“Entre 1993 y 2003, que fueron los años de más reducción en la tasa de homicidios de Bogotá, no hubo un incremento en el pie de fuerza, pero se trabajó desde la cultura y se hizo un trabajo más cercano con la Policía”, eso dijo Henry Murraín Knudson, director ejecutivo de Corpovisionarios, una ONG que lleva más de dos décadas desarrollando investigaciones y actuando en la cultura ciudadana.
Murraín, en el foro Modernización de la Policía, construcción de gobernabilidad y posconflicto de El Espectador y Colombia 2020, conversó sobre el papel del nuevo Código de Policía para lograr la convivencia en tiempos de posconflicto. Sobre estos temas que van de la mano, la convivencia y la seguridad, la reflexión es que el cambio cultural es fundamental.
El Código de Policía es una oportunidad para reflexionar, dijo, pero no es un instrumento de transformación por sí solo. “No podemos esperar que el código cambie las prácticas de relacionamiento”, dijo Murraín. Y agregó que lo realmente necesario para empezar a cambiar, ahora sí, la manera en que nos relacionamos es la investigación en este tema.
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Investigar más para comprender mejor y continuar en los procesos de formación, investigación y datos. “Debemos hacernos más y mejores preguntas”, dijo.
Murraín también hizo la salvedad de que nuestra sociedad no puede equipararse a otras en el tema de la justicia, pues en la medida en que se transgreda más al otro, la justicia será más complicada. Y agregó que “El 45% de las personas piensa que hay que darles una pela a los niños de vez en cuando”, entonces ¿cómo pedimos bajarle a la violencia y ver resultados?
El problema de transformación cultural necesita altas dosis de convivencia ciudadana. Se necesitan estrategias para hacer cambios, aunque no hay una fórmula, dijo, sí hay unas cosas que no funcionan: las vallas y los carteles.
Henry Murraín finalizó diciendo que también hay que mostrar que hay personas que hacen las cosas bien todos los días. “Si mostráramos solo lo malo, el país se nos habría caído en tres días”, dijo.