de que hay una decisión social de no permitir que su sufrimiento sea en vano o pase desapercibido: Medellín está recordando y honrando su memoria, mientras llama a que esa violencia no se repita ni siga siendo lo que la define.

 

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