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A mediados de 2017, previo a la dejación de las armas de las Farc, en la entonces zona veredal de Mesetas (Meta) el excomandante guerrillero Aldinever Morantes lidiaba con una polémica de los combatientes rasos: todos querían comprar teléfonos celulares, pero algunos no tenían dinero, porque aún no trabajaban, o, quienes ganaban laborando en la construcción de la zona campamentaria, no les alcanzaba. Morantes propuso entonces que, “como buenos comunistas”, recolectaran plata para donarles a los que no tenían. Eran los primeros días de la salida de la insurgencia de la clandestinidad y el mundo de las nuevas tecnologías avasalló a los antiguos hombres de la guerra en poco tiempo.
Sergio Reyes Díaz, en su investigación de grado de la maestría en Periodismo y Comunicación Digital de la Universidad de La Sabana, midió qué tan grande puede ser la brecha digital de algunos excombatientes de la guerrilla y los paramilitares, con los centros urbanos y entre ellos mismos, de acuerdo con el rango que ocuparon en el otrora grupo armado.
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“Los procesos de reincorporación aún no cuentan con un componente específico de inclusión digital y esta situación puede afectar el ejercicio pleno de derechos de los excombatientes, por cuanto la mayoría de las ofertas laborales se publican en sitios web y porque el Gobierno tiene más de mil trámites en línea”, asegura Reyes en la investigación que se titula: “caracterización del fenómeno de brecha digital en las personas en proceso de reintegración”.
Este proceso se basó en la consulta directa a más de 30 excombatientes de la guerrilla y de los paramilitares en Bolívar, Meta y Cundinamarca. Además, el autor aplicó encuestas a 260 profesionales de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), con el fin de sacar una muestra y medir cuál es la brecha tecnológica de esta población.
Contrario a lo que se pensaría, dice la investigación de Reyes, el 75% de los excombatientes consultados posee teléfonos inteligentes y casi la mitad tiene conexión permanente a internet. No obstante, “casi ninguno de ellos sabe usarlos para fomentar sus emprendimientos, para buscar empleo o para hacer trámites con el Estado”, resalta el documento. “Esto es lo que se conoce como brecha digital de uso, la cual tiene lugar cuando los usuarios no tienen las habilidades para sacar provecho del acceso que tienen a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC)”, explicó Reyes.
En el marco de la investigación también se halló evidencia de que un porcentaje importante de excombatientes tuvo acceso a las TIC mientras permaneció en el grupo armado debido a las funciones que desempeñaban. Este hecho, sumado a las diferencias en el acceso, denota que los excombatientes no conforman un grupo homogéneo y por esa razón existe una brecha digital entre ellos mismos, destaca la investigación.
“Este es un descubrimiento importante, toda vez que así se pueden focalizar los esfuerzos para el diseño de estrategias de inclusión digital dirigidas a esta población. Además, no solo debería tenerse en cuenta el nivel educativo para medir la brecha, como se hace habitualmente, sino también el rango que ocuparon las personas en los grupos armados”, sostuvo el autor.
El mensaje: aprovechar lo que ya existe
El 75% de los excombatientes consultados dijo que había aprendido a usar las TIC gracias a que sus familiares y amigos les hicieron ver la importancia de acceder y sacarles provecho a dichas tecnologías. “Varios estudios a nivel mundial demuestran que crear motivación en los usuarios para manejar la tecnología es casi igual de importante que el acceso a los artefactos, y para crear esa motivación hay iniciativas gubernamentales que ya existen y que se pueden aprovechar”, aseguró Reyes en la investigación.
Y se refiere explícitamente a dos iniciativas del Ministerio de las TIC: Redvolución y Ciudadanía Digital. El primero, un programa cuyo propósito es inspirar a las personas afectadas por la brecha digital para que usen la tecnología; y, la segunda, una plataforma tecnológica por medio de la cual los ciudadanos pueden tomar cursos virtuales de alfabetización digital.
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“No creemos que haya que reinventarse la rueda. Hay programas de gobierno en materia de TIC muy exitosos que pueden complementar los procesos de reintegración sin necesidad de gastar nuevos recursos, y que se pueden adaptar fácilmente”, concluye la investigación.
Avanzar en esta materia sería un aporte importante para la construcción de paz y para la modernización de los procesos de reintegración que se realizan en Colombia. Esta es otra vía para reducir la posibilidad de reincidencia de los excombatientes de la guerra.